jueves 26 de diciembre de 2024

Los hombres que no amaban a las mujeres: cómo la masculinidad tóxica se adueñó de “El Club de la Pelea”

La cuarta película de David Fincher, lanzada como una crítica contundente al capitalismo y a la deshumanización inducida por una sociedad consumista, fue adoptada como emblema por grupos extremistas y misóginos en línea, conocidos como la manosfera.
El Club de la Pelea
Concebida como una crítica a la sociedad de consumo, “El Club de la Pelea” se convirtió en emblema de un grupo de hombres que odian a las mujeres. Crédito: IMDB.

Hace más de veinte años, El Club de la Pelea (David Fincher, 1999) presentó a las audiencias una historia de hombres estadounidenses descontentos que persiguen la autenticidad golpeándose unos a otros en lúgubres sótanos. En el transcurso de la narración, este grupo deviene en una célula terrorista llamada Proyecto Mayhem, que coloca bombas en rascacielos corporativos. 

La película, una crítica arrolladora al capitalismo y a la sociedad de consumo, se convirtió en un punto de encuentro para la exploración de la masculinidad posmoderna, el resentimiento entre los hombres blancos y las relaciones de género. 

Basada en una novela publicada en 1996 por Chuck Palahniuk, la película ocupó el primer puesto de taquilla en su primer fin de semana, pero luego fracasó rápidamente. En DVD, sin embargo, encontró una segunda vida y vendió millones de copias, convirtiéndose en un filme de culto. Ahora es parte del canon cultural de masas contemporáneo, a través del cual un gran número de hombres intenta reflexionar sobre la masculinidad: la manosfera.

Cuando se estrenó, fue vista por muchos críticos como una declaración condenatoria sobre la cultura consumista, los roles deshumanizadores impuestos a los hombres por el capitalismo estadounidense y los excesos de la masculinidad extrema. Su director, David Fincher, fue ampliamente elogiado por haber capturado el zeitgeist de la época.

Pero su legado puede terminar siendo bastante diferente. Una década y media posterior a su lanzamiento y recepción como un clásico de culto, fue adoptada por una colección informal de comunidades masculinas radicales en línea como una especie de texto evangélico.

Los miembros de estos grupos, que se congregan en sitios como Return of Kings, Masculine Empire y The Red Pill, atribuyen los males de la sociedad occidental al declive de los roles de género tradicionales. Todos ellos comparten una hostilidad profundamente arraigada hacia las mujeres y, lo que es más importante, hacia el feminismo. 

Dividen a los hombres en dos tipos: “alfa” y “beta”. Los machos alfa son dominantes, duros, brutales y tienen relaciones sexuales regularmente con mujeres atractivas; los betas son débiles, castrados y simpatizan con los llamados “guerreros de la justicia social”. Como era de esperarse, muchos son fanáticos de políticas de extrema derecha.

El Club de la Pelea
La violencia actúa como primitiva catarsis que alienta a los individuos a creer en el espejismo del empoderamiento. Crédito: Wallpapers HD.

El evangelio según Tyler Durden

Cada noche de cada fin de semana, hombres de las más variadas clases y condiciones sociales se concentran en lugares solitarios, como sucios sótanos o estacionamientos, para pelear entre ellos. No hay motivo alguno para el combate, sin odios ni rencores de por medio.

No usan camisas ni zapatos, participan dos hombres por pelea, y se lleva a cabo un combate a la vez. Cuando uno de los contendientes se rinde, la pelea termina. Pero, sobre todo, hay una sola regla: nadie debe hablar del Club de la Pelea.

La trama de la película es relativamente sencilla: el Narrador (Edward Norton), un anómico de 30 y tantos años, crea un alter ego, el macho y anárquico Tyler Durden (Brad Pitt). Durden funda un movimiento en el que hombres privados de sus derechos se reúnen para golpearse físicamente unos a otros, que luego se convierte en un grupo llamado Project Mayhem. Su objetivo final: destruir los pilares del corporativismo para que los hombres recuperen su importancia y propósito.

“Somos los hijos medianos de la historia, educados por la televisión para creer que un día seremos millonarios, estrellas del cine y estrellas del rock. Pero no es así. Y acabamos de darnos cuenta”. La violencia es la primitiva catarsis que alienta en los individuos el espejismo de una total confianza en sí mismos.

Entonces, ¿cómo una crítica acérrima al capitalismo, a la sociedad de consumo y una sátira sobre la violencia de la masculinidad desbordada se convirtió en el célebre texto canónico de la manosfera? El controvertido grupo Real Social Dynamics (RSD), presentó la película por primera vez a mediados de la década de 2000 a su comunidad de gurús de la seducción a través de conferencias que enseñaban el “juego” a hombres desventurados. 

Casi al mismo tiempo, El Club de la Pelea se convirtió en un tema constante de discusión en foros de “seducción”, un lugar utilizado para predicar la Buena Palabra, solo que no de Jesucristo, sino de su propio Señor y Salvador, Tyler Durden.

Otras dos comunidades en línea también adoran el evangelio de Durden: The Red Pill (una clara alusión a The Matrix), una comunidad que se describe a sí misma como un lugar para “discutir estrategias sexuales en una cultura que carece de una identidad positiva para los hombres”, y el grupo más radical Men Going Their Own Way, que se niega a mantener cualquier tipo de relación con mujeres. 

Los miembros de estos grupos ven El Club de la Pelea como una historia de redención, la historia de un macho beta que alcanza su verdadero potencial alfa. La película, para los miembros de estas comunidades, muestra las luchas que atraviesa un hombre al tragar la píldora roja, muestra las negaciones y el miedo de desviarse del camino, como una escena de The Matrix, es aceptar la creencia de que la sociedad moderna ahora está en contra de los hombres.

La afinidad de la manosfera con El Club de la Pelea surge de una afirmación central común, biológicamente determinista: los hombres están predispuestos a ser cazadores-recolectores violentos y dominantes que, habiéndose encontrado domesticados por la civilización moderna, ahora se encuentran en un estado de crisis. O, como dijo David Fincher en una entrevista de 1999 para promocionar la película: “Estamos diseñados para ser cazadores y estamos en una sociedad de compras. Ya no hay nada que matar, no hay nada que luchar, nada que superar, nada para explorar. En esa castración social, se crea este hombre común”.

El Club de la Pelea
Los conceptos de despertar a la realidad de “The Matrix” también fueron apropiados por la manosfera. Crédito: IMDB.

Marla Singer, la mujer como objeto y enemigo

El principal inconveniente de la película para los miembros de estos grupos radica en su “final de Hollywood”. En un enfoque más auténtico al estilo Red Pill, la película habría concluido con el Narrador dejando a Marla (Helena Bonham Carter), su novia en la historia. Para ellos, Marla representa una “bomba y descarga”.

Marla es un personaje que está lleno de problemas emocionales y mentales. Su comportamiento errático y su aparente falta de inhibiciones la hacen parecer una persona que acumula tensiones y emociones intensas. Su estilo de vida desordenado y su actitud indiferente hacia las normas sociales son como la “bomba” que acumula esas tensiones.

Sin embargo, Marla también es un personaje que tiende a expresar sus emociones de manera brusca y sin filtro. Ella no se reprime y a menudo hace lo que quiere, incluso si es socialmente inapropiado. Esta expresión directa y franca de sus emociones y deseos puede considerarse la “descarga”. Marla actúa como un contrapunto al personaje principal de la película y su lucha interna, ya que ella parece liberarse de las restricciones sociales y las inhibiciones que él experimenta.

Sin embargo, los miembros de la manosfera tienden a interpretar la relación entre Tyler y el Narrador con Marla como un ejemplo perfecto de la filosofía alfa/beta. Brad Pitt encarna al macho alfa que conquista y coge, mientras que Edward Norton representa al macho beta que paga las consecuencias. Se critica que Edward Norton tiene que soportar las quejas emocionales de Marla, mientras que Tyler Durden se involucra con ella sin mostrar ninguna empatía.

El Club de la Pelea
La manosfera no entendió la película, que es una crítica a Tyler Durden y lo que representa. Crédito: Wallpapers HD.

El hecho de que el Narrador y Tyler sean en realidad la misma persona afirma la creencia de la manosfera de que incluso el hombre más beta puede volverse alfa. La película puede ser atractiva para un individuo que tenga este tipo de visión retrosexual, pero la principal ironía es que su protagonista está loco. 

Tanto la manosfera como El Club de la Pelea creen que la falta de roles “heroicos” para los hombres en la sociedad causó un malestar masculino generalizado. Sin embargo, estas comunidades en línea añaden una advertencia crucial y misógina: las mujeres son las culpables.

Al igual que las políticas de extrema derecha, ven el estatus social y la autoestima en la sociedad como recursos o beneficios finitos y que solo se pueden ganar a expensas de otros. Estas cosas deben ser reclamadas —incluso arrebatadas a través de la violencia— , a las mujeres. 

En palabras del youtuber Cantu: “Creo que le hemos dado a las mujeres demasiado poder, demasiada agencia… Realmente será como un apocalipsis zombie, una situación fuera de la red o como una erupción solar… Volvamos a la Edad de Piedra, por así decirlo, y ahí es cuando los hombres volverán a sentirse importantes”.

Hubo escasa discusión en estos foros acerca de cómo finalmente se revela que Tyler es una alucinación, que existe solo en la mente del personaje interpretado por Norton: una proyección imaginaria creada por su subconsciente para liberarlo del malestar existencial derivado de un trabajo corporativo alienante y consumismo exacerbado.

En la escena final, el personaje de Norton “mata” a Tyler, reconociendo (y eligiendo) un camino intermedio entre el consumismo sin sentido de la clase media y la voluntad nihilista del poder del terrorista. Este acto resulta fundamental para los defensores más apasionados de la película, ya que demuestra que El Club de la Pelea opera como una crítica a Tyler, no como una celebración. 

Sin embargo, este aspecto de la película fue reconocido en línea como un defecto temático o una concesión a las demandas de la producción cinematográfica de los grandes estudios.

El Club de la Pelea
“Joker”, “Taxi Driver”, incluso “La Naranja Mecánica”, también son utilizadas como referencia por estos grupos radicales. Crédito: IMDB.

La palabra de David Fincher sobre El Club de la Pelea

David Fincher, cuya película más reciente, El Asesino, se  estrena en Netflix el 10 de noviembre, se sentó para una entrevista con Steve Rose, de The Guardian. La charla abordó una comparación entre El Club de la Pelea con su nuevo trabajo, como voz en off, nihilismo y post-punk rock de finales de los 80. 

Cuando Rose presionó a Fincher para que comentara cómo su película más definitoria de los 90 se había convertido en un texto fundamental para la manosfera, el director al principio se mostró reacio a aceptarlo. “El lenguaje evoluciona. Los símbolos evolucionan”, dijo, sugiriendo que su película no estaba codificada para ningún blogger de la manosfera de extrema derecha.

“Es imposible para mí imaginar que la gente no entienda que Tyler Durden es una influencia negativa”, dijo Fincher, refiriéndose al fenómeno de la gente que no entiende el sentido de la película. La última declaración del cineasta al respecto, además de comparar su trabajo con Norman Rockwell y Guernica, fue la siguiente: “No soy responsable de cómo la gente interpreta las cosas”.

La manosfera no es un fenómeno estadounidense

La manosfera es un fenómeno que trasciende las fronteras de Estados Unidos y se hace evidente también en nuestro país. En medio del avance hacia la conquista de derechos para las mujeres y las minorías, los hombres de derecha en Argentina han iniciado conversaciones preocupantes sobre cómo enfrentar al “enemigo” y combatir el feminismo como si fuera una fuerza a derrocar. 

Están agotados por la pérdida de su antiguo dominio y por no poder interactuar con las mujeres de la misma manera que solían hacerlo, ya que las nociones y actitudes que fueron moldeadas por el patriarcado se están desmoronando.

Estos hombres, cuyas ideas se alinean con la ultraderecha que experimentó un auge con figuras como Patricia Bullrich y Javier Milei, son extremadamente misóginos. Canalizan su odio hacia las mujeres en línea, utilizando plataformas digitales para difundir su mensaje de odio y desprecio. 

La lucha por la igualdad de género y los derechos de las mujeres es un desafío global que requiere un esfuerzo colectivo para superar estos obstáculos y construir un futuro más justo y equitativo para todes.

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