* Escrito por María Laura Altamiranda, Jueza del Tribunal Oral Criminal Número 6 del Departamento Judicial Lomas de Zamora
El pasado marzo, en la Comisión sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer, el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, dio un discurso en el que advirtió sobre un tema que las mujeres que trabajamos en la Justicia y en muchos otros ámbitos venimos observando hace tiempo.
Las mujeres seguimos subrepresentadas, postergadas y relegadas de lugares de poder y decisión en la ciencia, la tecnología, hasta del mundo del espectáculo. En la mitad del 2024, incluso luego de trabajar y luchar durante decenas de años para lograr nuestros espacios, las mujeres seguimos en un claro segundo lugar.
¿Cuántas CEO hay en el mundo? ¿Y ministras, gobernadoras o presidentas de naciones? ¿Cuántas directoras mujeres ganan el Oscar? ¿Cuántas científicas consiguen liderar los equipos de trabajo y subir papers en las publicaciones internacionales?
Guterres ese día llamó la atención sobre la necesidad apremiante de que las mujeres ocupen puestos de liderazgo. De acuerdo con cifras divulgadas por el Secretario General, más de ocho de cada 10 ministros de finanzas y nueve de cada 10 gobernadores de bancos centrales son varones.
A mayo de este año, hay 28 países donde las mujeres se desempeñan como Jefas de Estado o de Gobierno. Al ritmo actual, la igualdad de género en las más altas esferas de decisión no se logrará por otros 130 años.
Según indica el Reporte Women in Business 2024, nuestro país cuenta solo con un 19% de mujeres en puestos directivos, menor incluso al promedio en la región del 31% y al promedio global que ya de por sí es bajísimo, del 33%.
Tenemos otro dato de una industria que todos consumimos. Desde que los Oscar concedieron su primera estatuilla dorada en 1929, más de 400 directores han sido nominados a mejor dirección. Sin embargo, sólo ocho mujeres han sido destacadas por la Academia por el mismo mérito. De 400, 8. El problema es más grave aún: de esas ocho mujeres, sólo tres han ganado el Oscar.
El Ni una Menos de cada año desde el 2015, pone el foco en un tema que a las juezas de nuestro país y de todo el mundo nos preocupa cada mes, cada semana, que es la violencia extrema que se sigue ejerciendo sobre el cuerpo de las mujeres y que visualizamos en los expedientes penales. Un estudio del observatorio «Ahora que sí nos ven» relevó un total de 78 femicidios en los primeros cuatro meses de este año.
Y, justamente, porque somos muchas las abogadas y juezas en la Argentina que analizamos cada caso con perspectiva de género y enfoque de derechos humanos en este día de lucha también podemos pensar en la cantidad de lugares en los que no estamos o no estaremos por varios años. En este momento, se encuentra en tratamiento en nuestro país la cobertura de dos vacantes en la Corte Suprema de Justicia.
En palabras de la Asociación Marianne -Asociación de Mujeres Franco-Argentinas- “no se trata sólo de una cuestión de mera equidad. Se trata de brindar a una sociedad compleja un servicio de Justicia acorde a esa diversidad. La mirada de la mujer aporta puntos de vista diferentes respecto de cuestiones que deben resolverse en los tribunales, en particular en la CSJN, instancia a la que llegan asuntos de índole patrimonial, de familia, penales, comerciales, entre otros”.
El prestigioso paso por el Alto Tribunal Nacional de las doctoras Carmen Argibay y Elena Highton de Nolasco dejó una huella trascendente en diferentes fallos judiciales y en la creación de las Oficinas de Violencia de Género y Oficina de la Mujer.
Sin dudas, en todos los ámbitos, este nuevo mes de Ni Una Menos nos invita también a reflexionar y visibilizar que debemos seguir trabajando para avanzar y no retroceder en los espacios logrados en igualdad de condiciones y oportunidades.
Recordemos siempre a las pioneras que en distintos ámbitos abrieron el paso para todas las mujeres que venimos detrás. Sigamos trabajando, capacitándonos y luchando para seguir ocupando los espacios que no fácilmente las pioneras lograron.