El Estornino Pinto (Sturnus vulgaris), es un ave invasora que se está expandiendo de una forma muy rápida por Sudamérica, especialmente por Argentina, desde su arribo en la década de 1980. Su presencia y diseminación está causando graves daños al ecosistema, ya que compite con las especies nativas por el alimento y el territorio.
Investigadores de la Universidad Nacional de La Plata monitorearon 100 nidos de Estornino Pinto en un bosque nativo del noreste de Buenos Aires, durante las temporadas reproductivas 2020-2021 y 2021-2022. Estudiaron cómo era su supervivencia y la cantidad de pichones que lograban volar. Los resultados sugieren que los estorninos pueden ser una amenaza para las especies autóctonas en peligro de extinción si compiten con ellas.
Nota al Pie conversó con Adrian Jauregui, director del proyecto e integrante del Laboratorio de Ecología de Aves del Instituto de Limnología “Dr. Raúl A. Ringuelet”, perteneciente a la Universidad Nacional de La Plata y al CONICET. Es Dr en Ciencias Naturales y Lic. en Biología Orientación Zoología, y se dedica a estudiar a estas cuestionadas aves.
El estornino pinto, tan cantor como invasor
Dentro de las aves, el estornino pinto es un pájaro de la familia de las “buenas cantoras”. Es conocida en todo el mundo porque, a pesar de ser nativa de Europa y Asia, ha invadido Norteamérica, África, Oceanía, y Sudamérica. Son populares “por realizar vuelos en grupos, que pueden ser de más de 300 individuos. También por tener brillo metálico en sus plumas, y como ave de jaula porque su canto y plumaje son muy llamativos”, describió Jauregui.
“Se cree que los estorninos llegaron entre fines de los años ’70 y principios de los ’80. Probablemente algunos individuos fueron introducidos como mascotas en jaulas y luego fueron soltados. Esto motivó a que comenzaran a reproducirse en la naturaleza. Hasta ese momento no había estorninos en Argentina”, agregó.
La otra especie que hay en el país hoy en día es el estornino crestado, pero “no es muy abundante ni peligrosa y probablemente llegó después que el estornino pinto”. Sobre la adaptación a estos ambientes, explicó que el estornino pinto es un ave prácticamente omnívora y muy resistente a distintos tipos de climas y ambientes.
Así mismo, “es un ave notablemente más exitosa en comparación a las aves nativas, ya que, por temporada reproductiva, tiene más cantidad de nidos exitosos y pichones que vuelan de sus nidos”. Además, “es un ave particularmente agresiva y suele “ganar” en la búsqueda por nidos y alimento.
Por estas razones es que se “adapta fácilmente a nuevos ambientes”. Actualmente hay una gran población en la Pampa Húmeda (provincia de Buenos Aires, y buena parte de Córdoba y Santa Fe), y hay registros de presencia en otras provincias como Entre Ríos, San Luis, Corrientes, Santiago del Estero, Río Negro, La Pampa e inclusive otros países como “Uruguay, Paraguay y Brasil”.
Las consecuencias negativas de la introducción de fauna como el estornino
Las consecuencias de la introducción del estornino pinto “son notablemente negativas. Los estorninos compiten con otras aves para utilizar cavidades donde hacen sus nidos. Esto genera que las aves nativas no tengan sitios donde nidificar e inviertan energía en competir con los estorninos.
También que demoren su reproducción, al tardar donde encontrar un sitio adecuado y reciban agresiones físicas para obtener el nido, por mencionar algunas”. Además, consumen recursos y alimento que podría estar disponible para otras aves.
Por último, “también son perjudiciales para el ser humano. Alteran las urbanizaciones, ya que los grupos que se acercan a dormir a los árboles hacen ruidos fuertes y defecan sobre los vehículos”. Así mismo, señaló que en otros países generan graves problemas en los sistemas productivos al consumir frutas de cultivos.
Aunque aún no hay registros ni cuantificaciones puntuales, el (ahora ex) Ministerio de Ambiente de la Nación informó que las pérdidas estimadas por el estornino pueden ascender a 10 millones de dólares (US$).
Acerca de la necesidad de realizar controles poblacionales para disminuir la cantidad de individuos, considera que “algo debería hacerse para controlar la población o al menos limitar su crecimiento desenfrenado”. Una suma de acciones podría contribuir en este sentido.
“Por un lado, necesitamos un marco legal para este problema, ya sea declaración de situación de emergencia por parte del Congreso o de mínima la autorización a que se pueda manipular algunos aspectos de la especie para su control”, mencionó.
Además, sostuvo que “es fundamental contar con un gran proyecto nacional de ciencia ciudadana, tanto para educar e informar a la población de este problema, como para instruirla en cómo poder accionar”. Una acción posible es que la población sea autorizada, e incentivada, a remover huevos de nidos de estornino para disminuir su éxito reproductivo.
Por otro lado, “favorecer la captura de individuos silvestres podría ayudar si se hace en gran cantidad. Otras acciones han sido sugeridas aunque aparejan otros inconvenientes ya sea ético, ambientales y/o de otra índole”, concluyó.