Villa Carlos Paz, destacada ciudad turística de la provincia de Córdoba, se encuentra en el Valle de Punilla, a las costas del lago San Roque. Esta localidad ofrece múltiples alternativas para fomentar el turismo y hacer de la experiencia un recuerdo gratificante.
En el centro de la ciudad se ubica el mítico reloj Cucú de madera. Colindante a la ciudad, se puede observar la cima del Cerro de la Cruz, el cual ofrece vistas al lago y el centro. Al suroeste, se encuentra el Parque Nacional Quebrada del Condorito, una gran zona de prados rocosos conocida por sus cóndores andinos.
Este lugar es muy reconocido por sus montañas, ríos y la movida cultural y teatral que cobró mucho auge en la temporada de verano. Con todo lo anterior dicho, son muchas las personas que desconocen el traslado por aerosilla.
El predio más concurrido para vivir esta experiencia aérea es el Complejo Aerosilla Carlos Paz, situado en la calle Florencio Sánchez s/n. Sus horarios abarcan los tramos de 9:30 a 12:30 y 14:30 a 19:30, la entrada es de $4000 y se adquiere en boletería. Además, el sitio cuenta con otras actividades atractivas.
De acuerdo a la información que detalla en su sitio web, “la aerosilla comienza a desarrollarse como idea de un grupo de inmigrantes, principalmente austriacos, residentes por los años 1950 en Villa Carlos Paz, entre los que se encontraba el Ingeniero, Rodolfo Widner, quien conocía y poseía contactos en Austria sobre estos medios”.
Acota que con el aspecto técnico en vías de solución, solo faltaba la conformación de la sociedad y conseguir los capitales necesarios. Para ello y por intermedio de Federico Block se contactaron con José Fernando Olmos y Arnoldo Augusto Nicollier, para que se encargaran de los aspectos societarios y la obtención de los esos capitales.
“Fue así como en septiembre de 1954 se formó la sociedad Aerosilla S.A.I.C. con un grupo accionario comprendido por los Block (padre e hijo), Olmos, Witner, Nicollier, Orsi, Rodil y Langhi entre otros con un capital social inicial de $1.000.000 moneda nacional”.
¿Cómo funciona una aerosilla?
La aerosilla es un medio de elevación donde las personas de a dos son transportadas en sillas que cuelgan de un cable tractor, el cual se mueve ascendiendo en contra de la pendiente. Este tipo de transporte existe también en la ciudad de Bariloche pero en ese lugar las utilizan para esquiar sobre la nieve.
Subir a la aerosilla puede al comienzo generar ansiedad y nerviosismo en algunas personas, sobre todo si es su primera vez pero poco a poco al empezar a apreciar el hermoso paisaje de las montañas, se vive una sensación de paz y tranquilidad.
Al llegar al otro lado del sitio, el operador ofrecerá ayuda antes de que entre otra silla. Y en cualquier caso, el sistema siempre puede detenerse, por lo tanto, no es motivo para perder la calma. De todas formas, apartarse al costado si uno siente que está demorando mucho tiempo, es siempre una buena medida de seguridad.
El Complejo Aerosilla Carlos Paz, en el primer viaje de ida, al bajarse se puede conocer otros sitios que están dentro de las instalaciones como: confiterías, realizar expediciones para visitar ríos, senderos y practicar otros deportes como tirolesa. Por otro lado, el viaje de regreso se puede elegir en cualquier momento.
Les niñes siempre deben estar acompañados de adultos, aunque les adolescentes prefieren ir solos para experimentar la aventura. No es aconsejable llevar un equipo de mate porque al querer tomar, se puede perder la concentración. Usar el celular si bien ayuda a captar imágenes, es aconsejable sumergirse en observar el hermoso paisaje y no concentrarse en captar imágenes.
El recorrido consiste en más de 600 metros, sistema de cablecarril y un despegue máximo del piso de unos 15 metros. Tras años de fiel servicio, fue renovado en 1980 y nuevamente en el 2005.
Gracias a esto y a un constante mantenimiento preventivo, el Complejo Aerosilla Carlos Paz, aprobó todas las normas internacionales de calidad ISO 9001: 2000 en el año 2008.
Por estas y muchas más razones, es interesante vivir la experiencia para apreciar desde lo alto la majestuosidad de la naturaleza, que invita a relajarse y reflexionar.