Las amenazas de privatización de las empresas públicas estatales, entre ellas los medios de comunicación públicos, fue bandera de toda la campaña del presidente electo, Javier Milei.
A pocos días de asumir la presidencia, el próximo 10 de diciembre, el ultraderechista y líder de la La Libertad Avanza (LLA) ratificó que privatizará Radio Nacional, Televisión Pública y Agencia de Noticias Télam.
Sin embargo, no es la primera vez que un gobierno de derecha busca privatizar los medios públicos. Esto también ocurrió durante el macrismo, donde agencias de noticias y medios de comunicación estatales fueron amenazados y desfinanciados, lo cual ocasionó despidos masivos y bajos salarios.
Por ejemplo, en junio de 2018 el gobierno de Mauricio Macri despidió a 357 trabajadores de Télam. No obstante, el vaciamiento de la empresa fue resistido y les trabajadores despedides debieron ser reincorporades por orden judicial .
En este contexto, Nota al Pie dialogó con Martín Becerra, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Cientìficas y Técnicas (CONICET) y especialista en medios. Al respecto, aseguró que “prescindir de las funciones que brindan medios estatales como Radio Nacional, el Canal Encuentro o la Agencia Télam, eliminándolas, en lugar de mejorarlas cuando corresponde, empobrece el ecosistema de comunicaciones”.
Además, advirtió que “lesiona el acceso de la ciudadanía y afecta el federalismo porque son medios que desarrollan producciones y contenidos donde no hay lucro mediante”.
Agencias estatales en el mundo
Todos los países del mundo poseen un servicio estatal de radio y televisión, muchos de ellos incluyen el servicio de agencias de noticias, con la función principal de difusión informativa y entretenimiento.
Dichos medios de comunicación estatales, gestionados por gobiernos o cooperativas de editores que reciben financiamiento estatal, producen contenidos en torno a intereses comunes que los conglomerados privados, que suelen ser más poderosos, no incorporan en su agenda.
Entre las agencias de noticias mundiales, Télam es la mayor conexión informativa federal del país, sobre todo tras el cierre de la agencia DyN en 2017, que tenían como accionistas a Clarín y La Nación y de Latinoamérica, así como también 750 empleades en todo el mundo.
Además, es la segunda agencia de noticias más importante de la lengua castellana. En primer lugar se encuentra EFE, de España, que cuenta con 1200 trabajadores en el mundo y cuyo accionista mayoritario es el Estado español.
Por su parte, la agencia de noticias francesa AFP es la más grande a nivel mundial después de Xinhua, de China. Al igual que las ya mencionadas, también depende del Estado y cuenta con 2400 empleades en todo el mundo.
En tanto, en el caso de la agencia china, es la más grande del mundo a nivel de presencia internacional y corresponsalías. Se estima que sus empleades sumarían cerca de 45 mil y es de carácter estatal.
En el caso de Gran Bretaña, el país cuenta con la corporación de radio y televisión pública BBC. La misma depende del Estado y tiene 22.200 empleades alrededor del mundo.
En Alemania, la agencia de noticias DPA es otra de las ya mencionadas que está financiada por el Estado y una cooperativa de editores. Lo mismo sucede con la agencia italiana ANSA que es manejada por una cooperativa de editores.
Por último, cabe mencionar que Estados Unidos, país que actúa como horizonte para el gobierno de Milei, tiene su agencia Associated Press. La misma es manejada por una cooperativa de editores con 3700 empleades en el mundo.
La privatización de Télam
“La fijación contra los medios estatales es de larga data y excede a la Argentina, pero los anuncios del presidente electo, Javier Milei, recrean un viejo dogma y errores políticos garrafales luego enmendados por el Poder Judicial”, advirtió Becerra hace unos días en su cuenta de X, ex Twitter.
Además, destacó que Télam no sólo brinda servicios informativos a periodistas y medios, sino también a la ciudadanía de manera directa, pública y gratuita, al tiempo que gestiona la publicidad oficial.
En este marco, el especialista en medios aseguró: “La toma de decisiones improvisadas y dogmáticas en los medios estatales daña el acceso a la información de la ciudadanía, y es gravosa e ineficiente en lo económico, por la parva de juicios que genera y que el Estado termina pagando”.
En conversación con Nota al Pie, también resaltó la importancia de la TV Pública, un canal que produce y difunde en televisión y redes contenidos infantiles sin publicidad comercial. Sobre este señaló que es “fundamental para compensar la dieta audiovisual de la infancia con lógicas complementarias a la mercantilización predominante”.
En esa línea, y para concluir, ejemplificó: “Así como una radio de música clásica, que no sería sostenida por el mercado, como tampoco el Teatro Colón podría funcionar dependiendo del lucro, sólo son posibles gracias a la inversión estatal en los medios que gestiona”.
Concentración de medios
La concentración mediática en Argentina fue acelerada por el gobierno de Mauricio Macri. La misma se dio a partir del desguazamiento de la Ley de Comunicación de Servicios Audiovisuales, conocida como Ley de Medios, que fue sancionada en 2009 y buscaba regular la distribución de licencias, la concentración y la pauta.
El vaciamiento de los medios de comunicación y producciones estatales, como Encuentro, Paka Paka, Canal 7, la dejadez en la gestión de Radio Nacional y el desarme de la agencia Télam, fue un saldo crítico que dejó el gobierno de Macri.
Para 2019, cuatro grupos de medios acaparaban más del 74% de los diarios, concentraban el 56,7% de la audiencia en televisión y el 53% en radio, la mayoría oficialistas del gobierno neoliberal de Macri.
En la actualidad, más del 60% del contenido transmitido por los principales canales de televisión del país tienen origen en Buenos Aires, en particular las cabeceras eran Telefé y El Trece del Grupo Clarín.
Por otra parte, de acuerdo al estudio global Digital News Report, la población argentina perdió su confianza en las noticias y el 50% prefiere evitar el contacto con ellas.
En la misma línea, durante 2017 una medición anual del Instituto Reuters, dependiente de la Universidad de Oxford, registró que el 39% de las personas relevadas en el país confiaba en las noticias la mayor parte del tiempo, mientras que en 2023 dicho porcentaje cayó al 30%.
Ahora, la decisión de concentrar aún más la comunicación podría generar todavía más desinterés en la información oficial y profundizar la desinformación, una de las grandes problemáticas de la actualidad.