En Argentina, las cifras del cáncer colorrectal son alarmantes. Por hora, se diagnostican casi 2 casos, lo que representa más de 15.000 al año. Después del cáncer de mama, es el tumor más frecuente, representando el 12,1% de todos los tumores. Por año, causa más de 7.000 decesos, un número sólo superado por el cáncer de pulmón.
Pese a las cifras, es una enfermedad prevenible. Además, si es detectada a tiempo, puede ser tratada. Para ello, es necesario realizar estudios de rutina como la colonoscopía y el análisis de sangre oculta en materia fecal. Incluso, los casos más avanzados también cuentan con tratamientos altamente efectivos.
Para concientizar sobre esta enfermedad, el jueves 4 de abril, la Liga Argentina de Lucha Contra el Cáncer (LALCEC) instaló un colon gigante inflable en la Plaza Dr. Bernardo Houssay de la Ciudad de Buenos Aires. Durante la jornada, les visitantes pudieron recorrer el interior del colon de forma gratuita. Por su parte, personal de LALCEC compartió información sobre la importancia de la prevención y la detección temprana a través de los estudios correspondientes.
Cáncer colorrectal, una enfermedad fácil de prevenir
Según el Instituto Nacional del Cáncer, el cáncer colorrectal es uno de los tipos de tumores más fáciles de prevenir gracias a estudios específicos de rutina. Con 15.895 casos por año, es el segundo tipo de cáncer en relación a la incidencia, después del de mama. También es el segundo en mortalidad, con 7.323 decesos, solo precedido por el cáncer de pulmón.
Cabe destacar que si es detectado en etapas tempranas, el cáncer de colon presenta un 90% de posibilidades de cura. Para prevenirlo o detectarlo en una fase temprana, existen dos métodos principales de screening. Se trata de la colonoscopía y el examen de sangre oculta en materia fecal.
Mediante un comunicado, el Dr. Luis Basbus aseguró que “el problema es cuando las personas, por diferentes motivos, no hacen ninguno”. “Sobre una población objetivo que consideramos que debería realizarse alguno de los estudios, estimamos que apenas un 30% efectivamente accede al screening”, señaló. Basbus es médico oncólogo clínico, especialista en tumores digestivos y miembro del Servicio de Oncología del Hospital Italiano de Buenos Aires.
La detección a tiempo salva vidas
Dentro de la población que debería hacerse estos estudios se encuentran todas las personas mayores a 45 años. No hay distinción de sexo porque la incidencia es similar en ambos. En aquellos individuos que pertenezcan a los grupos de mayor riesgo, los estudios deben realizarse antes de dicha edad, según indicación médica.
Si el paciente tiene alguno de los factores que incrementan el riesgo de desarrollar cáncer de colon debe iniciar los estudios a los 40 años o 10 años antes del caso más joven registrado en la familia. Esto incluye antecedentes de familiar de primer grado, dos familiares de cualquier grado con historia de cáncer colorrectal, o que presentaron pólipos tipo adenoma antes de los 60 años. Así lo indicó el Dr. Carlos Alberto Silva, médico oncólogo, Coordinador Médico y Co-coordinador Psicosocial de LALCEC.
Al respecto de las edades, Basbus mencionó: “Llamativamente, cada vez estamos viendo casos de cáncer de colon en edades más tempranas”. “Todo indicaría que están relacionados con una dieta baja en fibras y rica en grasas y alimentos ultraprocesados que afectan la microbiota, generando un estado proinflamatorio a nivel intestinal”, explicó. “En algunos pacientes, sobre todo en aquellos con muchos factores de riesgo, ese estado proinflamatorio podría contribuir al desarrollo del cáncer de colon”, remarcó.
Recomendaciones para disminuir el riesgo
Para disminuir el riesgo se debe optar por una alimentación balanceada, poco o nada de alcohol y no fumar. Además, es importante realizar actividad física según las posibilidades de cada persona y consultas periódicas con profesionales de la salud.
La enfermedad suele ser asintomática en sus estadios iniciales, por eso es importante efectuar los controles preventivos. Cuando se manifiesta en estados avanzados, por lo general conlleva sangrado rectal, anemia y pérdida de peso. También trae dolores abdominales o de recto frecuentes y cambios en los hábitos intestinales, entre otros.
En cuanto al tratamiento, “para los estadios avanzados, las principales herramientas con las que contamos son una combinación de quimioterapia y terapias dirigidas contra blancos moleculares específicos, como anticuerpos monoclonales. En casos seleccionados, la cirugía y la inmunoterapia”, expresó el Dr. Silva.
Por último, el Dr. Basbus afirmó que “con esta batería de opciones disponibles, se logran altos niveles de curación en diferentes grupos de pacientes”. “También un aumento en la sobrevida, y con buena calidad de vida, en muchos otros casos”, concluyó.