La República de la India y la República Islámica de Irán suscribieron un acuerdo bilateral para reforzar el desarrollo del puerto de Chabahar. Se trata de una inversión millonaria que favorecerá un salto cuantitativo y cualitativo en el comercio entre ambas potencias y también representa una alternativa contra las tradicionales rutas europeas. Nota al Pie analiza el acuerdo entre Nueva Delhi y Teherán en derredor del desplazamiento del centro de gravedad económico, el rol del BRICS, y la mirada de Estados Unidos sobre la situación.
Chabahar: un factor de inversiones productivas
El acuerdo por diez años suscrito este lunes por ambas partes expresa la voluntad de desarrollar con mayor potencia el puerto de Chabahar. En 2016 se había iniciado el mismo, e India se hizo cargo de las operaciones del mismo a finales de 2018. El puerto representó una gran novedad dado que abrió una ruta de tránsito para los bienes y productos indios hacia Afganistán y Asia Central, evitando la ruta terrestre a través de Pakistán, de tensa relación con la potencia hindú. Además, posibilita una conexión directa entre Rusia y el Océano Índico. Hasta ahora, 2,5 millones de toneladas de trigo y 2.000 toneladas de legumbres han sido enviadas desde India a territorio afgano a través de Chabahar.
El Ministerio de Transporte Marítimo de la India expresó que Indian Ports Global Limited (IPGL) y la Organización Portuaria y Marítima de Irán alcanzaron el acuerdo. La inversión de IPGL será alrededor de 120 millones de dólares con 250 millones de dólares adicionales en financiamiento, elevando significativamente el contrato, tal como lo planteó el ministro de Carreteras y Desarrollo Urbano de Irán, Mehrdad Bazrpash. En tanto, el ministro de Transporte Marítimo indio calificó el acuerdo como un “momento histórico en las relaciones entre India e Irán”. A propósito, el ministro de Relaciones Exteriores hindú, Subrahmanyam Jaishankar, agregó que el mismo “despejará el camino” para engrosar las inversiones.
¿Sanciones desde Washington?
El desarrollo del Puerto de Chabahar no solo representa un salto para el comercio entre India e Irán, sino también el fortalecimiento de una ruta alternativa a las dominantes entre países de la gran región euroasiática. Concretamente, su carácter estratégico deviene de la conexión entre Rusia y el Océano Índico, un asunto que encendió las alarmas en Washington. El control de las rutas comerciales es un punto nodal de la disputa geopolítica entre los diferentes proyectos político-estratégicos por la distribución del poder mundial.
Por un lado, aunque la ruta no pierda su posición dominante, sí menguará su peso relativo. Por otro lado, el Departamento de Estado también lee este acuerdo como un peligroso acercamiento entre India e Irán, éste último su rival en Oriente Medio. En ese sentido, rápidamente ha advertido de posibles sanciones para cualquier país que esté considerando acuerdos comerciales con la república islámica. Tan solo en los últimos tres años Washington ha impuesto más de 600 sanciones a entidades relacionadas con Irán. El portavoz adjunto del Departamento de Estado, Vedant Patel, dijo que cualquier entidad “debe ser consciente de los riesgos potenciales a los que se está exponiendo y el riesgo potencial de sanciones”.
Rutas multipolares
Previo al desarrollo del puerto de Chabahar, la ruta comercial dominante era la Standard Terminal Arrival Route (STAR), que inicia en la localidad rusa de San Petersburgo y desemboca en la ciudad india de Mumbai. Sin embargo, los costos de logística no son competitivos y entorpecen la dinámica, dado que su recorrido atraviesa el Mar Báltico, el Mar del Norte, el Mar Celta, el Estrecho de Gibraltar, el Mar Mediterráneo, el Canal de Suez, y el Estrecho de Bab el-Mandeb hasta alcanza el Mar Arábigo. Por el contrario, la International North-South Transport Corridor (INSTC) es una ruta terrestre que inicia en Moscú y pasa por Volgogrado, Astrakhan, Bakú, Teherán, Bandar Abbas, y Chabahar hasta desencadenar en Mumbai.
En conversación con el programa de teleSUR, Reporte 360, el analista geopolítico y experto en China, Sebastián Schulz, planteó que la ratificación del acuerdo es estratégica puesto que profundiza la articulación entre “Estados-Civilización”, como lo son Irán e India. Además, indicó que Oriente Medio e India son “regiones puente” entre Asia y Europa, y a la vez tienen “recursos estratégicos”, como es el caso del gas y el petróleo. En esa línea, agregó que la modernización de Chabahar representa la decisión de India de “reconstruir” el aparato productivo iraní, dado que dota a Irán de la capacidad para evadir sanciones norteamericanas, desarrollar su industria y aumentar su capacidad exportadora. En contraparte, India se garantiza el acceso a estos recursos estratégicos.
A su vez, destacó que representa una relación “multidimensional” y “multi actoral”, puesto que expresa la coordinación Rusia, China, e incluso el Reino de Arabia Saudita. En ese sentido, la alianza mediada por Pekín entre Teherán y Riad en 2023 resulta clave “para la reconstrucción de la iniciativa” en Oriente Medio, junto con el apoyo de Turquía y Egipto. Y el Acuerdo de Cooperación Estratégica impulsado por China y suscrito por Irán deja en evidencia una misma tendencia. “Este acuerdo fortalece a los países de la región y a la construcción de un nuevo Orden Mundial Multipolar”, definió Schulz. Asimismo, desestimó la capacidad de impacto de las sanciones norteamericanas: “Estados Unidos intenta frenar bajo todo punto de vista pero cada vez son menos efectivas”