La expansión de internet trajo enormes beneficios para la sociedad. Desde la web, se han establecido nuevas relaciones mediadas por tecnología con novedosas formas de interacción. Sin embargo, así como desde la virtualidad pueden nacer grupos de individuos en torno a una preferencia en común, también se forman comunidades específicas que se desconectan de otras.
En ese sentido, aparece una fragmentación social que tiene la potencialidad de deteriorar el vínculo entre sus componentes. De ese modo, puede llegar a desarrollarse un mayor individualismo y una reducción de empatía entre sectores diferentes de una misma sociedad.
Para comprender una dificultad que ya está mostrando sus efectos, Nota al Pie dialogó con Hernán Martini, director del Observatorio de la Cámara Argentina para la Formación Profesional y la Capacitación Laboral. El experto explicó en detalle los riesgos de la excesiva algoritmización que ya ejerce su influencia en la vida diaria de cada persona.
¿Qué es un algoritmo?
Un algoritmo es un conjunto de instrucciones o reglas definidas que se siguen para realizar una tarea o resolver un problema. En informática, los algoritmos son utilizados para procesar datos, realizar cálculos y automatizar tareas.
¿Cómo influyen los algoritmos en Internet?
Hoy, los algoritmos manejan el flujo de información y de ideas en la Internet. Es allí donde pasamos mayor cantidad de tiempo y donde nos vinculamos. Entonces, un algoritmo termina conformando el circuito por el cual movemos nuestras ideas. La dirección de ese movimiento la determina hoy ese conjunto de instrucciones.
¿En qué consiste la algoritmización de la sociedad?
La algoritmización de la sociedad se refiere al proceso por el cual los algoritmos cada vez juegan un papel más central en la organización de los datos. Su poder se concentra en la gestión de actividades sociales, económicas y políticas.
En términos específicos, ¿qué influencia tienen en una persona que usa Internet?
Es un fenómeno que puede observarse en cuatro aspectos. Uno de ellos es la toma de decisiones. A modo de ejemplo, los algoritmos ayudan a tomar decisiones en sectores tan variados como la justicia, con algoritmos predictivos de reincidencia criminal.
También incide en las interacciones sociales, ya que las redes sociales usan algoritmos para determinar qué noticias y publicaciones son visibles para los usuarios. De ese modo influyen en la información y las interacciones sociales.
En tercer lugar, inciden en consumo y publicidad, ya que los algoritmos de recomendación personalizan lo que los usuarios ven en plataformas de streaming de vídeo y música o en sitios de comercio electrónico. De ese modo, se basan en su comportamiento anterior.
Finalmente, debemos mencionar el control: la algoritmización también implica el uso de tecnologías de vigilancia, que procesan grandes datos para monitorizar comportamientos.
¿Qué riesgos implica esa algoritmización?
Como ya he mencionado, la fragmentación social es una de las principales consecuencias. Y hay que tener en cuenta que esta fragmentación es una interrupción en la comunicación entre diferentes comunidades. Estas son el resultado de lógicas algorítmicas que son construidas artificialmente.
Para dejar claro esto, no se trata solamente de que se conforman grupos estancados que solo confirman sus prejuicios y sus propias ideas, sino que también se trata de una construcción social artificial e intencionada.
Esos espacios no son construcciones que se dieron porque naturalmente se agruparon quienes piensan parecido. Esos espacios fueron delicadamente construidos con el fin de segmentar. No se trata de que las plataformas identifican los grupos y venden en base a segmentación, sino que segmentan y construyen esos grupos.
¿Cuáles podrían ser los efectos de esa fragmentación?
Una sociedad compartimentada, con una comunicación casi nula entre algunos de esos compartimientos.
Eso trae consecuencias importantes. Desde la debilidad de la democracia, en tanto perdemos el ejercicio de la tolerancia. Nos sucede que no entendemos cómo el otro puede pensar tan distinto a nosotros, cómo es posible que sus fuentes de información sean tan distintas a las nuestras. Cuando queremos debatir con otro, no podemos empatizar con su punto de vista y automáticamente invalidamos su posición. Esto es un problema en el diálogo democrático y en la construcción de conocimiento nuevo.
¿Estamos haciendo un uso excesivo de Internet?
Se calcula que el tiempo que estamos en Internet es de 10 horas promedio por día y el 25% de ese tiempo estamos en redes sociales. Y tiene sentido ya que no estar conectado, “es estar fuera del sistema”. Hoy somos consumidores, comerciantes, pacientes, amigos, políticos, trabajadores, buscadores de empleo, empleadores, todo en red.
Los padres de jóvenes, ¿deberían limitar el tiempo que sus hijos destinan a Internet?
Limitar y concientizar. Prohibir no parece la mejor forma de resolver el problema. Creo que los gobiernos deben regular las plataformas para proteger la democracia por las razones ya mencionadas. Los procesos de socialización, como el familiar, también deben poner en cuestionamiento el uso responsable de la tecnología.
Hoy los niños y adolescentes están sometidos a un permanente bombardeo de estímulos que moldean su conducta y construyen su identidad. Los problemas de depresión adolescente tienen mucho que ver con la adicción a las redes sociales.
Por un lado están los efectos que esas redes tienen en los neurotransmisores del cerebro, los cuales nos hacen necesitar cada vez más las redes. A eso se agrega la adicción social provocada por la necesidad de ser parte de un grupo. Hoy la identidad de los adolescentes depende de cuántos likes y seguidores tenga.
¿Las redes sociales nos ayudan a contar y describir quiénes somos? ¿Qué tan veraz es el relato que se presenta de la propia vida?
Diría que, por el contrario, ayudan a moldear, pero no a contar lo que somos. Las redes no dicen lo que somos, sino lo que mostramos. Y lo que mostramos es lo que creemos que esperan que mostremos.
Se opera con una necesidad de aprobación durante 24 horas. Eso termina limitando la potencia de lo que podemos ser y pasamos a ser lo que el flujo de ideas en el que estamos inmersos requiere que seamos. Es paradójico que mientras construimos Inteligencia Artificial, robots que parecen humanos, terminamos construyendo humanos más robotizados.
¿Existe un afán perfeccionista?
Hay un modelo de éxito que se vende en redes sociales que es falso. Entramos a las redes y no podemos comprender cómo es que todo el mundo es feliz, exitoso profesionalmente y económicamente. Vemos a gente que da consejos, segura de sí misma. ¿Por qué nosotros no somos así?
Y cuando publicamos en las redes publicamos esas mismas cosas, mostrando solo lo que queremos mostrar, nuestros logros que buscan atención y aprobación. Y así generamos un círculo vicioso entre nosotros.
En lo que es fotografía, ¿qué sucede con el uso de filtros que mejoran la apariencia de la piel?
Esto contribuye a lo que venimos mencionando. No solamente mostramos solo lo que entendemos que debemos mostrar, sino que mostramos una versión artificial de eso mismo. Los filtros, lo que hacen es potenciar esto que mencionábamos. Nos artificializamos.
La proliferación de espacios de autoayuda, meditación, control de la ansiedad etc., son reacciones lógicas de un mercado que ha construido una necesidad a la cual se le puede vender.
¿De qué modo incide la algoritmización en la educación?
Incide como en el resto de la sociedad. Los procesos tempranos de educación son parte esencial de nuestra socialización y esta se está viendo atravesada por algoritmos que la moldean.
Pero más interesante que seguir profundizando sobre cómo incide la algoritmización en la educación, me parece interesante pensar cómo la educación podría incidir en la algoritmización.
Una visión crítica y responsable sobre el uso y el avance de la tecnología sería sumamente beneficioso. Serviría para tomar conciencia de cómo nos afecta el vínculo que tenemos mediado por redes sociales. Entonces, el desafío es una educación que fomente ese espíritu crítico e invite a pensar qué tipo de sociedad queremos construir. Eso puede ayudar a desarrollar una masa crítica lo suficientemente fuerte como para poner límites a este proceso.