La Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) celebra el 95° aniversario de El Gato Negro, una emblemática confitería ubicada en Avenida Corrientes 1669. Este espacio histórico, reconocido por haber comenzado como una prestigiosa sala de té, recibió un reconocimiento especial por parte de la Legislatura porteña.
Quienes caminan por la emblemática Avenida de los Teatros sienten un aroma único e irrepetible a especias frescas como el curry, el azafrán, la canela y la cúrcuma. Estos, a su vez, se mezclan con el del café recién tostado y molido.
El búnker de esa amalgama tiene su razón de ser en la inmortal confitería El Gato Negro, que abre sus puertas con una variedad de horarios: lunes de 9:00 a 22:00; martes de 9:00 a 23:00; miércoles y jueves de 9:00 a 0:00; viernes y sábados de 9:00 a 2:00; y domingos de 15:00 a 23:00.
Esta joya gastronómica se destaca por conservar en su fachada su patrimonio arquitectónico y mobiliario original. Por ejemplo, cuenta con la misma tostadora de café empleada por los primeros que sirvieron a les amantes de esa bebida que, al igual que el mate, forma parte de la vida cotidiana de les argentines.
Esto permite a muches clientes y seguidores trasladarse al tiempo en el que fue fundado El Gato Negro, una manera más para recordar la historia del lugar.
¿Cómo nació El Gato Negro?
El prestigioso rincón fue creado por el español Victoriano López Robredo en 1928, y el pasado 30 de octubre cumplió 95 años. Por iniciativa del diputado Roy Cortina, presidente de la Comisión de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, recibió una distinción de la Legislatura porteña.
Hace cinco años, como homenaje a su larga trayectoria, obtuvo una placa que fue ubicada en presencia de grandes personalidades de la cultura y la gastronomía de la ciudad.
López Robredo bautizó a la confitería como El Gato Negro para recordar al café homónimo que se encontraba sobre la Calle de Alcalá en Madrid, España. Don Victoriano, antes de radicarse en Argentina, vivió durante 40 años entre Singapur y las Filipinas.
Era empleado de una empresa británica y ahí aprendió el “arte” de trabajar con las especias. El primer nombre que tuvo el local fue La Martinica, pero duró solamente un año. Cuando se mudó a su ubicación actual obtuvo su nombre definitivo.
El negocio pasó por varias manos, pero hubo resistencia a su renovación. Sin embargo, luego de tres generaciones, El Gato Negro sigue en manos de la familia de don Victoriano, quienes a lo largo del tiempo supieron conservar el espíritu bohemio y el encanto del lugar.
Para muches, su apariencia evoca a Londres. No sólo se pueden comprar las especias más exóticas del mundo, semillas aromáticas, condimentos y hierbas, sino que también se disfruta de excelentes cafés tostados artesanalmente en el local, tés traídos de los más remotos lugares del mundo, así como tragos y licores. También pueden degustarse delicias gourmet dulces y saladas como tapas, diferentes tablas o exclusivos sándwiches como los famosos Croque Monsieur y Croque Madame.
Nadie podría suponer que hubo un tiempo en que sus dueños decidieron cerrar el bar notable y vender el negocio, pero gracias a la buena voluntad y gestión de los medios de comunicación y de sus seguidores lograron que esto no sucediera.
Los aromas y sabores de El Gato Negro
Esta confitería, que goza de cientos de fanátiques, tiene la particularidad de que sobre el mostrador presenta grandes frascos con cada una de las especias que se utilizan, muchas de ellas provenientes de la India.
Estas especias, consideradas de alta calidad, se caracterizan por ser las más codiciadas. Es el caso del azafrán, que se puede adquirir al peso y sobre el cual se conoce que un solo gramo puede condimentar un kilo de arroz por el sabor y aroma potente.
Otra de las consentidas dentro de las especias es la canela de Ceylán en barra, que llama la atención por su gran tamaño. Por otro lado, El Gato Negro ofrece los famosos blends de té en hebras, como el té verde con naranja y jengibre. Se destacan también los chocolates y frutas glaseadas.
Además, durante el invierno es indispensable el chocolate caliente con churros, los preferidos de turistas que viajan desde cualquier parte del mundo y que el boca en boca permitió generar más interesades a conocer en vivo y en directo las instalaciones de El Gato Negro.
En este emblemático lugar también se realizan presentaciones de libros, disertaciones y actividades culturales con música de jazz o tango. No existe pretexto alguno para no dejarse seducir por un lugar que atrapa no sólo a les argentines, si no a les turistas de todo el mundo.