La Campaña por el Agua Limpia en las Escuelas (CALE) lleva a cabo una serie de jornadas de acción bajo el nombre “Por un hacer comunitario”. Su objetivo es socializar la información que construyeron a lo largo de los años, en calles, escuelas, sindicatos y en las puertas de las dependencias estatales que deben garantizar la potabilidad del agua de las instituciones educativas.
Comenzaron el 22 de abril, en el Día Internacional de la Madre Tierra, y culminarán la próxima semana. Convocan a la comunidad educativa a exigir en cada escuela la certificación de que el agua que toman las niñeces, juventudes y les trabajadores es potable.
La CALE está compuesta por asambleas y organismos de diferentes localidades del país. Se comprometen con un ambiente sano, trabajo digno y los derechos de las niñeces. “La CALE se construye desde las interrelaciones de las distintas temáticas con un denominador común, el agua”, aseguran sus integrantes.
Nota al Pie dialogó con Leo Moreno, que forma parte de la CALE desde la Multisectorial contra el Agronegocio – La 41, de la ciudad bonaerense de Luján. El mismo definió a la escuela como un lugar que debería ser protegido. “Cuando salimos de allí vamos a nuestras casas y también el agua está contaminada, por eso lo denunciamos y exigimos al Estado que se haga cargo”, declaró.
Jornadas por el agua
Desde el 22 de abril, la CALE llevó la temática a las instituciones educativas. “Dimos charlas, volanteamos e instalamos la cartelera de la campaña”, explicó Moreno. En ella se especifica en qué consta su trabajo, aparte de aportar conceptos para aproximar la lucha por el trabajo digno, los derechos de las niñeces y el agua limpia en las escuelas.
A su vez, juntaron firmas a través de un formulario que circula en todo el país. “Apunta a exigir a los organismos de control del agua (que por ejemplo en Buenos Aires son los Consejos Escolares), a realizar estudios integrales del elemento, que no se están llevando a cabo”, aclaró Moreno.
El integrante de la Multisectorial manifestó que este año no recibieron respuesta estatal respecto a la búsqueda de los distintos contaminantes que pueda tener el agua, por eso generaron esta nueva nota. “Ya la entregamos en el 2020 y 2021 en las distintas dependencias”, recordó.
Anteriormente, les contestaron que no tenían dinero para realizar los análisis. Pero Moreno afirmó que los lugares donde estos se llevaron a cabo a través de acciones independientes (como desde universidades públicas o el INTA Balcarce), todos los resultados dicen que el agua en las escuelas está contaminada.
Así, ejemplificó con la EEST N° 1 de Parada Robles, Exaltación de la Cruz, donde es docente. Allí los estudios del Equipo de Extensión en Salud Colectiva y Ambiente de la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS), confirmaron que el nivel de arsénico en el agua era cinco veces superior a lo que establece el Código Alimentario Argentino.
También se encontraron distintos tipos de agrotóxicos. “Pero seguimos tomando el agua del pozo de la escuela, sin ninguna intervención del Estado”, denunció el docente. “Solo realizaron el año pasado un análisis de arsénico que daba números similares”.
De todas formas, “habilitaron de nuevo el consumo. Hoy, estudiantes, docentes y auxiliares consumimos el agua de la institución y de la Escuela Primaria n°4 que comparte edificio”.
Desde la CALE aclararon que en el contexto actual no alcanza con confeccionar análisis microbiológicos y físico químicos, porque no detectan agroquímicos ni metales pesados.
Un contexto desfavorable al ambiente
Leo Moreno aseguró que con el nuevo gobierno “tenemos un intento de profundización del modelo extractivista, de saqueo y contaminación propio del modo de producción capitalista”.
A su vez, reflexionó que si bien desde la CALE les preocupa el contexto más hostil que el existente meses atrás, hay una continuación de políticas de Estado basadas en el extractivismo.
“Se basan en la división internacional del trabajo, que impone a Argentina la expropiación que necesita el gran capital transnacional de la naturaleza que tenemos acá, por los bienes comunes que ellos llaman recursos naturales”, afirmó.
Sobre la Ley Bases, explicó que de aprobarse profundizaría el impacto negativo en las condiciones del ambiente, y por ende, en la calidad del agua en las escuelas. “Por eso desde la CALE emitimos comunicados de prensa donde expresamos nuestro repudio a este tipo de legislación”, compartió el docente.
En particular se refirió al RIGI, que “intenta profundizar el extractivismo en el país”. Y aseguró que, previamente, no se hizo no por la legislación existente, sino por las luchas de comunidades organizadas.
Por eso, “desde la CALE contribuimos denunciando cómo los distintos elementos del extractivismo, ya sea el agronegocio, la extracción petrolera o la megaminería, generan los contaminantes necesarios para que el agua en nuestras escuelas tengan condiciones deplorables”, explicó.
“Hay muchísimas alternativas productivas y sociales para generar una relación distinta entre la sociedad y la naturaleza”, señaló. Y para concluir, agregó: “Que sea armónica y produzca otras condiciones, ya sea en el agua o en las formas de vida de todo ser vivo”.