Con un mandato de casi 100 días, el gobierno liderado por Javier Milei lleva adelante mega ajustes con distintos frentes. Comenzó con el lanzamiento del Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) 70/2023 y continuó con la Ley “Bases”, la cual fue rechazada, llevada a comisiones por el Poder Legislativo y retirada por el presidente. Mientras que el “decretazo” fue rechazado en el Senado la semana pasada, y ahora será la Cámara de Diputados quien lo rechace o apruebe.
Ambos plantean la desregularización de la economía, cambios en la estructura pública y laboral, y la coerción de las manifestaciones sociales mediante el protocolo de Patricia Bullrich, entre otras cuestiones. En rechazo a ello, se generaron movilizaciones, protestas, cacerolazos y diferentes manifestaciones. Como se suponía, muchas de ellas fueron reprimidas con ensañamiento por parte de las fuerzas de seguridad.
Tarifazos y hambre
Argentina se encuentra en una grave crisis que se profundiza de la mano de La Libertad Avanza (LLA) con tarifazos de servicios. En el último tiempo, el aumento de luz fue de hasta un 150%, mientras que el combustible tuvo un incremento del 50% en marzo. En el transporte, hubo subas que casi quintuplican su valor inicial. Este sería el caso del boleto del colectivo en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), cuyo valor mínimo en diciembre era de $52 y hoy se encuentra en $270.
Estos incrementos se dan en un contexto donde los sueldos no superan a la inflación, lo cual provoca la contracción del consumo y la baja de poder adquisitivo.
Frente a esta realidad, miles de los comedores que hay en el país comienzan a llenarse de nuevo como consecuencia de las políticas de ajuste y de una Canasta Básica Familiar que tuvo un aumento del 70% en los últimos tres meses. Esta situación, ya de por sí complicada, se ve agravada por el desprecio que el Gobierno demuestra ante los movimientos populares que buscan asistir a las clases bajas.
El Estado, en su afán de ir en contra de estos, eliminó el envío de alimentos a los comedores. Por esta razón, decenas de movimientos se organizan y manifiestan cada vez con mayor frecuencia. Un ejemplo de ello, son las 500 manifestaciones que se dan en Argentina, con epicentro en Buenos Aires, este 18 de marzo.
Duro ajuste a la cultura
Desde que Milei comenzó su mandato, la cultura fue uno de los blancos del ajuste. La reducción del gasto del Estado en este sector implicó la eliminación de los fondos y subsidios para la producción cultural nacional.
En esa línea, algunas de las medidas que pueden mencionarse son el desfinanciamiento del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) y del Instituto Nacional de la Música (INAMU). A su vez, se anunció el cierre del Fondo Nacional de las Artes (FNA) y del cine Gaumont.
Esto significa la baja de 138 contratados y conlleva a la inestabilidad laboral de miles de personas que componen todo el campo cultural. En ese sentido, 1200 trabajadores del ex Ministerio de Cultura fueron despedides a pedido del Ministerio de Capital Humano. Sin embargo, esta situación puede empeorar con otros 3600 despidos.
Como parte también de este plan de ajuste, el Gobierno derogó la Ley Nacional del Teatro. Esto, a su vez, podría conducir a la eliminación del Instituto Nacional del Teatro (INT).
Trabajadores en pie de lucha
Ante este contexto, les trabajadores de amplios rubros como prensa, farmacia, aviación, puertos, construcción, educación, petroleros, manifestaron su repudio a las políticas de ajuste.
Fue en ese marco que la Confederación General del Trabajo de la República Argentina (CGT) convocó a un paro general y movilización que tuvo lugar el 24 de enero. Cabe recordar que esta medida de lucha fue acompañada por más de 1 millón de trabajadores a nivel nacional.
Sin embargo, las manifestaciones se vuelven cada vez más frecuentes. Una de ellas fue la organizada por les trabajadores de la agencia de noticias Télam, a quienes se les notificó vía e-mail la suspensión de sus actividades durante 7 días iniciales. Este domingo 17 de marzo, dicho plazo se extendió por otra semana. La reestructuración e impedimento para que el personal continúe con su trabajo significó un duro golpe para el derecho a la información y la comunicación.
Por otra parte, también hubo un paro nacional por parte del sector universitario. Esta resolución se dio en respuesta al congelamiento de los presupuestos para el funcionamiento de las universidades a nivel nacional. La comunidad universitaria también se manifestó por la falta de actualización de los salarios de docentes y no docentes.
Este lunes, no solo se movilizaron los movimientos populares, sino que también se manifestaron trabajadores tercerizados de Aerolíneas Argentinas por el despido de 40 empleades. La empresa responsable de dicha acción se llama GPS. Esto se suma a los 8 mil “retiros voluntarios” que derivaron en el paro del sector con 400 vuelos cancelados.