Con el paso del tiempo, el fútbol se ha tornado más parejo en Argentina, en donde ya no sorprende que un club denominado «chico» logre coronarse. No obstante, hubo una época en la que si el campeón resultaba ser una institución por fuera de los denominados equipos grandes, era toda una inédita revelación.
En ese sentido, recordaremos el caso de Chacarita Juniors, quién alcanzó esa marca hace poco más de cinco décadas al imponerse contra todo pronóstico ante las potencias nacionales. Un 6 de julio de 1969 se produjo la primera y única vuelta olímpica en Primera División del cuadro de San Martín al obtener el Torneo Metropolitano.
Aquella inesperada resolución sorprendió a todos en el fútbol argentino y representó la tercera vez que un equipo «inferior» superó a los más poderosos. Asimismo, la consagración fue ante River Plate por 4-1 en el estadio de Racing. Pese a esa época de gloria, la actualidad del Funebrero se aleja mucho de lo vivido hace 55 años.
Una temporada para el recuerdo
Los años previos al campeonato de 1969 fueron sufridos para Chacarita, ya que sondeó continuamente con el descenso. Regresó a la elite del fútbol argentino en diciembre de 1959 al vencer a Talleres de Remedio de Escalada y tras estar tres años en la segunda división.
Luego de mantener la categoría en 1967, llegó Argentino Geronazzo para tomar el mando del plantel. Dos temporadas más tardes fue reemplazado por Federico Pizarro, un histórico del club, quien conservó la base del equipo titular. Con solo tres incorporaciones, el inicio no fue el más alentador ya que tras debutar con un triunfo 2-1 sobre Platense, el club sufrió una lapidaria goleada.
En la segunda jornada Lanús lo venció por 1-7, donde uno de los tantos granates fue convertido por Ramón Cabrero, quien sería el entrenador del título de 2007. No obstante, las arengas de Pizarro sirvieron para la siguiente fecha, en donde repitió a la gran mayoría del equipo y ganaron 5-0 a Colón.
Desde ese momento, la institución encaminó una importante seguidilla de buenos resultados que le permitieron pelear la Zona A. En una distribución de 11 equipos por zona, Chacarita llegó a las 30 unidades junto con Boca Juniors, 4 por arriba de Vélez y 5 de Independiente.
Sin embargo, la diferencia de gol dejó al Xeneize puntero al acumular 34 goles a favor y solo 11 en contra. En tanto, Chacarita tuvo una estadística más ajustada con 33 anotados y 26 recibidos. Bajo un sistema cruzado y de eliminación directa, el primero de cada zona enfrentaba al segundo de la otra.
De esta manera, Boca dirimió su suerte ante River y Chacarita hizo lo propio contra Racing de Avellaneda. La Academia era el gran favorito tras quedarse con el mata-mata luego de acumular 14 triunfos, 7 igualdades y una única caída en el clásico como visitante de la fecha 20. Contra todo pronóstico, Chacarita se impuso en semifinales por la mínima en La Bombonera.
Y un día, se agrandó Chacarita
En la otra llave, el Superclásico finalizó 0-0 tras el tiempo suplementario y tres expulsiones; aunque, el Millonario pasó a la final por haber convertido más goles en la fase clasificatoria con 35.
El partido decisivo tuvo al Cilindro de Racing como escenario, donde el cuadro de Núñez copó la zona alta y el Funebrero la zona baja. Contra todo pronóstico, Chacarita obtuvo un histórico 4-1 con un doblete de Horacio Neumann, un tanto de Ángel Marcos y otro de Franco Frassoldatti.
Por su parte, River estuvo en partido hasta la expulsión de Eduardo Dreyer por parte del juez Roberto Barreiro cuando el cotejo estaba 1-1. El tanto de Juan Carlos Trebucq no fue suficiente para el Millonario que no tuvo ninguna reacción tras quedar en desventaja numérica.
La celebración fue toda rojinegra al instalarse en la lista de campeones del fútbol doméstico, siendo el octavo en la era profesional. Por su parte, River no pudo cortar una sequía de 12 años sin títulos, la cual recién finalizó en 1975.
Pese a la gloriosa campaña, Chacarita no disputó la Copa Libertadores porque en aquellos años los ganadores del Metropolitano no contaban con ese privilegio, sino los del Nacional. La misma situación sucedió con Estudiantes en 1967 y San Lorenzo en 1968, los dos ganadores del certamen argentino correspondientes al primer semestre.
Sin embargo, esta consagración funebrera fue la tercera de un equipo «chico» desde que se quebró la hegemonía de los equipos grandes en el profesionalismo en 1967 con la victoria del Pincha y la de Vélez en el Nacional de 1968.
Una realidad fuera de la elite
La actual temporada en el fútbol argentino mantiene a Chacarita dentro de la Primera Nacional, donde se ubica en la 5° colocación de la Zona A con 30 puntos. Sin ir más lejos, el año pasado perdió su chance de disputar el duelo definitorio por el ascenso directo al igualar en la última jornada como local y ceder el liderato en su zona.
Con la ilusión intacta de volver a la Primera División, el Funebrero se encuentra en las posiciones que disputarán el reducido por el segundo ascenso. Tras 21 jornadas disputadas, el cuadro de San Martín visitará el próximo domingo a San Miguel, quien se ubica 4° con 33 unidades.
La última estadía del Tricolor en la máxima categoría argentina fue en 2018, cuando volvió a Primera tras 8 largos años. Pero como sucede con muchos equipos que vienen desde abajo, Chacarita solo logró asentarse en la elite durante una sola campaña. Finalizó la temporada en el 28° puesto de la tabla general y en el último lugar de la tabla de los promedios.
Aquel recordado ascenso tuvo a Walter Coyette como entrenador y Rodrigo Salinas como el gran goleador de la campaña con 30 anotaciones. El equipo finalizó como escolta de Argentinos Juniors con un importante sprint final.
La primera mitad del torneo fue algo irregular pero logró despertar a tiempo para encaminarse en el segundo semestre. En total acumuló 77 puntos como producto de 22 victorias, 11 empates y 11 derrotas, con 57 goles a favor y 40 en contra.
El historial del conjunto funebrero entreteje un sinfín de ascensos y descensos que se extienden hasta la tercera división del fútbol argentino. Desde la original Primera C, hasta la extinta Nacional B y la todavía vigente Primera B Metropolitana, todas tuvieron alguna vez al cuadro tricolor.
En 1981 dijo presente en lo que hoy es la cuarta divisional del país; mientras que, en tiempos más modernos estuvo en las otras dos. Para finalizar, en 2012 llegó por última vez a la actual tercera categoría tras caer en la promoción ante Nueva Chicago.
Dos temporadas después, y tras un largo período de readaptación, volvió a la segunda división para que en 2017 alcance Primera luego de casi 10 años. Pese a su rica historia, la realidad del Funebrero es de añoranza, ubicándose como uno de los grandes equipos del ascenso argentino y uno de los campeones olvidados de la elite nacional.