Como cada 8 de marzo, la ciudad de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires, celebró y compartió su propia movilización por el Día Internacional de la Mujer Trabajadora. Aunque siempre son multidisciplinarias, este 2024 se superaron las expectativas.
En respuesta a las políticas del gobierno de Javier Milei, el feminismo platense marchó por el centro de la localidad. Las banderas de diferentes agrupaciones, partidos políticos y carteles de autoconvocadas comenzaron a verse en la Plaza Moreno, a partir de las 16:30.
Algunas consignas del reclamo concordaban con las del resto del país: “En defensa de la ESI (Educación Sexual Integral) y el aborto legal”; “Basta de femicidios y transfemicidios”; y “Abajo el DNU (70/23)”. Otras hacían referencia a la realidad local, como la denuncia de los despidos que el flamante intendente Julio Alak realizó en el municipio.
La tormenta acompañó a la movilización, que ni por esas inclemencias climáticas se detuvo en pos de sus reclamos. Nota al Pie dialogó con algunas referentes de las diferentes agrupaciones, que contaron sus reclamos particulares.
Relato de una jornada única: ni la lluvia las frena
El colectivo de la línea 214 parte desde el barrio de Los Hornos y recorre las inmediaciones de la Plaza Moreno. Antes de la hora pautada para el evento principal, cada una de sus paradas se pueblan de mujeres que se subirán a su recorrido con rumbo a la marcha.
Cada una se distingue por sus prendas o accesorios verdes o violetas. Inclusive una de ellas, embarazada, presenta dibujadas manos de esos colores en su abdomen, y con un cartel en sus manos que reza: “Tuve que ser valiente, quiero que mí hija sea libre”.
Al llegar a las inmediaciones de la Plaza Moreno, la afluencia de mujeres que se acercaban a la marcha era mayor. Allí fue la concentración para la movilización que recorrería el diagonal 74 hasta la Plaza Italia, y desde allí culminaría en la Gobernación.
Al comenzar a caminar, la columna ocupó una gran cantidad de cuadras. Algunas se enmarcaban dentro de organizaciones como MuMaLá, Libres del Sur, la Federación Universitaria de La Plata, ATULP, etc. Otra gran cantidad de manifestantes se acercó de forma autoconvocada.
Si bien desde un principio el cielo se veía de un intenso color gris, y el viento soplaba cada vez más fuerte, este permitió que comience la caminata. Pero al promediar la marcha, los truenos comenzaron a acechar a las mujeres que, alegres, respondieron: “Esto lo producimos nosotras”.
Finalmente arrancó la tormenta, y la columna siguió movilizándose bajo el diluvio, sin verse afectada. El agua no impidió que miles de mujeres y disidencias entonaran sus reclamos, en gran medida contra el gobierno del actual presidente Javier Milei.
Reclamos locales por el 8M
Hay consignas que unen al feminismo en todo el país. Los crecientes femicidios, la pobreza que golpea de forma especial a las mujeres, la desfinanciación y desregulación de políticas de género son algunas de ellas.
Pero también hay reclamos de sectores particulares, que se nuclean de forma local. Nota al Pie dialogó con la Red de Bibliotecas Populares de La Plata, Berisso y Ensenada; con la Asociación de Guías de Argentina; y con la Red de Profesoras de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales (FCJyS), de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), para conocer su situación.
Manuela Cleve es bibliotecaria e integra la Red de Bibliotecas Populares de la región. A su vez, es fundadora de la Biblioteca María Adriana Casajús, que se encuentra entre las calles 45, 4 y 5 y lleva el nombre de una bibliotecaria desaparecida en la ciudad.
Clave denunció que sus lugares de trabajo se ven vulnerados. “Somos las mujeres las que sostenemos en su mayoría los espacios de contención y cuidado, como lo son las bibliotecas populares”, explicó.
“Allí no sólo se prestan libros, sino que en el momento de hambre está la merienda, el almuerzo, la olla popular, la copa de leche, el apoyo escolar”, ilustró Cleve. Además, consideró que “somos una parte muy grande del sostén de la escolaridad de los chicos y chicas de nuestra patria”.
La bibliotecaria reclamó por el congelamiento de los sueldos y de los subsidios, tanto a nivel nacional, pero incluso también provincial y municipal. Explicó que sumado a la realidad que se vive como mujeres en el día a día, el recorte a los salarios hace imposible sostener un proyecto de vida y laboral al mismo tiempo.
En la movilización también estuvieron presentes la Red de Profesoras de la FCJyS de la UNLP. Una de sus integrantes, Erika Bauta, comentó a Nota al Pie sobre el funcionamiento del grupo, que nació el 8 de marzo de 2019.
“Es un movimiento autoconvocado”, explicó. Lo forman profesoras, auxiliares docentes, adscritas graduadas y estudiantes, investigadoras y/o extensionistas de la Facultad.
Sus consignas se orientan a la igualdad en su lugar de trabajo. “Estamos en puestos de bajo poder, con piso pegajoso, techo de cristal y una composición sexogenérica desigual en los puestos de la Facultad”. Además, bregan por la igualdad de derechos y de oportunidades, no solo en los cargos de la institución, sino en el ejercicio profesional.
Las niñas fueron parte de la movilización, se las veía con sus familias, llevando carteles y con glitter en sus rostros. Karina y Clarisa, educadoras de la Asociación Guías de Argentina, una organización que trabaja con niñeces, explicaron por qué este 8M decidieron sumarse.
Afirmaron que el suyo es un movimiento de mujeres, personas que se identifican con ese género. “Estamos super involucradas en el tema y queremos que las chicas crezcan en un mundo libre de violencia y asesinato”.
Para la movilización, llevaron grandes carteles con frases de las niñas que concurren a sus actividades. “Hablan sobre los miedos y las incertidumbres que tienen las niñas y jóvenes en nuestra ciudad”, puntualizaron.
“El año pasado, en el marco del Día de la Niña, hicimos una campaña para difundir sus voces”, recordaron. “Les preguntamos qué miedos tenían y salieron cosas totalmente increíbles y muy tristes, lamentablemente”.
“Es necesario escucharlas y que se sientan acompañadas”, concluyeron las educadoras. “Somos nosotras, adultas, compañeras y amigas que estamos ahí para acompañarlas; y para que destierren poco a poco esos miedos, puedan vivir con igualdad y disfrutar la vida como se merecen”.