A falta de pocas semanas para comenzar la actividad en las tres categorías del fútbol femenino argentino, la comisión directiva de Atlético Rafaela comunicó que la institución renunció a la posibilidad de competir en la Primera B. La dirigencia argumentó que se debe a la difícil situación económica actual.
Sin embargo, la noticia cayó como un baldazo de agua fría para las jugadoras, las cuales tras mucho esfuerzo lograron el ascenso desde la Primera C a finales del 2023. De esta manera, quienes pagan los platos rotos son nuevamente las mujeres que deciden practicar esta disciplina, mientras que el fútbol masculino no sufrirá recortes presupuestarios.
El comunicado institucional de Atlético Rafaela
Mientras el plantel femenino del conjunto rafaelino llevaba un mes de pretemporada con la ilusión de representar al club en la segunda categoría, la cuenta oficial de la institución lanzó un comunicado inesperado. El mismo no solo generó la indignación de las futbolistas, sino también de los propios hinchas.
“El Consejo Directivo informa a socios, simpatizantes y público en general que no están dadas las condiciones para asumir tamaño compromiso ante la difícil situación económica actual (…) se buscaron distintas opciones para poder cubrir el presupuesto. Sin embargo, los altos costos y la falta de interés en sponsorear la participación, llevó a que cualquier esfuerzo sea inútil”.
Los comentarios que se observan en la propia publicación de Instagram expusieron el descontento y la inconformidad de los socios con la resolución. “Ellas dejaron sus casas y sus trabajos, sin un peso (…) De nada se estaban haciendo cargo y sin avisarles salen con esto, falta de respeto total”, expresó un socio.
La respuesta de las protagonistas
Mediante las redes sociales de la disciplina femenina de Atlético Rafaela, las futbolistas no se quedaron calladas y salieron al cruce. “Nosotras, como principales afectadas en esta decisión, nos vemos obligadas a buscar soluciones por cuenta propia, pero aún así exigimos colaboración y apoyo por parte del club para trabajar en conjunto y encontrar alternativas que permitan la participación del equipo en el torneo”, indicaron.
Por la misma vía, las jugadoras destacaron que se encuentran en busca de sponsors interesados en apoyar la disciplina femenina. Dejaron en claro que no bajarán los brazos porque su mayor anhelo es disfrutar del ascenso que obtuvieron meses atrás, pese a no cobrar dinero ya que es una división amateur.
“Es hora de que estas injusticias sean cosa del pasado y se reconozca el valor y el talento de las deportistas femeninas, no solo en el campo de juego, sino también como personas”, concluyó el comunicado. Sin lugar a dudas estas últimas palabras apuntan a la discriminación en comparación a sus pares masculinos, quienes no sufrirán ningún tipo de recorte o desfinanciamiento.
Una desigualdad cada vez más notoria
El hecho de que las futbolistas no se queden calladas y reclamen por sus derechos expone con mayor frecuencia los destratos que reciben de forma constante. En este caso, con una institución como Atlético Rafaela, que meses atrás anunció la posibilidad de construir un nuevo estadio, pero argumenta la imposibilidad de costear una disciplina.
No obstante, durante el 2023 fueron moneda corriente las malas experiencias que vivieron las jugadoras en distintos clubes argentinos. Tal como apuntó Nota Al Pie, la desidia en el fútbol femenino local es habitual y las víctimas siempre son las mismas: las futbolistas.
El caso más resonante del último tiempo fue el de Eliana Ceballos, quien integraba el plantel de Lanús. En diálogo con este medio, hizo hincapié en el calvario que atravesaron como plantel durante toda la temporada, plagada de mentiras. “Si confrontas a una dirigencia y hablás públicamente sos carne de cañón porque no volvés a jugar”, afirmó.
Otro grupo de futbolistas que se cansó de los malos tratos fue el de El Porvenir. En off, algunas protagonistas le detallaron a Nota Al Pie: “La dirigencia nos quitó las ganas de hacer lo que más amamos”. Está claro que los destratos provienen de dirigentes que poco les importa el desarrollo de la disciplina, y es momento de que los reclamos de las jugadoras sean escuchados.