El gobierno de Javier Milei envió al Congreso un informe de avance del Presupuesto 2025, cuyo proyecto de ley debe ser enviado para su tratamiento el 19 de septiembre. En el adelanto, realizan una descripción del contexto macroeconómico y establecen las prioridades para el año que viene.
Luego de la aprobación de la Ley Bases, que se demoró durante todo el primer semestre de gestión, comenzó un período de definiciones sobre los próximos pasos del plan del ministro de Economía Luis Caputo.
A pesar de que la Ley sienta las bases para un modelo de país con libre mercado, distintos actores le exigen al Gobierno medidas urgentes a corto plazo para garantizar la estabilidad. Por el momento, Caputo parece hacer oídos sordos a las exigencias y ratifica su programa económico, que tiene como prioridad el ajuste fiscal.
Las proyecciones hacia el próximo diciembre
El informe de avance no sólo fija los lineamientos para la política económica del año que viene, sino que proyecta los resultados de la gestión de este año. Según esas proyecciones, en diciembre de 2024 la inflación acumulada será de 139.7%, mientras que el dólar al tipo de cambio oficial se fijará en $1016.
Es decir que la cotización del dólar seguiría aumentando al ritmo del crawling peg: un 2% mensual. Este es un punto que pone a Caputo en medio de una controversia, debido a que el mercado financiero, el campo y el Fondo Monetario Internacional (FMI) presionan una devaluación para reducir la brecha con los dólares financieros.
El ajuste es la prioridad del Presupuesto 2025
A partir de la reproducción de políticas similares a las que llevaron a cabo este año, el Presupuesto de 2025 tiene como objetivos alcanzar el equilibrio fiscal, desacelerar la inflación, aumentar las reservas y regularizar las deudas del Banco Central.
Sin embargo, no hay un plan de gobierno para enfrentar los problemas causados por el agresivo ajuste de Milei: la caída del consumo, la actividad industrial y el empleo. De manera paradójica, el Poder Ejecutivo promete una mejora de la productividad, a la par que ratifica la eliminación de la inversión en obra pública.
Como si fuera por arte de magia, Milei espera que se genere la estabilidad macroeconómica necesaria para atraer la inversión privada, mientras confirma que el 2024 cerrará con una caída del 17,2% de la inversión.
También, prevé un descenso en la recaudación, a partir de la eliminación del Impuesto PAIS. Por supuesto, la merma en los ingresos fiscales se compensará con más ajuste sobre la obra pública, las transferencias a las provincias y con nuevos despidos masivos al personal del Estado.
Por otro lado, el Ejecutivo espera conseguir “mayor financiamiento en moneda doméstica y financiamiento de organismos internacionales y bilaterales de créditos” y también reforzar el equipamiento de los sectores de la seguridad y la defensa.