Este sábado, la República Islámica de Irán realizó, en coordinación con aliados regionales en Irak y Yemen, un ataque al espacio aéreo israelí con drones y misiles balísticos que fue contrarrestado por el Estado de Israel y sus aliados.
La agresión se desarrolló luego de que el 1 de abril la aviación israelí bombardeara la sede de su consulado en Damasco, la ciudad capital de Siria. Teherán invocó el artículo 51 de la Carta de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y Tel Aviv aún no ensayó ninguna réplica.
Nota al Pie analiza la Operación Promesa Verdadera a la luz de la crisis internacional, la agudización de la conflictividad en Oriente Medio y los planes políticos del gobierno ayatollah y la gestión de Netanyahu.
De la Inundación a la Promesa Verdadera
El Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) lanzó un ataque militar directo desde territorio iraní que constó de 170 drones, 120 misiles balísticos y 30 misiles de crucero. No obstante, el Estado de Israel tuvo la capacidad de contenerlo por la coordinación defensiva con Estados Unidos, el Reino Unido de Gran Bretaña y Jordania. A su vez, Francia realizó apoyo técnico con radares.
La envergadura de la ofensiva demandó la activación del sistema defensivo aéreo conocido como Cúpula de Hierro y no hubo daños a la población civil. Aún así, Irán logró golpear con cinco misiles la base aérea de Nevatim ubicada en el desierto de Néguev, dañando un avión de transporte C-130, y al menos nueve misiles penetraron la defensa.
Desde esta base militar se presume que Israel lanzó el ataque aéreo del 1 de abril al edificio anexo del consulado iraní en Damasco, con el cual se cobró la vida de siete oficiales de las CGRI, incluido el comandante Mohammad Reza Zahedi, comandante de las Fuerzas Quds que actúan en Siria y Líbano.
“La acción militar de Irán fue en respuesta a la agresión del régimen sionista contra nuestras instalaciones diplomáticas en Damasco”, declaró la misión diplomática iraní en la ONU. Hasta la fecha, Israel no ensayó ninguna réplica militar a este ataque que algunos analistas consideraron “calibrado” y otros tantos “desmedido”.
Si bien el gobierno ayatolá con sede en Teherán dió el “asunto” por “concluído”, su lanzamiento militar representa un punto de inflexión en su conflicto político con Tel-Aviv. En efecto, la Operación Promesa Verdadera puede encuadrarse como un nuevo formato de una confrontación que encuentra en la Operación Inundación de al-Aqsa perpetrada por Hamás el 7 de octubre de 2023, el detonante. La resistencia palestina en Gaza resulta estratégica para Irán dado que representa una barrera para el esquema anglosajón sintetizado por el premier Benjamín Netanyahu en Israel.
El gobierno ayatolá fue exitoso vertebrando el Eje de la Resistencia constituido por su CGRI, Hezbollah en el Líbano, las milicias chiítas en Irak y Siria y los hutíes en Yemen. Una alianza político-militar cuyo propósito es resistir la renovada penetración unipolar contra el esquema islámico.
Hasta ahora, Irán se había restringido a coordinar, delegar y generar apoyo a milicias para neutralizar la proyección de Israel. En efecto, la Operación Promesa Verdadera expresa una confrontación directa, un acontecimiento que eleva la tensión política y expone los recursos militares y diplomáticos de cada actor. Por lo pronto, el gobierno ayatolá mantuvo cautivo el potencial militar de Hezbollah, el presunto elemento de disuasión contra Israel.
¿Israel vulnerable? ¿Derrota de Irán?
La Operación Promesa Verdadera generó diversos análisis de orden militar, político y estratégico. Por un lado, están quienes catalogan la agresión iraní como un rotundo fracaso por tres motivos: el minúsculo daño militar; la exitosa defensa israelí; y sobre todo la efectividad de la coordinación defensiva de Tel-Aviv con sus aliados, que ratifica los Acuerdos de Abraham suscritos en 2020. De hecho, al plantear que cualquier nación árabe que colabore con Israel será castigada, el gobierno ayatolá deja al descubierto su indignación por el apoyo que Jordania brindó. Este grupo de analistas insiste con que la defensa israelí desacreditó el potencial ofensivo iraní, un elemento de disuasión a nivel regional.
En segundo lugar, están aquellos que argumentan que, con su agresión, Irán logró exponer los recursos militares más excepcionales de Israel, potencia indiscutida a nivel regional y también internacional. A su vez, si a partir del 7 de octubre había roto la tendencia con la cual Israel desarrolló una estrategia de ocupación perpetua sobre Gaza, a partir del 13 de abril puso de relieve su decisión de confrontar directamente con Tel-Aviv. Asimismo, lo hizo evitando -provisoriamente- una escalada que se expandiera en Oriente Medio. Irán no mostró todas sus armas, Israel sí su Cúpula de Hierro.
Reacción internacional
Otro factor relevante es la reacción a nivel internacional de la Operación Promesa Verdadera. En primera instancia, Israel expuso una sólida coordinación militar con las principales potencias nucleadas en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y el apoyo discrecional de otro rival en la región, el Reino de Arabia Saudita. En líneas generales, la comunidad occidental articuló un mensaje en rechazo a la agresión israelí e invocando el derecho de legítima defensa.
Por otro lado, las Naciones Unidas convocaron una reunión de urgencia de su Consejo de Seguridad, en la que se expidió su secretario general, António Guterres. El portugués instó a “trabajar por la paz” como “responsabilidad compartida”. En esa misma línea, el jefe del Vaticano, el Papa Francisco, exigió la detención inmediata de la guerra para evitar una escalada en Oriente Medio. Además, la República Popular China se abstuvo de alentar la resolución pacífica a instancias de ambas partes.
Sin embargo, la tensión principal recorrió al Kremlin y la Casa Blanca. La Federación de Rusia, que tiene vasos comunicantes con el gobierno ayatolá pero no así una asociación como la que desarrolló con Pekín, invocó el principio de legítima defensa iraní al destacar la agresión israelí sobre su consulado en Damasco. Así lo dejaron entrever tanto la portavoz del gobierno, María Zakharova, que calificó el atentado como “inaceptable”, como el ministro de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, quien se comunicó con su homólogo iraní, Hossein Amirabdollahian.
El nudo del asunto radica, lógicamente, en el posicionamiento de Washington. Estados Unidos había actuado preventivamente a partir de su consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, quien se comunicó telefónicamente con el canciller chino Wang Yi. En la antesala de la anunciada réplica iraní, Sullivan le transmitió al diplomático del Partido Comunista de China su interés por que persuada al gobierno ayatolá que conduce Ibrahim Raisi de contener una escalada.
Asimismo, Josep Biden conversó con Netanyahu una vez consumada la Operación Promesa Verdadera y le adelantó que no participaría de ninguna acción ofensiva contra Irán. Las elecciones en noviembre le demandan a la gestión demócrata y globalista bajar su perfil belicista, como lo hizo en Ucrania.
¿Qué se puede esperar?
La agresión iraní generó desconcierto en el gobierno que conduce el premier conservador y líder político de Likud, Netanyahu. Si bien la intervención militar ensayada por el gobierno ayatolá representa una oportunidad dado que corre de foco el empantanamiento militar y diplomático israelí en Gaza, la salida también comprende un desafío singular.
El Estado de Israel se encuentra frente a un dilema: su defensa militar fue tan efectiva que no le conviene escalar. No obstante, el gobierno de “Bibi” Netanyahu está en una situación tan apremiante que la escalada es considerada no solo una opción lógica sino una necesidad política.
Al fracaso de las IDF (Israel Defence Forces) por recuperar todos los rehenes y eliminar a Hamás se le suma el descrédito internacional de su operación militar en Palestina y las manifestaciones callejeras en diversas localidades israelíes en rechazo al gobierno.
Su gabinete de guerra, integrado por el ministro Yoav Gallant, le sugirió proceder. Pero los aliados internacionales, que presionan a partir del ministro de Relaciones Exteriores, Israel Katz, aconsejan contener la escalada. En tanto, el Consejo Supremo de Seguridad Nacional iraní elevó la apuesta: “Si el régimen sionista quiere continuar con sus malas acciones contra Irán por cualquier medio o nivel, recibirá al menos una respuesta diez veces mayor del mismo tipo”.