En estos momentos, el presidente Javier Milei se encuentra de gira por los Estados Unidos. Allí, recibió distinciones del judaísmo ortodoxo y realizó sus típicas conferencias de defensa de la divinidad del mercado.
Visto así, pareciera que el mandatario del país con la mayor inflación del mundo se fue de vacaciones en plena crisis. Sin embargo, también fue a realizar una tarea que podría ser muy relevante para la Argentina: reunirse con el magnate Elon Musk para avanzar en negocios conjuntos.
Además de lograr una foto con el multimillonario a quien admira, teniendo en cuenta que considera “héroes” a los empresarios, Milei busca resolver con recursos argentinos una necesidad de la empresa Tesla.
Es que Musk proyecta construir una refinería de litio propia para las baterías de los automóviles eléctricos de Tesla. En vista de este objetivo, va a necesitar en los próximos meses acceso al mineral. Y Argentina es uno de los países con mayor reserva de litio del mundo.
Pero este no es el único negocio que relaciona a Musk con nuestro país: también está en agenda la llegada de Starlink, su servicio de internet satelital. Justo en la semana que Milei viajó a visitarlo, el gobierno desreguló oficialmente los servicios de comunicaciones.
A pesar de que las empresas oligopólicas que ofrecen estos servicios en la Argentina estaban amparadas por la justicia contra esta normativa del gobierno anterior, ahora no existe ningún impedimento ni limitación al aumento de precios. El gobierno afirmó que el objetivo principal es promover la llegada de empresas extranjeras.
La búsqueda de dólares y el paquete fiscal
Otra de las preocupaciones de Milei es conseguir divisas extranjeras para poder eliminar el cepo. Ya estamos en el segundo trimestre del año y el equipo económico aún no definió el plan para eliminar las restricciones cambiarias.
Sin desembolsos del Fondo Monetario Internacional, aumenta la desesperación del gobierno para conseguir dólares. Esta desesperación llevó a presentar un proyecto de blanqueo de capital, dentro del paquete de reforma fiscal que enviará al Congreso.
El proyecto consiste en habilitar el blanqueo de hasta 100.000 dólares sin ningún tipo de penalidad, abriendo las puertas a legitimar recursos provenientes de actividades ilícitas como el narcotráfico.
Milei no está preocupado en lo más mínimo por este posible efecto negativo. “Me importa un rábano de dónde saquen los dólares. Algunas cosas que los políticos definen como delito para mí no son delito”, dijo.
Otro proyecto incluido en el paquete fiscal es la reforma impositiva. A pesar de que, como anarcocapitalista, Milei se declara en contra de los impuestos, no sólo no ha avanzado en su eliminación sino que se empeña en volverlos más regresivos. Esto es: a más ingresos, menos tributos.
Para esto, propone que el aumento del mínimo no imponible del Impuesto a los Bienes Personales pase de $11 millones a $100 millones y que la alícuota sea fijada en 0,45% del patrimonio.
En contraparte, planea aumentar los topes de facturación pero también las cuotas de los monotributos y busca establecer un nuevo piso del Impuesto a las Ganancias, para trabajadores en relación de dependencia, de un millón y medio de pesos.
La represión como única respuesta a los reclamos
Mientras tanto, aumentan las tensiones sindicales y se agravan los problemas en las clases populares. Hay una cuestión urgente que el gobierno se niega a atender: la falta de alimentos en los comedores comunitarios.
El Ejecutivo no sólo hace oídos sordos a la emergencia alimentaria sino que demuestra su poder de disciplinamiento sobre los sectores mayoritarios, a través de la dura represión de la protesta.
No hay recursos para atender la demanda urgente de alimentos, pero sí para operativos de represión con miles de efectivos, camiones hidrantes, gases lacrimógenos y balas de goma. Con una gran cantidad de manifestaciones a la vuelta de la esquina, la mayor arma con la que cuenta el gobierno es la supresión del derecho constitucional de la protesta social.