La inhumanidad no es abstracta, tiene nombre y apellido y un claro proyecto económico injusto y desigual. Mientras el presidente se encanuta 5 millones de kilos de alimentos, 7 de cada 10 pibes come una vez por día, mientras Milei recorre el mundo y hace el ridículo en los escenarios, miles de mujeres perseguidas políticamente cocinan en los comedores populares para quienes menos tienen.
En este contexto de crisis económica donde hay recesión, no hay contención para los sectores medios y populares, el salario está devaluado, hay crecimiento del desempleo, y crece el deterioro del poder adquisitivo, es a las mujeres y las personas lgtbiq+ a quienes nos empobrecen más rápida y severamente. Las mujeres y disidencias representamos la mayor parte de la población con menos ingresos. Estamos con una diferencia del 18% por debajo en la taza de empleo en relación a los varones y un 27% menos en la percepción salarial. A su vez somos quienes estamos principalmente a cargo exclusivo de las tareas domésticas y de cuidado. Y como si fuera poco, somos quienes encarnamos mayoritariamente las tareas de protección a los más indefensos.
Las compañeras en los barrios más humildes llevan adelante las ollas para los/las pibes, ancianos/as, los/as más vulnerados/as haciendo malabares en un contexto donde el gobierno nacional no entrega los alimentos que tiene guardados en depósito hace seis meses. Las mujeres hacemos redes de cuidado de contención a víctimas de abuso, de violencias, a pibes con consumo problemático y sin contención estatal. Nos ponemos al hombro tareas sociales y comunitarias, es decir las mujeres percibimos menos ingresos que los varones y tenemos hasta cinco jornadas laborales, con suerte solo una de ellas es remunerada. En nuestra historia, hemos logrado acceder a muchos derechos a partir de la lucha colectiva como la Ley de Educación sexual integral y la de Interrupción voluntaria del embarazo, las que fortalecen nuestra salud integral, autonomía, libertad y nuestra vida, todo lo que hoy este gobierno pone en discusión.
Estamos ante un gobierno que no solamente nos niega nuestros derechos sino que está lejos de reconocer nuestras tareas domésticas y de cuidado, quiere eliminar la moratoria previsional, quiere evitar que nos jubilemos, viene desmantelando servicios de prevención y erradicación de violencias de género, achicando la planta de Programas que tienen a su cargo la asistencia a víctimas, dispositivos de Niñez, y de ESI. No promueve la prevención, no fortalece las políticas públicas para evitar las violencias, el acoso, el bullying, el abuso sexual infantil, el Grooming, la trata de personas. Desjerarquiza las políticas públicas de genero y desmantela el Inadi.
Promueve el odio, el achicamiento del Estado y con eso agranda las brechas de género, las violencias y por supuesto su peor final, nos expone a mayores riesgos de vida.
Es responsable de un Estado que hoy nos expulsa de poder tener una vida digna y nos criminaliza a través del accionar persecutorio de las fuerzas de seguridad y el Poder judicial. Lo único que ha reforzado Milei en materia estatal es la política de seguridad, pero no para perseguir a los verdaderos criminales como las mafias del narcotráfico, sino para perseguir a mujeres pobres a cargo de los comedores que le salvan la vida a pibes cada día en todos los barrios del país. La política de Milei es para pocos, para ricos y para el imperio. La motosierra de Milei es negacionista, antipueblo y machista.
Sin embargo, nada nos detuvo nunca a las mujeres, siempre fuimos postergadas, vulneradas y victimas del sistema político, económico y social Patriarcado, todo lo que tenemos lo luchamos y logramos, de no tener nada venimos y a lo que conquistamos nos aferramos, de las peores crisis económicas hemos salido fortalecidas, y también hemos sabido sacar adelante a nuestro pueblo, dando la batalla cultural, con la olla y con la lucha popular.
Al machismo y motosierra, lucha y resistencia!
Ni un paso atrás #NiUnaMenos