Hace exactamente 4 meses Javier Milei asumió la Presidencia de la República. Es el máximo responsable político del Estado argentino. Pero cada vez que tiene la posibilidad se asegura de repetir que odia el Estado, que desprecia lo público y que su horizonte de futuro es una sociedad que retroceda 200, 300, 500 años.
Pero no se trata de la discusión teórica sobre la caracterización del modelo de Milei. Es la comprobación concreta, con las acciones cotidianas, de que este Gobierno vino a generar la mayor y más rápida transferencia de recursos de los sectores populares y medios hacia los estamentos más concentrados, que la democracia registre en sus 40 años.
Porque Milei dice odiar al Estado y desprecia lo público, dentro de lo que se encuentra la política. Esa política que tiene, o debería tener, el objetivo de garantizar la aplicación de los derechos básicos. El presidente, en esa línea, odia el salario y sus instrumentos, como las paritarias. Odia los programas sociales, que fueron conseguidos no por gracia divina, sino producto de la organización popular y política, a la que el mandatario odia.
Pero enfrente hay una sociedad rica en matices de organizaciones, diversa y creativa en sus modos de resistencia y reactiva a los atropellos, que practica la memoria de generaciones que pusieron el cuerpo en las calles para conseguir y defender esos derechos que Milei odia y combate.
Por eso, es que de las primeras medidas que se anunciaron en diciembre, estuvo la puesta en marcha del Protocolo Antipiquetes. Que es lo que volvió a ocurrir esta mañana en la 9 de Julio.
“Los movimientos sociales realizaremos una jornada de lucha nacional, para seguir visibilizando la situación crítica que está viviendo nuestro país, sobre todo en el sector de la economía popular”, habían anticipado, mediante un comunicado conjunto, los organizadores de esta actividad.
“La emergencia social en todo el país no puede esperar”, se repitió frente a los oídos sordos y los ojos ciegos del Gobierno nacional.
🔴Ahora: en la 9 de Julio, la policía detiene a Carlos Guerra, reportero gráfico. Fue en el marco de una movilización de organizaciones sociales frente al ex ministerio de Desarrollo Social. Hay detenidos y heridos. pic.twitter.com/rI3U8RXzRx
— lavaca tuitera (@Lavacatuitera) April 10, 2024
Otra vez los trabajadores de Prensa fueron parte del objetivo de la represión.
Otra vez los trabajadores de Prensa fueron parte del objetivo de la represión.
Otra vez el operativo represivo pone de relieve la frase que titula estas líneas. Los ajustes tienen un límite en la capacidad de tolerancia de los pueblos y sus organizaciones. Pero también tienen el soporte represivo de la Policía Federal Argentina y la Gendarmería Nacional, que comanda Patricia Bullrich desde el ministerio de Seguridad de la Nación y de la Policía de la Ciudad, a cargo de Jorge Macri y el dúo Waldo Wolff-Diego Kravetz en el área porteña de Seguridad.
Los ajustes generan reacciones y las imágenes de esta mañana en las calles de Buenos Aires, de tan repetidas en la historia, vuelven a ser la novedad de estos tiempos.