Sergio Massa siempre quiso ser presidente, preparándose durante todos estos años hasta que llegara su momento. Hoy, más de 35 millones de electores están habilitados para elegir a quien asumirá el próximo 10 de diciembre, y Massa es una de las dos opciones.
El candidato oficialista de Unión por la Patria, ocupó el tercer lugar en las elecciones primarias pero, contra todo pronóstico, se impuso durante las elecciones generales, que derivaron en un balotaje en donde se enfrentará con Javier Milei, candidato por La Libertad Avanza.
Sergio Tomás Massa nació en 1972 en San Martín, Provincia de Buenos Aires, y es abogado. Desde hace más de 20 años está casado con Malena Galmarini, presidenta de Agua y Saneamientos Argentinos (AySA) e hija de Fernando “Pato” Galmarini, un referente del peronismo y una fuente de contactos.
Aunque la carrera política del actual ministro comenzó en los ’90, su protagonismo surgió en 2008 y se coronó en 2013, cuando se alejó del Frente para la Victoria, espacio que lideraba Cristina Fernández, para formar el Frente Renovador y presentarse a las elecciones como opositor.
Esperando con paciencia, la meta de Sergio Tomás siempre fue ocupar el sillón de Rivadavia. No se trata de un inexperto, porque ya sea con apoyos y también con enemigos, se formó para cuando llegara el gran momento: ocupó casi todos los cargos reservados a las figuras destacadas de la política.
Se desempeñó como intendente, diputado nacional, asesor, director de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES), jefe de gabinete y ministro.
El comienzo de su carrera
Si bien Massa se autodefine peronista, sus comienzos en la política fueron dentro del liberalismo. Durante los 90 fue un líder de la juventud de la Unión de Centro Democrático (Ucede), espacio liderado por el economista Álvaro Alsogaray, con ideas liberales y conservadoras; muy cercano al menemismo.
Su comienzo laboral fue como ayudante de una empresa de materiales de construcción. Además, trabajó dos veranos en la colonia de vacaciones de Tiro Federal.
Tras la fusión de la Ucede con el peronismo, trabajó con el sindicalista Luis Barrionuevo, a quien enfrentó en reiteradas oportunidades. Su primer cargo en el sector público fue como asesor de un ex concejal de San Martín, Alejandro Kenk.
Años más tarde trabajó como asesor de Ramón “Palito” Ortega, cuando el cantante se desempeñó como secretario de Desarrollo Social de la Nación, durante el gobierno de Carlos Saúl Menem.
A sus 27 años fue elegido diputado provincial por la Provincia de Buenos Aires por el Partido Justicialista. De esa forma, se convirtió en el legislador más joven del distrito.
Tras la crisis de 2001, y ya como integrante del partido justicialista, fue designado por Eduardo Duhalde como titular de la Administración Nacional de Seguridad Social (ANSES); cargo que desempeñó durante su gestión y la gestión de Néstor Kirchner.
Durante las elecciones legislativas de 2005, Massa fue elegido diputado nacional. Sin embargo, fue una candidatura testimonial ya que renunció a su banca para seguir al frente del organismo previsional.
Kirchnerismo: amor y odio
No caben dudas que la relación que Massa tiene con el kirchnerismo, en sus distintas etapas, dieron como resultado al hombre que hoy llega a ser candidato a presidente. Tras el alejamiento de Alberto Fernández durante el gobierno de Cristina Fernández, Massa asumió como jefe de Gabinete dejando su cargo como intendente de Tigre.
Hacia 2009, se sumó a Néstor Kirchner en las candidaturas testimoniales: se postulaban como legisladores para traccionar votos, pero con la decisión de no asumir. Cuando este experimento salió mal, las acusaciones cruzadas llevarían a la separación de Massa del oficialismo.
Tras renunciar a su cargo como jefe de gabinete, en 2013 fundó su propio partido junto a un grupo de intendentes afines: el Frente Renovador. Ese mismo año se convirtió en uno de los principales líderes de la oposición junto a Mauricio Macri, cuando encabezó la lista con la que le ganó al kirchnerismo.
El 2019 encontró a Sergio Massa sin demasiados aliados potenciales para mantenerse vivo como opositor. Sin embargo, se reconcilió con el kirchnerismo y con La Cámpora, a quienes había jurado que “metería presos”.
Ese año volvió para apoyar la fórmula Fernández-Fernández y acordó ser el primer candidato a diputado nacional del Frente de Todos por la Provincia de Buenos Aires y quedar como presidente de la Cámara una vez elegido.
En agosto de 2022, tras la renuncia de Martín Guzmán, y la breve gestión de Silvina Batakis, dejó la Cámara baja para asumir como ministro de Economía, puesto que mantiene hasta la actualidad.
Desde ese día se autopostulo como un héroe, quien sin hacer hincapié en las cifras de inflación y pobreza, remarcó su valentía al entrar al Ministerio en un momento de crisis. Desde entonces contó con una imagen negativa para algunos, a causa de sus cambiantes posturas y de su relación con la economía actual, pero con sorprendente valoración salvadora para otros.
De cara a estas elecciones, y tras hablarse de Wado de Pedro como posible candidato, finalmente el 23 de junio, a horas de presentarse las listas, se conoció que Massa sería el nuevo candidato a presidente. Allí comenzaría su nueva doble faceta: la de ministro y de candidato.
Massa y la presidencia como meta
Ya en 2007 había sido elegido intendente de Tigre por el Frente para la Victoria. Durante su segunda gestión en ese cargo, que transcurrió desde 2009 a 2013, tomó medidas que lograron disminuir el robo automotor y los delitos.
Entre ellas, puso en función el nuevo Centro de Operaciones Tigre (COT) que funciona con cámaras móviles y sistemas de botón de pánico, además cuenta con el sistema Alerta Tigre Global.
Desde allí se organizó con otros intendentes y fue tejiendo redes que luego le servirían para el ámbito nacional. Años más tarde, fue su paso por la presidencia de la Cámara de Diputados el que terminó de sellar su cintura política para el diálogo.
Sin embargo, estas aspiraciones presidenciales por parte de Massa no son nuevas, en el año 2015 ya se postuló como candidato y salió en tercer lugar, detrás de Daniel Scioli (Frente para la Victoria) y Mauricio Macri (Cambiemos). En 2017, intentó llegar al Senado, por la alianza Un País, pero volvió a fracasar. Quedó tercero, detrás de Cambiemos, y de Unidad Ciudadana.
Ante los fracasos, esperó, con paciencia, a que el tiempo le diera su lugar. Se amigó con sus rivales, se posicionó en el medio del presidente y su vice, buscó el apoyo del mercado y de sus amigos en Estados Unidos. Y volvió a surgir como en el 2013, pero desde adentro del oficialismo.