En los últimos días, se publicaron resultados alentadores de una investigación sobre la leucemia mieloide crónica realizada por especialistas del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). El equipo de trabajo identificó biomarcadores de discontinuación más precisos para entender la inmunobiología subyacente a esta enfermedad. Esto permitiría que ciertos pacientes puedan suspender de manera exitosa el tratamiento convencional.
El doctor Michele Bianchini, investigador científico independiente del CONICET, explicó a Nota al Pie que “un biomarcador es como una huella digital del cáncer que permite al médico definir cuál es el mejor momento para tomar una decisión terapéutica o bien seleccionar aquellos pacientes que mejor responden a ciertos tratamientos”.
Para obtener los resultados se utilizaron metodologías de biología celular y una plataforma llamada Luminex. Pero la protagonista fue la biología molecular con el uso de la técnica PCR cuantitativa real time, que permite monitorear a les pacientes durante el tratamiento. Además, a través de ella se seleccionan pacientes para poder finalizar el tratamiento asegurando la seguridad clínica.
En este proyecto participaron investigadores y becarios de doctorales del CONICET; médicos hematólogos de diferentes centros del país: la doctora Carolina Pavlovsky de Fundaleu, la doctora Beatriz Moiraghi, Ana Varela del Hospital Ramos Mejía de Buenos Aires y también técnicos y coordinadores del ensayo clínico.
El diseño de este proyecto comenzó en 2018, donde se realizó la búsqueda de financiamiento y la coordinación con los centros. Un año después empezó el reclutamiento de los primeros pacientes.
En una primera etapa, que duró hasta marzo de 2020, incluyeron a 46 pacientes. Luego, como consecuencia de la pandemia, tuvieron que suspender todo hasta 2022. En junio de dicho año inició una segunda cohorte de pacientes y se sumaron otros 35.
Objetivos logrados
“El estudio actualmente está cerrado porque cumplimos con los objetivos principales del estudio, que era el reclutamiento de al menos 50 pacientes. Y pudimos también contestar algunas de las preguntas que nos hacíamos”, manifestó el biólogo molecular de la Universidad de Bolonia. “Obviamente todos estos estudios siempre abren el campo a más preguntas, pero para eso necesitamos conseguir más fondos”, señaló Bianchini.
La Leucemia mieloide crónica afecta por año a 1 de cada 100.000 habitantes. Esa es la tasa de incidencia, aunque hoy se considera que la expectativa de vida de un paciente con la enfermedad que empieza el tratamiento en fase crónica es prácticamente igual cuando es ajustada por edad a la población sana. Es una tasa de mortalidad que se redujo de gran manera en estos años.
“El problema quizás mayor es saber a quién y cuándo discontinuar el tratamiento, un poco por una cuestión clínica de evitar efectos adversos a largo plazo, mejorar la calidad de vida de los pacientes y sobre todo eliminar esa que yo llamo toxicidad financiera, porque los inhibidores son drogas de alto costo y tratar a pacientes que ya no lo necesitan, es un gasto innecesario”, explicó el entrevistado.
Además, Bianchini reflexionó sobre la importancia del CONICET y aclaró que organismos de este tipo a nivel mundial reciben el triple de presupuesto que este espacio. Y la cantidad y calidad de estudios que se llevan adelante en el organismo son muy importantes.