Semanas después del ataque de Hamas, Rusia condenó la violencia tanto en Israel como en los territorios palestinos, manteniendo así su neutralidad. También criticó a Estados Unidos por su «enfoque destructivo», el cual ignoró la necesidad de un Estado palestino independiente. Esta negativa a tomar posicionamiento es una clara señal de cómo se rompieron las relaciones de Moscú con Israel tras la ocupación de Ucrania por parte del gigante euroasiático.
En un contexto donde el ataque de Hamas y la respuesta armada del ejército israelí continúan asediando a ambas poblaciones, el representante de Rusia en las Naciones Unidas, Vassily Nebenzia, presentó un proyecto ante el Consejo de Seguridad con el fin de pedir un alto al fuego, sin condenar al grupo palestino.
Esta propuesta tuvo solo el apoyo de China, pero fue rechazada, como era de esperarse, por Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Japón.
Tras una reunión con China, el viceministro de Exteriores de Rusia, Mijaíl Bogdanov, dijo que Moscú «está dispuesta a trabajar con China para promover un pronto alto el fuego y detener los combates entre palestinos e israelíes. Así como crear condiciones para un pronto retorno al camino correcto en la cuestión palestina».
Este lunes, el propio Nebenzia aseguró ante el Consejo de Seguridad que «en Cisjordania y la Franja de Gaza se está desarrollando una catástrofe humanitaria de alcance bíblico».
Además, remarcó que Israel «ignora abiertamente las opiniones de la gran mayoría de los miembros de la ONU, incluyendo muchos países occidentales, sobre la necesidad de poner fin a la violencia».
«El tiempo de las medias tintas […] ya pasó. No ayudarán las pausas humanitarias. No se puede brindar ayuda humanitaria en medio de las hostilidades en el terreno», denunció.
En esta misma línea, Nebenzia detalló que «hoy en día, la tarea prioritaria de la comunidad internacional es parar el derramamiento de sangre, minimizar el daño a la población civil y reorientar la situación hacia la dimensión político-diplomática».
La situación actual y otras posturas
El conflicto ha escalado desde el primer golpe perpetrado por Hamas, el 7 de octubre. El ataque fue ejecutado por tierra, aire y mar, dejando una cifra de 1.400 muertes y centenares de rehenes en manos del grupo islámico.
Por su parte, las Fuerzas de Defensa de Israel han bombardeado Gaza sin descanso, lo que provocó un número de víctimas que todos los días crece un poco más. Este martes se elevó a un total de 8.525 muertes y 21.543 heridos.
Contrariamente a la postura rusa, el portavoz de la Casa Blanca, John Kirby, sostuvo: «No creemos que este sea el momento para un alto el fuego. Israel tiene derecho a defenderse. Todavía tienen trabajo que hacer para perseguir a los dirigentes de Hamas».
En tanto, el presidente de China, Xi Jinping, coincidió en la postura con Rusia. «La máxima prioridad ahora es alcanzar un alto el fuego lo antes posible, para evitar que el conflicto se extienda o incluso se descontrole y provoque una grave crisis humanitaria», declaró.
Así, mientras los líderes discuten, la situación en Gaza continúa escalando. Este fin de semana cientos de residentes irrumpieron en almacenes y centros de distribución de ayuda de las Naciones Unidas, ubicados en el sur y en el centro de la Franja, y se llevaron harina y otros suministros básicos, como artículos de higiene. Este hecho evidencia, una vez más, que el verdadero costo de la guerra son las vidas de las personas.