El fútbol a lo largo de los años ha transmitido una innegable esencia de pertenencia entre ciertos jugadores con algunas instituciones. En Argentina hay varios de esos casos, pero la historia entregó un solo vínculo tan grande entre un futbolista y la Selección Argentina. En ese sentido, Diego Armando Maradona demostró durante toda su vida deportiva un apego inquebrantable con la “Albiceleste”. Su amor fue tan grande que hace 30 años apareció cuando más se lo necesitó.
Un 31 de octubre de 1993 se realizó el último regreso de “Pelusa” a la Selección para ser parte del repechaje para el Mundial 1994 tras 3 años de ausencia. El panorama de desencuentro se produjo luego del subcampeonato mundialista en 1990, cuando Argentina cayó en la final ante Alemania. Asimismo, el retorno del “10” ocasionó una dura caída en la última fecha de las Eliminatorias Sudamericanas de hace tres décadas.
En aquella ocasión Colombia goleó 5-0 en el Estadio Monumental y le propinó la peor derrota como local a Argentina. El contexto también implicó la última edición de las Eliminatorias en un formato de grupos. Unas jornadas antes, la Albiceleste perdió un invicto de 33 partidos en Barranquilla y a pesar de ser bicampeón de Copa América (1991 y 1993), complicó su clasificación a la siguiente Copa del Mundo.
Este lúgubre panorama no fue más oscuro ya que Perú consiguió su primer empate contra Paraguay, equipo que debía ganar para apostar al partido de repesca. La inesperada situación despertó el gran amor de Maradona por los colores ya que sufría sus derrotas como nadie. De este modo, un guiño de la suerte le permitió a Argentina viajar a Sídney para mantener su ilusión de clasificar y le abrió la puerta a Maradona para su regreso.
Con una catástrofe deportiva en puerta, Alfiio Basile, técnico de la Selección Argentina de aquel entonces, tuvo que limar asperezas con Maradona y aceptar su vuelta. Incluso, durante el baile colombiano los hinchas cantaron por el regreso de Pelusa. Más allá de que el futbolista dijo que no regresaría con ese DT, a pocos días de su llegada a Newell’s dejó en claro su postura de estar ante Australia. Aquel Mundial de 1994 fue el último con 24 equipos y también el de Diego Maradona.
Una renuncia inesperada
Con la consagración en el Mundial de 1986, todos los argentinos especulan que la Selección podría repetir en la siguiente edición de la mano de Maradona. No obstante, la conclusión no fue la misma, aunque estuvo muy cerca. La derrota en la final ante Alemania significó más que una simple caída a nivel deportivo, se sintió como dos pérdidas en una por lo que causó después. “No juego más, creo que no”, señaló el jugador tras el partido.
La renuncia de Maradona coló hondo en los aficionados argentinos, quienes creyeron que nada sería igual sin él. Alemania se impuso 1 a 0 con un penal a los 42’ del complemento y representó un golpe muy duro para Argentina. Como sucedió con Lionel Messi hace unos años, Maradona anunció su renuncia de la Selección en caliente tras el cotejo. A su vez, para muchos dentro del mundo del fútbol, en aquél partido hubo una conducción arbitral que tiró más para los teutones.
Con el paso del tiempo, Maradona siempre recordó aquella final como injusta al percibir que le arrebataron a la Argentina la Copa del Mundo. Sobre la misma línea, indicó en todo momento que el juez mexicano Edgardo Codesal sancionó un polémico penal a falta de 5’ para el final. De todos modos, el «Diez» también indicó en un video de Instagram de 2020 como llegaron con “soldados heridos” tras eliminar a Brasil e Italia.
“Los alemanes llegaron enteros. Y nosotros jugamos en llantas”, recordó en referencia a las fases anteriores que dejaron mucho desgaste mental. “No hacía falta que nos robaran, como no robaron”, continuó. También habló del juego brusco del torneo: “A mis compañeros, les pido disculpas. Porque el maltrato que sufrieron durante todo el Mundial, fue por mi culpa”.
Por último, sentenció las consecuencias del desenlace: “Todo lo que me tocó vivir a mí, después, fue por ganar partidos que no debía ganar”. A lo que agregó que “si eso sirvió para hacerlos felices, volvería a hacerlo”. Aquel mítico subcampeonato en la carrera deportiva de Maradona representó una fuerte decepción personal y le llegó a nivel grupal a todo el país.
Una estrategia premonitoria
Con la renuncia de Maradona, se avecinaba una difícil transición de cara a la Copa del Mundo de 1994, la cual se empezó a vivir durante las Eliminatorias. Con un formato de grupos, la Selección obtuvo 7 unidades y debió conformarse con jugar el repechaje ante Australia, un encuentro que tuvo un condimento polémico.
La ida se jugó en Sídney y finalizó 1-1, donde el gol argentino lo marcó Abel Balbo. La vuelta se disputó en el Monumental y fue victoria local por la mínima con tanto de Gabriel Batistuta. En aquel encuentro de desquite no hubo control antidoping y tras el mismo se especuló con alguna maniobra ilegal. Llamada “café veloz”, al parecer los dueños de casa recibieron una infusión con alguna sustancia prohibida para enfrentar al conjunto de Oceanía.
En 2011 fue el propio Maradona quien reveló lo que Julio Grondona le dio a los jugadores. “Al café le ponían algo y por ahí corríamos más. Eso Grondona lo sabía. Para jugar con Australia te daban un café veloz”, explicó Pelusa en una entrevista. En tanto, los australianos también hablaron en su momento sobre la “ventaja deportiva” del rival. “Fuimos inocente en aceptar que no hubiera doping. De todas formas, ellos tenían mejor equipo que el nuestro”, declararon.
Por su parte, Maradona ventiló otros aspectos de ese momento debido a su tensa relación con Grondona tras la eliminación del Mundial de 2010. “Habíamos tenido controles antidoping en todos los partidos y justo ahí no. ¿Por qué? Porque te daban un café veloz y por ahí la clavabas en un ángulo”, indicó. Con la clasificación al Mundial de 1994 sellada, el destino arremetió contra la Argentina y le jugó una mala pasada con muchos tintes de karma.
Una ilusión que se truncó antes de tiempo
Luego de superar a Australia y con menos de cinco partidos al hombro con Argentina en el ciclo de Basile, Maradona retornaba a una Copa del Mundo. No obstante, aquella edición no se dio como todos esperaban ya que el nacido en Lanús jugó solo dos cotejos y nunca más se puso la celeste y blanca. En la primera fase, Argentina compartió grupo con Grecia, Nigeria y Bulgaria. El primer duelo entregó una goleada de 4-0 ante los griegos, con un gol de Pelusa incluido.
Para el segundo compromiso tocó el turno de los nigerianos, pero al finalizar el mismo, Maradona fue seleccionado para realizarse un control antidoping. Una vez hechos los análisis correspondientes, se conoció la peor noticia posible: efedrina, norefedrina, seudoefedrina, norseudoefedrina y metaefedrina. Ese resultado obligó a que abandonara la concentración argentina y recibiera una sanción de 15 meses sin jugar al fútbol.
Ante ese oscuro panorama, el 10 siempre argumentó que nunca buscó sacar ventaja deportiva. Al contrario, explicó que las sustancias se encontraban en un remedio para la gripe que le dio Daniel Carrini, preparador físico de aquel entonces. Sin embargo, él mismo se equivocó y compró un energizante de venta libre que contenía dichas sustancias ilegales. Esa triste situación derivó en una de las míticas e históricas frases del “Diez”: “Me cortaron las piernas”.
Las palabras de Maradona fueron dirigidas para la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA) y el propio Grondona. El dirigente argentino fue acusado de traición por acordar con el ente regulador del fútbol mundial y no confiar en él para luchar por defender su inocencia. Lo irónico del caso vino años después cuando la WADA (Agencia Antidopaje) dictaminó que la cantidad ingerida por Maradona de las sustancias no era suficiente para ser considerada dopaje.