El Primero de Mayo siempre fue una jornada, una conmemoración de lucha, de aguante, de reclamos, de resistencia. Y memoria de los que no se rinden, de los que siguen alzando las banderas de los trabajadores, a lo largo y ancho de todo el mundo. Pero esta vez es distinto.
Quedan pocas palabras para describir una situación tan dramática como inaudita. Dramática porque cientos de miles de familias han perdido la posibilidad del sustento diario y otras son amenazadas en el mismo sentido, pero además, todos los indicadores económicos son trágicos: pobreza, indigencia, desempleo, producción, inversión, inflación, tarifas.
No solo no hay futuro, no hay presente. Lo inaudito es porque la necedad, la insensibilidad, la torpeza, el cinismo, la perversidad del Gobierno pretenden mostrar este camino como el único posible, como el correcto, como indiscutible, como loable.
La frase absolutamente repudiable, subrayada por Manuel Adorni, el vocero hipócrita y provocador, de “la motosierra es eterna”, hace gala de una indisimulada crueldad farsante, presentada como un “logro”. La media sanción de la Ley Bases es una grotesca, una burla perversa para con el mundo y la cultura del trabajo.
Decíamos que en el “altar del mercado” se sacrificaban brutalmente a los empobrecidos, a los trabajadores, a los pueblos originarios, a los campesinos, a los niños, a las mujeres y a la Pacha. Hoy el nuevo Moloc, es el “déficit cero”.
No se trabaja, no se come, no se consume, no se produce, no se invierte, no se crece, no hay salud ni educación… y se logra el “equilibrio fiscal”. Para las tradiciones religiosas y, sobre todo, para la cristiana, esta situación es un clamor, un grito desgarrador que llega a los Dioses.
La sentencia emblemática “Con el sudor de tu frente ganarás el pan” no nos habla de un castigo, nos habla de un derecho. Cuando el trabajador suda, merece su sustento. Y eso es justicia social, la que desprecia el Presidente.
Y cuando ese “sudor” no lo garantiza, es porque otros viven de su esfuerzo. Como contrapartida, significa una clara denuncia de los que “ganan” sin “sudar”, sin trabajar. Los que comen a costa de otros. Los que especulan, los que explotan, los esclavistas, los que depredan.
El anarco capitalismo financiero neocolonial hace de especulación financiera su centro: el dinero hace dinero. Es una perversión. Es experto en ganar sin sudar. Peor, haciendo sudar a otros. Esto es lo grave, muchos sudan hasta morir sin pan y otros ganan con abundancia, sin sudar.
En este agónico Primero de Mayo, la sentencia del Apóstol Santiago nos interpela:
“Miren, el salario de los obreros que han trabajado en sus campos y que les ha sido robado, clama contra ustedes; y el clamor de los trabajadores ha llegado a los oídos del Señor de los ejércitos.” Un clamor que crece y no se detendrá.
- Red Nacional de Fe y Política.
- Grupo Sacerdotal Enrique Angelelli.
- Seminario Arnulfo Romero.
- Comunidades de base Córdoba
- Comunidad Febe
- Espacio Don Jaime de Nevares Neuquén.
*Artículo escrito por Nicolás Alessio*