La Federación Internacional de Automovilismo (FIA) analiza la latente posibilidad de utilizar motores eléctricos en un 50% de sus monoplazas para 2026. Asimismo, la construcción de autos más cortos y livianos forman parte de las varias modificaciones pensadas para dicha temporada.
Como indica la primicia, para dentro de poco más de dos años, la Fórmula 1 (F1) poseerá la mitad de sus coches con motores eléctricos para permitir el cuidado del medioambiente. Sin embargo, el reglamento con los cambios a futuro no se conocerá hasta mediados de la próxima temporada.
Eso implica que ningún equipo podrá trabajar con la mente puesta en el 2026. Más allá de ello, existe una fuerte expectativa por ver qué grupo se adapta mejor a la modificación que permitirá movimientos en la parrilla.
De cara a una sustancial mejoría en la calidad de las carreras, las novedosas normativas se enfocarán en las unidades de potencia. Este objetivo apunta a un cambio hacia el combustible sostenido y turbo híbridos modificados.
Declaraciones de peso
El responsable de monoplazas en la FIA, Nicholas Tombazis, se refirió a estas modificaciones y a las mejoras previstas en los coches. “Se decía que la gestión energética de la nueva unidad no alcanzaría las necesidades del coche, pero eran comentarios prematuros”, señaló.
“Tendremos menos potencia en el motor de combustión, de 750 CV a 540 CV y aumentaremos el eléctrico de 200 CV a 470 CV”, añadió. A su vez, enfatizó en que “la potencia del coche aumentará”.
En esa línea, mencionó que “la intención es que los pilotos vayan al límite en todo momento, en las frenadas y en las rectas”. Además, adelantó que se conocerán más modificaciones.
“Habrá un elemento equivalente al DRS (alerón trasero móvil que permite la aerodinámica del coche), aunque el cambio en ese componente todavía se está discutiendo”, sostuvo.
Por otro lado, Tombazis indicó: “Queda claro que no queremos coches que se adelanten sin dificultades en las rectas porque queremos que lleguen pegados al punto de frenada”.
En tanto, hizo hincapié en la estructura de los futuros monoplazas: “Será un coche más corto, de 3,4 metros y será más estrecho pero también más liviano”. En ese sentido comentó que lo que se buscará es “reducir la masa entre 40 y 50 kilos”, de los actuales 5,6 metros que posee cada vehículo.
Sobre esta cuestión, argumentó que “en los años recientes, los coches son demasiado pesados. Para aligerarlos, se reducirá considerablemente la carga aerodinámica y mucho la resistencia al aire”.
Con estas modificaciones, se prevé que: “los autos sean, quizás, un par de segundos más lentos o algo así”. Sin embargo, para Tombazis “aunque fueran cinco segundos más lentos por vuelta, no nos preocupa mucho”.
Algunos de los cambios para 2026
Pese a que faltan más de seis meses para la publicación del nuevo reglamento, Tombazis adelantó que la disposición básica del coche está definida y tendrá ciertas diferencias con la actual.
A su vez, especificó que estos no serán cambios estéticos ni vinculados a la velocidad, pese a que podrían reducirse un par de segundos por vuelta, la cual no se refleja como el ítem más importante de las modificaciones.
En primer lugar, los monoplazas serán más cortos y la distancia entre los ejes se verá recortada de 3.600 milímetros a 3.400. Incluso, el estrecho de los coches sufrirá cambios con una reducción de 10 centímetros, para pasar de los 2.000 a 1.900.
Estas modificaciones buscan disminuir el volumen de los F1, lo que afectará con un recorte en el límite de peso. Con ese panorama obtendrán la conceptualización de “coche ágil”.
Con la intención de dejar de lado las versiones actuales de coches voluminosos y pesados, también se modificará la carga aerodinámica. Eso permitirá que haya menos carga sobre las piezas y que se rebaje en simultáneo la mayoría de la carga de suspensión para reducir así el peso.
Por otro lado, las llantas también son parte de los futuros estudios. Se analiza que alcancen las 16 pulgadas, con un diámetro y anchura, tanto delantera como trasera, menor.
El total de los cambios, incluido el de las ruedas que poseen 18 pulgadas en la actualidad, conformarán la evolución en el concepto aerodinámico. Asimismo, se espera que haya efecto suelo y que las nuevas normas entreguen más cruces en pista.
Una situación que se complicó en 2023, ya que ésta temporada se introdujo un diseño perjudicial para el flujo de aire en los vehículos perseguidores. Ante ello, Tombazis explicó que sabe por qué sucedió eso e intentará solucionarlo.
El DRS tendrá un lugar fundamental
Dentro de las varias alteraciones que sufrirá el nuevo reglamento, el DRS ocupa una posición estelar de cara a 2026. En principio, se especula con la incorporación de una aerodinámica móvil que suavizará la resistencia en recta.
No obstante, existe mucha especulación sobre su funcionamiento y si será compatible con los efectos del DRS. Por ello, otra alternativa que se barajó es utilizarlo de forma inversa, lo que obligaría a que los coches de delante deban usar ángulos de alerón más agresivos.
Al respecto, Tombazis afirmó que “habrá un cambio de incidencia en el alerón delantero”, pero aclaró que eso no implicará que el coche que vaya primero debe ralentizar su marcha. Sin los toques finales al DRS, se pusieron sobre la mesa varias ideas ya que el objetivo primordial es que se visualicen más adelantamientos en pista.
Asimismo, se diagramó un equivalente al actual concepto para que el monoplaza que vaya en persecución ostente la potencia necesaria para atacar en el momento adecuado.
Sin embargo, aún se desconoce si esa modificación se implementará de manera adicional de un componente aerodinámico en recta, en curva o si formará parte de la energía del motor. Hoy por hoy, se apunta a realizar diversas pruebas requeridas para llegar a la elección más potable.
De igual modo, el foco principal es que los coches se pasen unos a otros de forma constante, recta tras recta. “Queremos que haya una lucha, y que los pilotos tengan que usar su habilidad”, concluyó Tombazis. Frente a este novedoso panorama, desde la FIA pretenden que no se deba recurrir otra vez a los adelantamientos imposibles.