A pesar de que la candidata de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, todavía tiene expectativas de llegar a la presidencia, las previsiones arrojan una mayor probabilidad de una segunda vuelta de las elecciones nacionales, que enfrentaría a Sergio Massa, de Unión por la Patria y Javier Milei, de La Libertad Avanza.
Frente a este eventual escenario de ballotage, los mismos candidatos asumieron la tarea de enfrentarse, polarizando sus propuestas. De todas formas, el candidato del oficialismo y el líder libertario encarnan de por sí dos modelos de país totalmente diferentes.
Desde Nota al Pie repasamos las principales propuestas económicas de cada espacio, desde cómo resolver la cuestión urgente de la inflación hasta el rol del Estado en la economía que defienden.
Milei y su modelo del libre mercado
Javier Milei, el economista que se define a sí mismo como anarcocapitalista, defiende con vigor las ideas del libre mercado. Sin embargo, va más allá de los postulados del liberalismo económico de la Escuela de Chicago, a las que adhiere, para poner en duda la legitimidad de la existencia misma del Estado.
Milei adhiere a la definición de la libertad como el “respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de no agresión, y en la defensa del derecho a la vida, la libertad y la propiedad privada”. En base a este postulado, defiende la idea de un individualismo extremo, donde toda intervención estatal es entendida como un ataque a la libertad particular.
Por esta razón, toda su proyecto económico gira alrededor del achicamiento del Estado. Según estipula su plataforma electoral, para llevar a cabo esta reforma radical se necesita un plazo de 35 años.
El principal objetivo de Milei es eliminar la inflación, problema central de la economía argentina, y para lograrlo considera que el primer paso es recortar hasta un 15% el gasto público, como parte del llamado “plan motosierra”.
El economista plantea en su diagnóstico que lo que llama “casta política” es lo que causa el empobrecimiento de la sociedad argentina. En este sentido, desprecia el valor de la moneda nacional, porque es emitida por “los políticos”. Frente a la pérdida de valor del peso y el ascenso del dólar como alternativa de ahorro en algunos sectores, Milei presentó la propuesta de la dolarización.
No obstante, a días de las elecciones este plan presenta más dudas que certezas, por las contradicciones en las declaraciones de Milei y su equipo económico. Hace apenas una semana, sostuvo que dispone de cinco alternativas para implementar la dolarización, y citó como ejemplo las medidas tomadas por El Salvador y Ecuador.
Luego, el día de ayer definió que su plan consiste en “eliminar el Banco Central, eso vulgarmente se llama dolarización. En realidad en dólares es como liquidás el Banco Central, después la moneda elegís la que se te dé la gana”. Además, estimó que tardaría entre 18 y 24 meses en bajar la inflación.
Al igual que el gobierno de Mauricio Macri, sus primeras medidas serían la apertura de la restricción cambiaria y el comercio internacional, la “baja de impuestos” (que no especifica cuáles), y la flexibilización laboral.
Posteriormente, como parte del plan de ajuste (el recetario típico de los gobiernos neoliberales que gobernaron la Argentina), propone la privatización de empresas públicas, la eliminación de la obra pública, el arancelamiento de las prestaciones de salud y la suspensión del financiamiento estatal a la ciencia y tecnología,
Para Milei, la Argentina tiene que volver a ser “el granero del mundo”, una potencia agropecuaria mundial. Resulta llamativo que simultáneamente afirma que logrará que el país “en 40 años se parezca a los Estados Unidos”.
Massa, en defensa de un proyecto de desarrollo
El actual ministro de Economía tiene sobre sus hombros el peso de más de un año de gestión, en los que no logró demostrar capacidad para reducir la inflación y controlar las fluctuaciones del tipo de cambio. El valor del dólar blue, que tiene un fuerte impacto sobre el sistema de precios, tocó el techo histórico de los $1000.
Frente a esto, Sergio Massa insiste en definir las causas de los preocupantes números de la economía, a saber: el impacto de la sequía en la acumulación de reservas en el Banco Central y el obstáculo que supone la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI), debido a que el organismo se arroga la facultad de exigir al gobierno medidas de ajuste para garantizar el pago de los vencimientos.
En la expectativa de ser elegido presidente, Massa anticipa que el panorama económico va a mejorar en el 2024. Esta afirmación se debe a que debido al aumento de las exportaciones del sector energético y la agroindustria (por la recuperación tras la sequía), el país podría alcanzar el superávit comercial.
Aquí reside uno de los puntos de mayor divergencia entre los modelos que defienden Milei y Massa. Este último, propone en su campaña que el Estado debe tener un papel preponderante en la economía, para promover políticas estratégicas de desarrollo inclusivo.
En este sentido, identifica que las problemáticas actuales encontrarían solución si se resuelve la restricción externa, esto es, la falta de divisas extranjeras que impactan en el valor del peso, las importaciones y, por lo tanto, en los precios al consumidor.
Por esta razón, desde Unión por la Patria defienden los proyectos de industrialización y exportación de litio con valor agregado, la exportación del sector agrario y el ahorro que supone el reemplazo de la importación de gas por la producción nacional y el transporte interno mediante el Gasoducto Presidente Néstor Kirchner.
Además, de su elección como presidente depende el potencial de la Argentina como economía emergente en el marco de los BRICS+, ya que Milei rechazó el ingreso del país a la asociación.
En conclusión, este domingo 22 de octubre, y eventualmente el 19 de noviembre, todo el país estará atento a cuál será el rumbo del país, no sólo durante los próximos cuatro años, sino en el mediano y largo plazo.