Patriotas importados, nativos sin oreja

La llegada de Starlink a Argentina promete revolucionar la conectividad, pero trae consigo la sombra del imperialismo digital. En una era de vigilancia omnipresente, la dependencia tecnolรณgica amenaza la soberanรญa nacional. En este nuevo panรณptico, el control se amplifica a escala global, desdibujando los lรญmites entre seguridad y dominaciรณn.
importados
Argentina, en su afรกn de modernizarse, abre sus puertas a una dependencia tecnolรณgica que amenaza con socavar su soberanรญa. Crรฉdito: Nota al Pรฏe.

El inicio de la comercializaciรณn de los servicios satelitales de Starlink en Argentina promete revolucionar las comunicaciones y la conectividad. Segรบn sus proveedores, esta evoluciรณn tecnolรณgica facilitarรก una mayor eficiencia y productividad en algunos sectores. Sin embargo, esta mejora en la conectividad viene acompaรฑada por la creciente presencia de dispositivos en la vida social que se han convertido en vigilantes omnipresentes de las empresas de informaciรณn. Estos dispositivos inteligentes estรกn en constante comunicaciรณn, recolectando y transmitiendo datos de las personas, lo que alimenta un nuevo fenรณmeno de imperialismo digital.

En su obra Vigilar y castigar, escrita en 1975, el sociรณlogo Michel Foucault proponรญa el panรณptico como un rasgo distintivo que modela la organizaciรณn de la humanidad, compuesto por tres elementos fundamentales: vigilancia, control y correcciรณn. Este dispositivo de poder contaba con la visiรณn de un custodio del orden que observaba a los reclusos, mientras que รฉstos no podรญan hacer lo mismo y nunca sabรญan en quรฉ momento eran observados. Como una evoluciรณn del mismo hacia una vigilancia aรบn mรกs ubicua, surge el panspectrum, desarrollado por la profesora de la Universidad de Texas, Sandra Braman, desafiando las limitaciones temporales y espaciales. Hoy en dรญa, podemos ver cรณmo estas dinรกmicas del panรณptico se replican y amplifican a escala global a travรฉs de la digitalizaciรณn de las sociedades.

Los datos, desde el historial de bรบsqueda hasta los movimientos bancarios, alimentan la prรกctica de la dataveillance, que implica el monitoreo y anรกlisis de datos. Esta nueva forma de panรณptico trasciende las fronteras fรญsicas. El internet y las redes sociales han creado una nueva forma de vigilancia y control, donde los gobiernos y las entidades privadas pueden monitorear e influir en las actividades cotidianas de las personas.

Las naciones imperialistas comenzaron hace mucho a emplear tecnologรญas avanzadas y sistemas de inteligencia para controlar a las poblaciones y recursos de las regiones que dominan. Hay una lรญnea difusa entre la comunicaciรณn y la seguridad y la vigilancia en una nueva รฉpoca donde el espacio se volviรณ un escenario estratรฉgico de confrontaciones geopolรญticas. Elon Musk, dueรฑo de Starlink pero tambiรฉn de SpaceX, firmรณ un acuerdo de 1.800 millones de dรณlares con el gobierno estadounidense y prometiรณ transformar la capacidad de vigilancia del paรญs norteamericano. Con mรกs de 5.500 satรฉlites Starlink ya en รณrbita, el proyecto bajo el nombre Starshield contempla que un grupo de estos satรฉlites opere bajo el control exclusivo del Departamento de Defensa de EE. UU.

Las grandes empresas tecnolรณgicas tienen el poder de imponer sus tรฉrminos y condiciones, bloqueando o limitando servicios a aquellos que no se alinean con sus intereses o polรญticas. Esto podrรญa traducirse en el control de acceso a internet, la gestiรณn de contenidos y la vigilancia de las comunicaciones. Este riesgo se ve exacerbado por la falta de control nacional sobre estos datos, lo que puede facilitar el espionaje y la vigilancia masiva. Por ejemplo, durante el conflicto de Ucrania con Rusia, SpaceX restringiรณ el uso de sus terminales satelitales Starlink a las fuerzas ucranianas e impuso la revocaciรณn del acceso especรญficamente en la regiรณn de Crimea. Este episodio destaca las complejas implicaciones geopolรญticas que acompaรฑan la creciente influencia de las corporaciones tecnolรณgicas en los asuntos internacionales. La intervenciรณn de Musk revela la delgada lรญnea que estas empresas caminan entre el apoyo tecnolรณgico y la participaciรณn activa en conflictos globales. El control de la conectividad tambiรฉn puede ser un arma de poder y diplomacia, con decisiones empresariales que resuenan en los escenarios mรกs tensos del mundo.

La vigilancia no es meramente fรญsica, sino tambiรฉn econรณmica y cultural, buscando mantener un ojo omnipresente sobre las sociedades subyugadas. Esta estructura de poder garantiza la hegemonรญa de las potencias tecnolรณgicas sobre los territorios y pueblos conectados. La llegada de Starlink a Argentina es un ejemplo claro de cรณmo estas dinรกmicas se manifiestan en el siglo XXI. Al ofrecer servicios de internet satelital, no solo brindan conectividad, sino que tambiรฉn pueden influir en la infraestructura digital y la soberanรญa tecnolรณgica de los paรญses receptores. Mientras promete mejorar la conectividad en รกreas remotas, tambiรฉn introduce una nueva forma de dependencia tecnolรณgica de una corporaciรณn extranjera, que puede influir en el flujo de informaciรณn y en la privacidad de los datos.

En su libro La producciรณn de tecnologรญa autรณnoma o transnacional, el fรญsico y tecnรณlogo argentino Jorge Sรกbato explora las implicancias de lo que รฉl llama la โ€œimportaciรณn ciegaโ€ de tecnologรญa. Allรญ, argumenta que la tecnologรญa no es neutral, sino que transmite los valores y relaciones de producciรณn de la sociedad de origen. Esta importaciรณn sin criterios claros puede resultar en una concentraciรณn de poder econรณmico y polรญtico en los paรญses exportadores, asรญ como en una alienaciรณn social y cultural en los paรญses importadores, al reproducir los valores extranjeros.

En el รบltimo Hot Sale 2024, la antena de Starlink quedรณ como uno de los productos mรกs vendidos (medido por facturaciรณn) en Mercado Libre, un dispositivo que estaba en oferta con un costo de $399.999. Es interesante preguntarnos por el rumbo de la autonomรญa tecnolรณgica de Argentina. Atrรกs quedรณ el paรญs que buscaba construir soberanรญa y que rechazaba las polรญticas imperialistas que tanto daรฑo causaron. Hoy, el nuevo panรณptico toca la puerta de la mano de empresarios que disfrazan de buena voluntad su apetito por la destrucciรณn. Y pareciera que la sociedad le estรก abriendo esa puerta.

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