En una columna del Washington Post, el periodista norteamericano Jason Willick reveló los más profundos intereses de Estados Unidos (EE.UU) en relación al enfrentamiento militar entre Rusia y Ucrania. Desacuerdos entre Zelensky y la cúpula militar ucraniana; el fracaso de la Contraofensiva; la resistencia del Partido Republicano y la Secretaría de Defensa norteamericana. Nota al Pie analiza los planteos de Willick en derredor de la disputa geopolítica, la crisis al interior de la élite del país norteamericano y lo que se pone en juego en Europa del Este.
Una derrota previsible y advertida
El pasado 5 de noviembre, el columnista político norteamericano Jason Willick sorprendió con la publicación de su artículo “Los partidarios de Ucrania deben replantearse su teoría de la victoria”. En breves líneas, presentó una serie de puntos en relación al conflicto en Europa del Este que la élite de Washington se esforzó por esconder desde febrero de 2022 hasta la actualidad. A 20 meses del inicio de la Operación Militar Especial que concentró la atención de la comunidad internacional hasta el estallido del enfrentamiento entre Israel y Hamás en Oriente Medio, Willick realizó un balance de la política exterior de EE. UU en relación a Ucrania.
Por un lado, exhibe las profundas diferencias entre el Jefe del Estado Mayor Conjunto de Ucrania, General Valery Zaluzhny, y el Presidente Volodimir Zelensky. Hace un año, cuando Ucrania derrotó a los rusos en Járkov y Jersón, el entonces General norteamericano Mark A. Milley sugirió una solución negociada a la guerra, la misma que se frustró en Turquía en marzo de 2022. Tanto Milley como Zaluzhny coincidieron en detener la guerra ya que, al igual que en la Primera Guerra Mundial, entró en “un punto muerto” para los ucranianos. “Ya no se podía ganar, militarmente”, había afirmado Valery, quien la semana pasada reconoció durante una entrevista con The Economist que la Contraofensiva de Ucrania no tendría un “avance decisivo”.
A contramano de las intenciones de un desesperado Zelensky, Zaluzhny expresó que no hay condiciones objetivas para ganar el conflicto y que esa misma consideración fue ignorada en el momento oportuno. En ese marco, Willick argumentó que la Casa Blanca trató de minimizar los dichos de Milley y promovió la fracasada Contraofensiva ucraniana del 4 de junio. Una estrategia militar en la cual las naciones occidentales aliadas al Unipolarismo Financiero de la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN) invirtieron grandes esperanzas y miles de millones de dólares en armamento.
El fracaso de la contraofensiva de Ucrania
Entre los motivos del mal desempeño militar de Ucrania en Europa del Este, Jason Willick considera que EE.UU no proveyó lo que dicho país necesitaba, quizás porque Josep Biden deseaba administrar la escalada. Los misiles de largo alcance y los tanques “fueron los más relevantes para nosotros el año pasado, pero solo llegaron este año”, planteó Zaluzhny para The Economist, deslizando que ese factor favoreció la retirada de los rusos.
En ese sentido, el periodista explicó que las tropas ucranianas y sus reservas de armas “están agotadas”, y los públicos occidentales “más polarizados” sobre la prestación de mayor apoyo.
A propósito, Willick introdujo el factor político interno. Según su punto de vista, el cuestionamiento que el Partido Republicano generó alrededor del suministro de armas significó un punto de quiebre en la dirigencia política norteamericana. La diplomacia de Washington creyó ingenuamente que la Contraofensiva sería exitosa y ello arrastraría al conjunto del arco legislativo. Sin embargo, a la luz de los hechos, los miembros republicanos del Congreso votaron en contra de los proyectos de ley de ayuda a Kiev. Al respecto, el columnista planteó que ese escepticismo también se funda en la inconsistencia de la estrategia estadounidense para su política exterior. “Debemos comprender el objetivo final del estado y los criterios de salida”, solicita una carta reciente que un grupo de republicanos le envió a Biden.
En efecto, Willick anunció que la élite norteamericana no descarta el intercambio nuclear. Consciente de que se cerró la ventana para una negociación con Moscú, el Departamento de Estado en conjunto con el Pentágono avizoran una victoria rusa como un riesgo inadmisible a correr. El probable triunfo militar de Rusia representa un terrible golpe para los intereses de Estados Unidos en el escenario internacional en un contexto de intensa disputa geopolítica. A 20 meses del estallido del conflicto, el Unipolarismo Financiero no fue capaz de imponer condiciones militares en un enfrentamiento que pone en juego el capital geopolítico del esquema atlantista.
¿Otro secreto de Estado?
La publicación de Jason Willick generó revuelo en el entorno de la prensa internacional. Con una mirada crítica del accionar de Vladimir Putin y orgánica a los intereses norteamericanos, el periodista logró desandar el conflicto al interior de la élite de Washington de acuerdo a los acontecimientos en Europa del Este.
Por esto último, su trabajo se puede inscribir en la misma línea que el del célebre comunicador Seymour Hersh. Su investigación, centrada en la polémica alrededor de la explosión del gasoducto Nord Stream 2, puso de relieve las maniobras del Unipolarismo Financiero para lograr sus inconfesables intereses. El sabotaje al sistema ruso que suministraba gas principalmente a Alemania fue interpretado por Moscú como una demostración de fuerza de la OTAN.
A 20 meses del estallido del conflicto en Ucrania, se dilucidaron los motivos y razones que la élite de Washington tiene en Europa del Este. La desconexión energética entre Rusia y el resto de Europa tuvo un éxito relativo. En cambio, la desconexión comercial entre Europa Occidental y las naciones que comprenden la multipolaridad no solo no se interrumpió, sino que aumentó.
En tanto, la disputa militar encuentra a Putin y sus fuerzas en una situación de clara ventaja. Si el Unipolarismo Financiero con asiento en redes financieras globales como la de Nueva York y Londres se propuso en lo estratégico debilitar al Multipolarismo Pluriversal, Willick constató cómo la crisis interna de la dirigencia norteamericana socava los planes de su bloque.