Como respuesta a la crisis social y laboral que atraviesa el país bajo el gobierno de Javier Milei, desde muy temprano, con el desarrollo de una ceremonia religiosa encabezada por el arzobispo porteño Jorge García Cuerva y el vicario general Gustavo Carrara, la Ciudad de Buenos Aires fue la postal de la resistencia que crece en la Argentina. Luego, la peregrinación inició su recorrido por la Avenida Rivadavia con rumbo a la Plaza de Mayo.
La jornada culminó en ese último punto con un acto central, donde se leyó un documento crítico hacia la actual gestión. Las organizaciones denunciaron la “emergencia alimentaria, social y laboral» que afecta a millones de argentinos. Pablo Moyano, cosecretario general de la CGT, señaló que esta movilización es parte de un plan de lucha que se intensificará si el gobierno no cambia su rumbo. En ese sentido, apuntó contra Manuel Adorni, vocero presidencial, y el ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, por presentar una imagen distorsionada del país.
La dirigente nacional de Libres del Sur, Silvia Saravia, aseguró que “planteamos que hay que echarlo a Milei: a esta altura ya no tenemos ninguna expectativa de que vaya a cambiar en su forma de pensamiento”. “Lo que está llevando adelante es muy cruel y no tiene reparación: la persona que no puede comprar el medicamento, la que no puede alimentarse o seguir un tratamiento médico, se muere y esto no se repara”, agregó.
Con respecto a la situación en los barrios, Saravia afirmó en declaraciones radiales mientras se desarrollaba la marcha que “primero hay una cuestión de supervivencia y se lo hace como se puede, con mucha angustia, con mucha tristeza y también con mucha violencia, porque estos discursos de odio que hacen los distintos referentes del Gobierno después tienen impacto en los vínculos, en los barrios, en las escuelas”.
Rodolfo Aguiar, titular de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), informó sobre el paro de 24 horas con un acatamiento superior al 90%, exigiendo al presidente Milei la devolución de puestos de trabajo y recursos que, según él, fueron sustraídos al pueblo para alcanzar un superávit fiscal.
Juan Grabois, dirigente de Patria Grande, hizo un llamado a conformar un espacio alternativo dentro de la oposición para enfrentar las políticas de ajuste del Gobierno. En esa línea abogó por una “resistencia no violenta” y rechazó el proyecto de bajar la edad de imputabilidad, cuestionando la efectividad de criminalizar a los jóvenes.
Por su parte, el secretario general de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), Esteban “Gringo” Castro, elogió la figura del Papa Francisco y su apoyo a los movimientos populares. Destacó también la participación de las Madres de Plaza de Mayo y la presencia del arzobispo García Cuerva en la bendición de herramientas al inicio de la convocatoria.
Reacciones en el Día de San Cayetano
El vocero presidencial, Manuel Adorni, criticó la marcha lamentando que una fecha religiosa como San Cayetano se utilice para una movilización encabezada por figuras políticas. De acuerdo a sus palabras, estas últimas son responsables de la crisis económica que el gobierno heredó. Por eso subrayó, en el marco de su habitual conferencia de prensa, que quienes fueron parte del problema no pueden ser parte de la solución.
La marcha se desarrolló en un clima de tensión debido a las advertencias del Ministerio de Seguridad y el amplio operativo policial en la Casa Rosada. Los Protocolos “antipiquetes” son la respuesta de Patricia Bullrich para enfrentar la resistencia por la situación social y económica, que se agravó considerablemente desde diciembre, con el empeoramiento de las ya deterioradas condiciones de vida del pueblo argentino.