Los líderes de 18 agencias de la ONU han emitido un llamado urgente para poner fin a la guerra entre Hamás e Israel, que se ha intensificado debido a los continuos bombardeos del Ejército israelí bajo el mando de Benjamín Netanyahu en la Franja de Gaza. En paralelo, Estados Unidos parece inclinarse hacia una estrategia de paz, buscando involucrar a diversos actores en la región. Nota al Pie examina la posición de las Naciones Unidas en medio de esta disputa geopolítica en Oriente Medio.
¡Basta ya!
Así ha reiterado su posición la Organización de las Naciones Unidas tras un mes de conflicto, en el que más de 10,000 palestinos y miles de israelíes han perdido la vida. La ONU denuncia que toda una población se encuentra atrapada y bajo ataque en sus hogares, refugios, hospitales y lugares de culto, sin acceso a lo esencial para sobrevivir. Desde el 7 de octubre, la organización ha estado trabajando en colaboración con diferentes gobiernos y organizaciones internacionales para aliviar la crisis humanitaria, especialmente en Gaza.
No obstante, Naciones Unidas viene advirtiendo sobre lo “insuficiente” que se vuelve esta ayuda en tanto no se detenga el enfrentamiento armado. De forma continua y en diferentes momentos, la ONU ha indicado que se agotan las reservas alimentarias y de salud en Gaza, comprometiendo la vida de gazatíes heridos y en búsqueda de refugio. De hecho, la profundización de la ofensiva israelí sobre la zona y la persistencia del bloque han conducido la situación a un estado crítico. A su vez, la campaña terrestre del Ejército de Israel ha dividido el territorio de Gaza en dos, empeorando aún más las perspectivas humanitarias de la población.
Estados Unidos aboga por la estrategia de paz
En su tercera visita a Oriente Medio, el Secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, se reunió con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas, en Ramala. Durante el encuentro, Blinken expresó la disposición de Estados Unidos para colaborar en la mejora de la ayuda humanitaria en Gaza y para frenar la violencia extremista contra los palestinos en Cisjordania. Esta reunión siguió a un encuentro en Amán, donde el diplomático estadounidense se reunió con ministros de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita, Jordania, Qatar, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y la Autoridad Nacional Palestina.
El posicionamiento norteamericano se encuadra en una reorganización de su estrategia en derredor del enfrentamiento. Apenas estalló el conflicto tras la Operación militar inundación de Al Aqsa, el presidente Josep Biden condenó enérgicamente a Hamás e hizo una contundente defensa del derecho del Estado de Israel. A propósito, desde mediados de octubre movilizó una importante flota de la Armada norteamericana en las aguas del Mar Mediterráneo en dirección al territorio israelí, dejando en claro la intención del Departamento de Estado de defender sus intereses en la estratégica región de Oriente Medio. Sin embargo, atento al desarrollo de los acontecimientos, Estados Unidos ha optado por bajar la tensión. Si bien no descuida sus vasos comunicantes con el gobierno conservador de Netanyahu, la diplomacia de Washington comenzó en las últimas semanas a coordinar encuentros con diferentes actores políticos de la región. Los esfuerzos por reforzar la ayuda humanitaria en Gaza y promover una estrategia de paz en el marco del enfrentamiento ponen de relieve este movimiento. Acorralado por la incapacidad militar, diplomática y comunicacional de Israel para imponer sus condiciones, Blinken y su equipo mantienen las conversaciones con Tel Aviv mientras se muestran a disposición para detener la contienda bélica en el enclave palestino.
La lucha geopolítica en la ONU
La convocatoria de la ONU expresa su incapacidad para articular a las partes involucradas y el conjunto de las potencias regionales e internacionales en una estrategia de paz. En efecto, también manifiesta la crisis al interior del organismo multilateral. Nacido al calor de la posguerra en 1945, fue la propia ONU el espacio internacional que legitimó la creación del Estado de Israel en 1948. Luego de décadas de alta conflictividad entre la población hebrea y musulmana en la región que rodea a Jerusalén por el derecho divino de las tierras, Naciones Unidas resolvió la independencia israelí dividiendo el territorio en dos. De esta manera, generó las condiciones para que los palestinos musulmanes elevan sus reclamos por considerar injusta la distribución.
En líneas generales, la ONU ha tenido un posicionamiento condescendiente con los intereses de Tel-Aviv, profundizando la conflictividad entre ambos pueblos. De este modo, favoreció la estrategia de Estados Unidos y el Reino Unido de Gran Bretaña, que históricamente apoyaron y fortalecieron la posición de Israel para tener control sobre la región y contener el desarrollo del Eje de la Resistencia árabe en el siglo XX y el Multipolarismo Pluriversal en franco ascenso. Con la instalación del Consenso de Washington, la Unión Europea (UE) también se subordinó a la hegemonía del Unipolarismo Financiero y su brazo armado de la OTAN. En la actualidad, tanto la UE como la ONU han demostrado serias dificultades para coordinar una estrategia de paz, escenario que colisiona con los intereses del esquema geopolítico unipolar.