La República Popular China y la Federación Rusa se posicionaron sobre el conflicto entre Israel y Palestina, que continúa escalando. A su vez, Brasil, Sudáfrica, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y también las naciones de la región de Oriente Medio tomaron cartas en el asunto.
El desarrollo de la confrontación ratifica algunas estrategias pero avizora posibles articulaciones insospechadas.
En ese contexto, Nota al Pie analiza los discursos de acuerdo a la disputa geopolítica y la crisis internacional de poder.
China y su estrategia en Oriente Medio
El 9 de octubre se reunió el presidente chino, Xi Jinping, con congresistas de Estados Unidos. Allí, les propuso bajar las tensiones entre ambos para afrontar los desafíos sistémicos del planeta. El domingo, el canciller Wang Yi conversó telefónicamente con su homólogo, Antony Blinken, sobre la situación en Oriente Medio. De acuerdo con un reporte de la agencia Xinhua, el Ministro de Relaciones Exteriores del Partido Comunista Chino (PCCh) le mostró al funcionario de la Casa Blanca su oposición a la escalada militar entre Israel y Palestina.
Wang advirtió que el conflicto se intensifica continuamente y corre el riesgo de perder el control, y enfatizó el rechazo de Beijing a todo acto perjudicial para la sociedad civil a la vez que condenó cualquier violación del derecho internacional. En ese sentido, el canciller manifestó su preocupación por la declaración del ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, en relación a poner “un asedio completo a Gaza”. A su vez, Wang convoca a la ONU y su Consejo de Seguridad —del cual China y Estados Unidos son miembros— a construir un consenso internacional que garantice una resolución pacífica.
A propósito, el representante de China ante las Naciones Unidas, Zhang Jun, agregó que la intención de su país es apartar al grupo Hamás de las conversaciones de paz y coordinar directamente con la Autoridad Nacional Palestina.
El interés chino por coordinar una salida de acuerdo al derecho internacional se acompasa a su objetivo de contribuir para la convivencia de Israel con un “Estado Palestino Independiente”. De todos modos, el interés de base radica en la estrategia del PCCh de garantizar la paz en Oriente Medio para fortalecer el desarrollo económico que le permita prolongar su influencia comercial y reforzar su lugar como articulador estratégico.
Rusia y las posibles derivaciones del conflicto
Apenas Hamás atacó Israel, Rusia pidió tanto a israelíes y palestinos el cese inmediato de la violencia y el regreso a una mesa de negociación. La portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, se refirió en concreto al “bloqueo por parte de Occidente al trabajo del cuarteto de mediación internacional para Oriente Próximo en el que participan Rusia, Estados Unidos, la UE y la ONU”. Además, la funcionaria del Kremlin advirtió sobre la escalada de la tensión en Cisjordania: “Los riesgos de que el conflicto se extienda al área de la frontera entre Israel y el Líbano arrastrando a nuevas partes son altos”. Moscú no solo exige su lugar en una mesa por la paz, sino que alerta por una reacción bélica en cadena y descontrolada en la región.
En tanto, Vladimir Putin opinó al respecto. Poniendo de relieve el conflicto histórico entre ambas partes, el presidente ruso destacó que nunca se logró la creación de “una Palestina inmediatamente soberana” a la par del Estado de Israel. Asimismo, señaló que “el problema palestino está en el corazón de todos los que profesan el Islam” y que es necesario “reducir a cero las víctimas civiles”. Por otro lado, y en consonancia con Zarájova, planteó que la “expansión” del conflicto podría tener muy serias consecuencias, “incluida la esfera energética”. La diplomacia rusa adopta una posición neutral y no se apresura a apoyar a ninguno considerando el impacto que podría tener en Ucrania.
Los BRICS y la diplomacia de paz
Al concierto de posicionamientos internacionales también se han sumado el resto de los integrantes del BRICS: Brasil, India y Sudáfrica. El presidente brasileño, Luiz Inácio Da Silva expresó su preocupación por la población civil en la región pero también indicó la complejidad del bloqueo israelí a Gaza. Lula condenó los ataques terroristas y subrayó la importancia de construir un corredor humanitario. Este sábado, el mandatario brasileño se comunicó por teléfono con Mahmoud Abbas, Presidente de la Autoridad Palestina, y le recordó el reconocimiento de Brasilia al Estado palestino. También realizó un llamamiento a la ONU y la comunidad internacional para “poner fin” a la violación de derechos humanos en el marco del conflicto en la región.
Por otro lado, Sudáfrica prometió “solidaridad” con el pueblo palestino y convocó a una diplomacia respetuosa con el derecho internacional. El presidente Cyril Ramaphosa reforzó su “firme apoyo” a Palestina valorando su “lucha” contra la “ocupación y el apartheid”. Por último, India se solidarizó con las víctimas civiles y también propuso la construcción de una salida pacífica. El pragmatismo del primer ministro, Narendra Modi, expresa una histórica doctrina de neutralidad acorde a sus lazos comerciales con Tel-Aviv, pero también sus intereses regionales en una región arábiga convulsionada.
¿Unidad del mundo árabe e islámico?
El conflicto palestino-israelí supone un enorme desafío de carácter estratégico para las potencias de la región y el conjunto de los países en Oriente Medio. En primer lugar, tensiona las posiciones de Arabia Saudita e Irán. Si bien los saudíes wahabíes son aliados de Washington y el esquema Unipolar anglosajón, su reciente —e histórico— acercamiento a los chiítas iraníes, promovido por Beijing, y la defensa de la cultura árabe e islámica cambian su situación. Es en este marco en el que el presidente de Irán, Ebrahim Raisi, y el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, mantuvieron conversaciones para poner fin a los crímenes de guerra en contra de Gaza y fortalecer la unidad islámica en apoyo a Palestina.
Por otro lado, la reconfiguración del escenario geopolítico en Oriente Medio también depende de naciones como Siria, el Líbano y Egipto. En su confrontación con la unipolaridad, tanto los sirios cómo los libaneses defienden la posición palestina y denuncian el sionismo que motiva la estrategia política y militar de Israel.
En tanto, a Egipto le preocupa la masiva emigración de refugiados de guerra a su territorio, pero también protesta contra el Gobierno de Netanyahu por el bloqueo del paso de Rafah que junto a Jordania iban a utilizar.
Los estados árabes se orientan a subordinar sus contradicciones intrarreligiosas en defensa del mundo islámico amenazado por el occidente liberal.
En última instancia, también opera el factor geoestratégico. La riqueza energética de Oriente Medio es tan central que los países de la región la utilizan como elemento de presión. Qatar y Omán, por ejemplo, han propuesto interrumpir el transporte de petróleo en el Estrecho de Ormuz controlado por Irán, Emiratos Árabes Unidos y el propio Omán. Esto podría originar un alza en el precio del crudo a escala global, lo cual eventualmente desencadenaría una subida exponencial de bienes y servicios, tal como en Europa del Este con la comercialización de cereales. Si el conflicto en Gaza escala e incluye la participación de otros países árabes, se podría desarrollar una nueva crisis del petróleo similar o mayor a la sufrida en 1973, y que tuvo influencia directa en la reconfiguración del escenario geopolítico internacional.