El cambio climático es real, como lo demostró la muerte de una fan en la previa del concierto de Taylor Swift por las elevadísimas temperaturas. Para frenar esa y otras consecuencias, se realiza de forma anual la Conferencia de las Partes (COP) o Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
Este jueves 30 de noviembre, comienza la COP 28, que se extenderá hasta el 12 de diciembre. De ella participan 198 Estados y partes, entre ellos Argentina. Se celebrará en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, lo que genera controversia ya que es uno de los 10 mayores Estados productores de petróleo del mundo.
La mira en los combustibles fósiles
Esta COP es clave porque se realizará el primer balance mundial luego del Acuerdo de París. El mismo se firmó en 2015, en la Conferencia que tuvo lugar en la capital francesa. Los países allí presentes se comprometieron, entre otras cosas, a mantener el límite de calentamiento global por debajo de los 2°C, con esfuerzos al 1,5°C.
El Acuerdo de París también tiene como objetivos aumentar la capacidad de adaptación a los impactos ya presentes del cambio climático; y que los países desarrollados garanticen los medios de implementación para ayudar a los que están en desarrollo.
Así, en el balance a realizarse en la COP28, los Estados parte deberán rever si sus acciones acompañaron o no a esas metas. Pero el análisis previo a la Conferencia no es esperanzador. En septiembre, en su primera evaluación oficial, la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático advirtió que el mundo no está en camino de cumplir lo deseado en el Acuerdo de París.
Por su parte, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU advirtió, entre otras cosas, que si el calentamiento global supera transitoriamente los 1,5 °C en las próximas décadas o más adelante, muchos sistemas humanos y naturales se enfrentarán a riesgos graves adicionales.
Para evitar que esto suceda es necesario reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de manera urgente a nivel global. Y una de las acciones claves es “una reducción sustancial del uso general de combustibles fósiles”, afirmaron les expertes de la ONU. También, “el despliegue de fuentes de energía de bajas emisiones, el cambio a portadores energéticos alternativos y la eficiencia y conservación energéticas”.
Aquí es donde las contradicciones salen a la luz. No hace falta indagar mucho, alcanza con decir que el presidente de la COP 28 será Sultan Ahmed al-Jaber, ministro de Industria de Emiratos Árabes Unidos y director ejecutivo de la Compañía Nacional de Petróleo de Abu Dabi (ADNOC). Se trata de la decimosegunda productora mundial de crudo.
Las negociaciones entre los Estados y partes que intervienen en la COP son su principal motivo de existir. Allí, los países acuerdan acciones para mitigar el cambio climático. ¿Cómo liderarán este año las negociaciones los Emiratos Árabes Unidos, siendo además, la séptima nación productora de petróleo entre 2021 y 2022?
Ese ranking lo lideró Estados Unidos, seguido por Arabia Saudita, Rusia, Canadá, Irak y China. Son esos los Estados que deberán comprometerse en mayor medida para abandonar la producción de combustible fósil y virar a las energías renovables.
La agenda de Latinoamérica
La COP27 se llevó a cabo a fines de 2022 en Egipto. Allí, uno de los grandes temas fueron las pérdidas y daños, es decir, las consecuencias negativas que generó el cambio climático. Quienes más las sufren son los países en desarrollo.
En ese sentido, las naciones del sur global exigieron que se establezca un mecanismo de financiamiento exclusivamente para pérdidas y daños. Como un logro histórico se llegó al Plan de Implementación de Sharm El-Sheikh, que decidió: “establecer nuevos arreglos de financiación para ayudar a los países en desarrollo que son particularmente vulnerables a los efectos adversos del cambio climático”.
Para conocer más, Nota al Pie dialogó con Victoria Rocío Laguzzi, miembro del área de Política Climática de Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN). Ella explicó cuáles son los principales temas de la agenda latinoamericana en esta COP28.
Para establecer un contexto, retomó las palabras de las Canciones Unidas, que aseguran que América Latina y el Caribe se proyectan como una de las regiones donde más se sentirán los efectos e impactos del cambio climático. Se refieren a fenómenos como “las olas de calor, la disminución del rendimiento de los cultivos, los incendios forestales, el agotamiento de los arrecifes de coral y los eventos extremos del nivel del mar, serán más intensos”.
“En este contexto, la falta de financiamiento, los movimientos migratorios forzados por las consecuencias ya presentes del cambio climático, la violencia y la desigualdad, agravan aún más el contexto de crisis”, agregó la especialista.
Laguzzi recordó que del 23 al 27 de octubre de este año, se llevó a cabo en Panamá la Semana del Clima de América Latina y el Caribe. “Dicho evento fue y es clave para el posicionamiento de la región en cuanto a los principales temas de interés y negociación de cara a la COP”, afirmó.
Entre los puntos claves para la región nombró el acceso a financiamiento climático y sus medios de implementación, como además la puesta en práctica del fondo de pérdidas y daños.
También la eliminación de la producción y uso de combustibles fósiles, para avanzar hacia una transición energética justa; reforzar la conexión entre la pérdida de biodiversidad y el cambio climático; vincular los derechos humanos con el cambio climático y adoptar el marco de la meta global de adaptación.