Este jueves, debido a una citación dictada por la Policía Federal, el expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, tuvo que presentarse a declarar ante la Justicia en el marco de la investigación en la que se lo acusa de ser el responsable intelectual del intento de golpe de Estado ocurrido en enero de 2023.
Como era de esperar, luego de que el Tribunal Supremo de Brasil (TSB) le negara la posibilidad de posponer la citación, el exmandatario del gigante latinoamericano optó por guardar silencio. No obstante, y con el transcurso de las semanas, la situación judicial de Bolsonaro se encuentra cada día más complicada.
Un intento de ruptura al orden democrático
El 8 de enero del 2023, tan solo una semana después de que Luiz Inácio “Lula” da Silva iniciase su tercer mandato como presidente de la República Federativa de Brasil, se aconteció uno de los hechos más oscuros desde el regreso a la democracia en el país sudamericano.
Durante aquel día, y bajo un contexto general en donde Jair Bolsonaro seguía sin reconocer su derrota electoral (e incluso deslizaba un pedido de intervención militar), miles de seguidores del ex capitán del Ejército asaltaron las sedes de los tres poderes públicos en la capital Brasilia.
Sin embargo, lo que parecía ser la antesala de una nueva ruptura democrática en el continente, quedó en un intento fallido gracias a una contundente actuación institucional del gobierno junto a una sociedad que rechazó la acción desestabilizadora.
En ese sentido, con el correr de los meses, la investigación de aquel suceso fue revelando detalles esclarecedores de este intento golpista, altamente planificado.
Más allá de que en términos judiciales toda persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario, esos detalles manifestaron algo que era evidente desde un principio: la responsabilidad intelectual de Bolsonaro en el fallido golpe de Estado.
Además, si bien la justicia brasileña será la responsable de confirmar la implicación del expresidente en esos hechos, la información recabada hasta el momento respalda lo que el gobierno de Lula denunció desde el primer día.
Fue la operación “La hora de la verdad” la que permitió detener a colaboradores de Bolsonaro, así como también se le prohibió viajar al extranjero. La misma fue presentada a partir de un informe de 135 páginas, donde se dan cuenta las acusaciones en contra del exmandatario de Brasil.
Además, en el documento numerosos hechos dan prueba de que la trama golpista contra Lula no empezó el 8 de enero de 2023, sino que fue planificada con anterioridad.
Cronología de la trama golpista
Según se demostró a través de la investigación, el 5 de junio de 2022 Bolsonaro se reunió en el Palacio de Planalto con sus ministros y con altos cargos de la policía brasileña. En el encuentro, grabado adrede por el gobierno, Bolsonaro le exigía a sus funcionarios que pusieran en duda la seguridad de las urnas electrónicas e indicó que en las elecciones se iba a realizar un fraude para que Lula ganara en primera vuelta.
El 18 de julio de ese mismo año, en la residencia oficial de la Presidencia, el ex presidente de Brasil convocó a una reunión a aproximadamente 40 embajadores extranjeros donde se encargó de sembrar dudas acerca del sistema electoral e incluso acusó, tanto a la justicia como al Tribunal Supremo Electoral, de actuar en favor del líder del Partido de los Trabajadores (PT).
Luego, el 30 de octubre, cuando el ex capitán del Ejército fue derrotado por Lula en una segunda vuelta que se definió por un estrecho margen, empezaron los acampes del bolsonarismo en los cuarteles militares exigiendo una intervención militar. El 19 de noviembre, a su vez, el gobierno elaboró un borrador de un decreto que establecía, entre otras propuestas de extrema gravedad institucional, anular las elecciones.
Del mismo modo, gracias a numerosas pruebas, se reveló que durante diciembre el gobierno de Bolsonaro le propuso a las FFAA ser parte del intento de ruptura del Estado de Derecho, algo que al ser rechazado por un sector del ejército tuvo como contrapartida las presiones del bolsonarismo sobre altos mandos militares para que accedieran.