Emmanuel Macron anunció en conferencia de prensa que disolverá la Asamblea Nacional y convocó de forma adelantada a las elecciones para el Ejecutivo francés. La intempestiva decisión la formuló apenas se supo que el partido que lidera Marine Le Pen, Reagrupamiento Nacional (RN), lo duplicó en votos en el marco de las elecciones parlamentarias de la Unión Europea (UE). Nota al Pie analiza la definición de Macron en derredor del nuevo tablero político a nivel continental y la inminente agudización de las contradicciones para afrontar los desafíos geopolíticos.
Elecciones adelantadas en Francia
Luego de que Reagrupamiento Nacional (RN) obtenga el 32,4% de los votos y el oficialismo alrededor del 15%, Macron convocó a una primera vuelta para el 30 de junio y una segunda vuelta para el 7 de julio, en la antesala de la cita olímpica en París. “No puedo actuar como si nada hubiera pasado”, declaró el presidente tras los resultados parlamentarios de la Unión Europea, y haciendo un balance, agregó: “este no es un buen resultado para los partidos que defienden Europa”. En un discurso al país, fundamentó su decisión de disolver la Asamblea Nacional como un “acto de confianza” para “devolverles la elección de su futuro parlamentario mediante la votación”.
Jordan Bardella, cabeza de lista del RN al parlamento de la UE, calificó estos resultados como una “dolorosa derrota” para el Presidente de la República, a quien había convocado a disolver la Asamblea Nacional. “Estamos dispuestos a ejercer el poder”, expresó Marine Le Pen, mentora del joven Bardella, quien ya ha enfrentado en elecciones nacionales a Macron sin éxito pero se perfilaba con fuerza de cara a 2027. Además de celebrar la victoria parlamentaria y reconocer el desempeño de Bardella en campaña, Le Pen celebró el crecimiento de su fuerza política en todo el país.
Radiografía de la elección parlamentaria en la UE
A falta de que algunos países terminen su informe oficial, los resultados preliminares de las elecciones parlamentarias demuestran una nueva distribución legislativa. En primer lugar, el Partido Popular Europeo (EPP), que conduce la Comisión Europea con Úrsula von der Leyen a la cabeza, tuvo un ínfimo crecimiento con respecto a 2019, sumando 4 escaños. En segundo lugar, Socialistas y Demócratas (S&D) sí sufrió un duro revés al pasar de 154 euro legisladores a 123. La tercera fuerza, Europa Renovada (RE), alianza de liberales y demócratas, también retrocedió perdiendo más de 25 espacios al quedar con 82 diputados.
En tanto, el Partido Verde Europeo y La Izquierda han sido los esquemas que más densidad han perdido. Con un panorama general de fuerzas en retroceso, el Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) registró un notable avance alcanzando los 70 euro legisladores. Y si bien Identidad y Democracia (ID) se ubica en el bando de los perdedores, en Francia y Alemania, los dos países de mayor gravitación al interior de la UE, crecieron exponencialmente. En caso de unificar sus fuerzas, ECR e ID pasarían a ser la segunda fuerza en el Parlamento.
Más de 350 millones de europeos fueron llamados a votar en los 27 países que integran la Unión Europea, aunque la abstención ocupó un lugar relevante. Del total de 720 diputados, Alemania reúne 96, Francia 81, Italia 76, y España 61; una representatividad política que deriva del índice demográfico de cada nación. Aunque el EPP haya conservado el primer lugar, el crecimiento en los países centrales de ECR e ID generó un punto de quiebre. De hecho, la propia von der Leyen anunció que en España pactarán con el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) para construir “un bastión contra la extrema derecha”.
Voto joven, voto obrero
La contundente derrota de Macron acelera un proceso de deslegitimación que ya venía desarrollándose hace años. Si bien a fuerza de ensanchar sus alianzas electorales fue capaz de retener la presidencia del Ejecutivo, su gestión sufre fuertes cuestionamientos. En esa línea, la disolución de la Asamblea Nacional expresa una maniobra lógica pero arrebatada de seguir disputando el poder político. A pesar de que su principal adversario, RN, duplicó a su fuerza en votos, que acarició los 15 puntos, Macron sabe que el esquema que lidera Le Pen ha tenido dificultades para traducir su poder político en potencia electoral a nivel nacional.
La hija del histórico dirigente Jean-Marie Le Pen, fundador del Frente Nacional que el actual RN representa, ha capitalizado un voto joven y obrero. El 32,4% que obtuvo Bardella se engrosa en los sectores laborales y en la franja etaria entre 16 y 24 años, fenómeno similar al que experimentó Alternativa para Alemania (AfD), partido político con quien comparte sintonía. En el caso de RN, Marine Le Pen se ha posicionado a favor de la subvención estatal para el empleo joven y también para bajar la edad jubilatoria, uno de los puntos de mayor crítica hacia Macron.
A nivel europeo, Identidad y Democracia, la fuerza en la que se enrola RN, tiene una postura crítica sobre la confrontación contra Rusia. Por un lado, propone una relación armónica dada la asociación comercial entre ambas partes. Por otro lado, rechaza el unilateralismo de las sanciones que la Comisión Europea promovió desde el inicio de la Operación Militar Especial (SMO) en Ucrania. A su vez, RN se encuadra en el esquema de fuerzas políticas denominadas “euroescépticas” que plantean que los Estados-Nación han licuado sus intereses en una agenda liderada por Bruselas pero diseñada en Washington a la medida de corporaciones financieras.
Se reordena el escenario político
Aunque en términos estrictamente legislativos y ejecutivos la conducción de la UE no haya cambiado, las elecciones parlamentarias que se desarrollaron entre el 7 y el 9 de junio han reconfigurado el mapa político del Viejo Continente. En los diferentes países se ha castigado a los oficialismos dóciles con las políticas atlantistas que han profundizado la transferencia de recursos de los sectores de la producción y el trabajo en beneficio de las corporaciones financieras. Los “europeístas” que hegemonizaron la agenda de la UE en las últimas décadas encuentran resistencias consolidadas en sus propios países.
Sin lugar a dudas, el factor Ucrania funcionó como un parteaguas. Mientras Bruselas ha promovido el bloqueo a Moscú y legitima el financiamiento de sus aparatos de Defensa, los sectores laborales y empresarios son testigos del empobrecimiento social producto de políticas de austeridad que condujeron a la recesión de sus economías. Identificando esta agenda política con los intereses de Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), los euroescépticos han articulado sus fuerzas y protestan contra el globalismo europeo que sintetiza von der Leyen.
No obstante, el desafío será complejo para enfrentar a Bruselas. Si bien hay una causa común entre ECR, ID y otras fuerzas periféricas, hay tensiones en asuntos también primordiales. Por ejemplo, Fratelli d’Italia (FdI), conducido por la primera ministra Giorgia Meloni, se opone a la proximidad con el Kremlin que promueve Fidesz, del primer ministro húngaro Víktor Orban. Y aunque haya reconocido el triunfo de RN en Francia, mantiene una prudente distancia con Le Pen. Es en ese nivel de complejidad política, ideológica y cultural en la que se inscribe el automático alineamiento del gobierno libertario de Javier Milei con lo que él denomina, simplificando, “las nuevas derechas europeas”.