Nicolás Marcelli es coordinador general en Ovni Press, una reconocida editorial y distribuidora argentina que publica series de DC Comics y varios títulos de mangas japoneses. Nota al Pie dialogó con el trabajador de la empresa editorial, quien se refirió a las dificultades de la industria en la actualidad.
Según expresó Marcelli, luego de trabajar mucho tiempo en gastronomía y tener que cerrar su propia tienda de cómics por la crisis del 2017/2018, comenzó a diversificar su actividad. Fue entonces cuando Daniel, dueño de la comiquería Capitán Barato, lo tuvo en cuenta para unirse a Ovni Press, ya que la persona encargada de los trabajos administrativos en el depósito se había ido.
Poco tiempo después, la editorial experimentó una reestructuración. Marcelli comenzó a reunirse con otres para evaluar el estado de los libros, qué proyectos editar y cuáles no. Hoy en día, articula áreas como logística, entregas y el depósito. “Siempre me dicen que mi trabajo es solucionar problemas, algo que me dio la gastronomía”, contó el coordinador.
¿Qué es lo que más disfrutas de tu trabajo?
Cuando me preguntan cuál era mi trabajo soñado, en su momento era tener mi propia comiquería. Cuando desapareció, no supe a qué más acudir. Estar en una editorial, que además es una distribuidora, para mí es fantástico. Puedo hablar con Martín Casanova para decidir qué portada vamos a sacar, con Fabricio sobre nuevos negocios, y con Matías Timarchi de nuevos proyectos.
Puedo estar un poco en todos lados y dar una opinión más o menos formada, porque he escuchado a todos los integrantes. Me gusta estar en la oficina y en el medio del caos de la entrega del viernes. Eso hace que no me aburra. Es un trabajo súper dinámico y divertido.
¿Cómo es llegar al resultado del trabajo en la editorial, es decir, al libro?
Entre que seleccionas un libro en el contexto del país, se traduce, se maqueta, se elige la imprenta, se manda, vuelve, se corrige, va de nuevo a la imprenta, pruebas de tintas, pie de máquina hasta que, finalmente, llega al depósito. Todo este proceso lleva un trabajo de dos meses.
En cada uno de esos pasos, tenés que revisar, ya que muchas veces no sabes qué hay dentro de la caja. Es un trabajo largo pero muy satisfactorio. Además, distribuimos Planeta Comics, lo que implica un movimiento constante.
¿Se encuentran con errores en las impresiones?
Te pasa cuando la imprenta es muy nueva, cuando trabajas con una por primera vez, o incluso cuando confías y pensás que van a entender lo que vos les pediste. Cositas siempre tenés, pero llega un momento que son imperceptibles, y solo vos ves los errores. Al menos, no tuvimos errores grandes últimamente.
¿Se pueden editar todos los cómics en papel ilustración y en papel obra?
En los 80 y 70, el entintador y el dibujante habían pensado ciertos colores y forma de trabajar, teniendo en cuenta cómo la tinta absorbe el papel. Si agarras un cómic del 2024, es probable que el que lo hizo sea en digital, lo que dificulta su edición en papel obra.
También, en algunas ocasiones, decidimos darle una vuelta para que la gente sepa que es un libro distinto y le cambiamos la portada. Algunos están directamente impresos en papel obra. Hoy en día, la gente banca y elige ese tipo de papel. Entiende que el libro tiene un menor costo y que el papel obra disponible en mercado es un papel con otro proceso.
¿Cómo eligen qué tomos sacar?
En el mundo del cómic, tenés la licencia para sacar lo que quieras dentro del catálogo. Al inicio del año le debes informar a DC: “Voy a sacar todo esto, y de junio a diciembre, esto otro”. Es tentativo, pedís los archivos, te los preparan y los tenés disponibles. Cuando arranqué a trabajar, podíamos planificar hasta con seis meses de anticipación. Ahora, vivimos mucho más al día.
No hay papel ilustración disponible a un precio razonable en Argentina. Hace cuatro meses que solo sacamos en papel obra, ya que la producción es mes a mes. De lo que pactamos, nos preguntamos qué se puede hacer y qué no. Es mucho más difícil, te cambian los precios.
Y con el manga, ¿cómo es todo eso?
Es más fácil, utilizamos papel obra, y uno pacta directamente con las licencias. Tenemos entre 4, 5 y 6 series regulares abiertas. Si tengo los archivos, los saco, y la periodicidad se la doy yo. En un mes, puedo meter uno que vende más o menos, y si no lo compran, es un libro que me queda parado, es plata que no invertí, que no vuelve para pagar sueldos, alquileres e imprenta.
¿Cómo eligen las nuevas series de manga que les interesa sacar?
Hay muchos competidores en el mercado. Es un trabajo de investigación de Timarchi, de Mati Mir…van viendo qué está bueno, qué salió, qué no, qué se puede conseguir. Se mandan a las editoriales para hablar personalmente por cada uno de los libros y hacer unas ofertas. La editorial japonesa elige con quién se queda.
Es bastante random, le vamos buscando la vuelta. Tenemos licencias ya adquiridas que no salieron, que anunciamos hace un año y que por la crisis del papel no se pudieron sacar. Algunas que no anunciamos, y que saldrán el mes que viene. Tenemos dos o tres mangas para sacar de acá a fin de año y varias sorpresas.
Cuando ya está totalmente pagado, tenés que sacarlo. Si no lo sacaste, te preguntan ¿qué pasó? No perdés la franquicia si sacás con periodicidad…la única manera de que pierdas es si te fundís. Podés tener un tiempo más largo entre libro y libro, o entre edición y reedición.
¿Qué es Ovni Manga?
Se quiso lanzar un sello que estuviese por fuera de Ovni Press. Por momentos, son dos públicos distintos y se decidió llevar por caminos separados. No sé si va a durar mucho tiempo más, no hay tanta diferencia. Se trató de disociar para comunicar.
¿Qué son los vivos de Ovni Press y cuándo se hacen?
De los vivos se cumplen dos años. Cuando tuve una posición un poco más de poder, fui con Rodri Molina, nuestro encargado de redes y de comunicación, y le planteé: “Hay gente hablando de nuestros libros, pero ninguna somos nosotros. ¿Hay manera de hacer un vivo anunciando las novedades?”.
Rodri, que es periodista, llamó a su vecino, Hernán Tordó, que sabe de video. El primer vivo salió bien. Dijimos: “Hagamos una sección de preguntas, sorteos, hablemos, digámosle a Mir y a Martín que comenten, ver si comiquerías quieren participar, así como Planeta, Kemuri, y Moztros”.
Es un clásico de todos los meses. No es una obligación de la empresa. Los vivos no están incluidos dentro del contrato, lo hacemos porque queremos y nos gusta. Mayormente los hacemos los jueves a las 20, ya sea a principio o fin de mes. Durante la Argentina Comic Con, armamos una estructura y un equipo más grande con otros colaboradores.
¿Cómo son las traducciones de los cómics y mangas?
Es muy interesante. En un momento se solían comprar, ahora tenemos un departamento de traducciones con Mati y Mauro, con un montón de gente que trabajaba freelance, tanto en inglés como en japonés.
Sí, en el caso del japonés, se traduce acá, salvo que el libro venga de España. El cómic americano se traduce más neutro, mientras que al japonés lo llamamos algo así como “rioplatense”, ya que no usa tantos modismos y no te choca tanto cuando habla de “vos”.