El presidente de Rusia, Vladimir Putin, está en el centro de la escena desde la invasión rusa a territorio ucraniano. Esta vez, se trata de la promulgación de una ley que revoca el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (TPCE), la cual fue firmada el pasado jueves.
El mismo fue lanzado en 1996 y prohíbe todos los ensayos con armas nucleares. Sin embargo, no entró en vigor, ya que las tres principales potencias mundiales y nucleares, China, Rusia y Estados Unidos, nunca lo ratificaron. En parte, esta medida se debe a la no ratificación de la Casa Blanca.
Según la agencia de noticias AFP, el mandatario ruso estampó su firma en el texto, antes validado por el Parlamento, donde el oficialismo es mayoría. En ese marco, la amenaza hecha en octubre por el Kremlin cobró forma hace unos días.
Al respecto, Putin afirmó: “No estoy listo a decir si debemos o no reanudar las pruebas”. Cabe recordar que, desde el inicio de la invasión, los altos mandatarios rusos amenazaron en varias ocasiones con utilizar el arma nuclear; sin embargo, el presidente siempre mostró cautela.
Rápidamente la Unión Europea (UE) salió al cruce y condenó la decisión de Moscú. El alto alto representante para Política Exterior de la UE, Josep Borrel, enmarcó esta situación en el contexto de la “ilegal guerra de agresión” contra Ucrania.
“La Unión Europea insta a Rusia a respetar el propósito y los objetivos del tratado”, señaló Borrell en su nota, en la que lamentó lo que considera “un grave paso atrás” por parte de Rusia, a pesar de que el tratado técnicamente no entró nunca en vigor.
Por su parte, el secretario de Estado de EE.UU, Antony Blinken, remarcó: “Estados Unidos sigue comprometido a lograr la entrada en vigor del TPCE, y reiteramos nuestro compromiso con el cese de pruebas de explosivos nucleares de rendimiento cero, que ha estado vigente durante 30 años”.
¿Nueva Guerra fría?
Mientras Rusia amenaza con ensayar con armas nucleares, China y Estados Unidos tensan aún más sus relaciones. En febrero de este año, un globo espía chino sobrevoló en suelo norteamericano, al enterarse de esto, el presidente Xi Jinping estalló de furia con sus altos mandos militares.
Este episodio expuso la creciente y ultrasecreta competencia de espionaje entre ambos países. El suceso del globo refleja un nuevo y agresivo abordaje para recopilar inteligencia, de un lado y del otro.
Para Washington, las operaciones de espionaje son una parte crucial de la estrategia del presidente, Joe Biden, con el fin de limitar el crecimiento militar y tecnológico de China. Esto último en línea con su idea de que el gigante asiático representa el mayor desafío para Norteamérica.
Los principales esfuerzos de ambos lados están dirigidos a responder las preguntas más difíciles que tienen los mandatarios: cuáles son las intenciones de los líderes de la relación rival y qué capacidad militar y tecnológica tienen.
Por otro lado, el Departamento de Comercio de Estados Unidos anunció hace unas semanas nuevos controles a la exportación para impedir que China adquiera chips informáticos avanzados e incluso el equipo necesario para fabricarlos.
Esta es la última de una serie de medidas destinadas a frenar los avances tecnológicos y militares en Pekín. Las nuevas normas introducen un requisito que dificultará al país asiático la fabricación de los chips, tanto en China como en el extranjero.
Mientras tanto, Estados Unidos y China están allanando el camino para que el presidente chino, Xi Jinping, visite Washington para mantener un nuevo encuentro con Joe Biden, según informó el diario The Wall Street Journal.
Biden y Xi se vieron por última vez en el 2022 durante la celebración del G20 en Indonesia, ya que este año el presidente chino no acudió a la reunión celebrada en India. Mientras tanto, continúan los ataques de inteligencia entre unos y otros.