Si hay algo que caracteriza y diferencia al Complejo Teatral de Buenos Aires, conocido popularmente como Teatro San Martín, de otros espacios culturales porteños, es ofrecer una cartelera teatral exquisita para un público nutrido y lleno de acervo cultural.
Bajo su imponente escenografía, que invita a quedarse perplejo y asombrado, se desarrolla actualmente un “Largo viaje de un día hacia la noche”, dirigida por Luciano Suardi. Cuenta con las actuaciones de Arturo Puig y Selva Alemán como protagonistas, y un gran elenco de actores: Lautaro Delgado Tymruk, Diego Gentile y Julia Gárriz.
Las presentaciones se llevan a cabo de miércoles a domingos a las 20:30 en la Sala Casacuberta de este popular espacio cultural porteño, inaugurado en 1960 (Avenida Corrientes 1530). Las entradas se pueden adquirir en la boletería del Teatro.
La obra está escrita por el dramaturgo estadounidense Eugene O´Neill (1888-1953), Premio Nobel de Literatura (1936), y cuyo estreno tuvo lugar por primera vez en Estocolmo, tres años después de su muerte.
El escritor más de una vez confesó que amaba Argentina (vivió algunos años aquí) y consideró a Buenos Aires como una de sus ciudades favoritas. Dicho detalle dimensiona el valor que poseé esta obra y su correcta difusión.
“Largo viaje de un día hacia la noche”se presentó previamente en el Teatro Regio (Avenida Córdoba 6056, CABA) en 2010 y se repuso en la Sala Casacuberta en 2011, bajo la dirección de Villanueva Cosse. En aquella ocasión, el elenco estuvo formado por: Claudia Lapacó, Daniel Fanego, Sergio Surraco, Agustín Rittano y Gimena Riestra.
Una historia tormentosa
“Largo viaje de un día hacia la noche”, gira en torno a la época de 1912, donde se abordan los conflictos de una familia norteamericana llena de frustraciones. Mary (Selva Alemán) poseé una adicción imposible de desarraigar, casada con James Tyrone (Arturo Puig).
Tyrone es un actor que ha pasado su vida haciendo giras sin poder formar un verdadero hogar, llevando frecuentemente a su esposa a dichos viajes, quien de joven soñaba con ser monja o concertista de piano.
Ambos tienen dos hijos, Edmund (Lautaro Delgado Tymruk) y Jamie (Diego Gentile), quienes consideran que la tacañería de su padre es la causa de muchos de los males de la familia.
Por otro lado, Edmund tiene talento con la poesía, pero está enfermo de tuberculosis. Jamie, por su parte, es obligado por su padre a dedicarse al teatro y es un tipo muy despilfarrador.
La joya teatral transcurre en la casa de verano de los Tyrone, desde la mañana hasta la noche del mismo día, muestra las expectativas de que Mary se recupere, pero los buenos deseos se van frustrando a medida que pasan las horas. Mientras tanto, salen a la luz tragedias del pasado, depresiones, resentimientos, decepciones y demostraciones de afecto.
Un enorme ventanal reflejará el paso del tiempo a través de las distintas luces del día. A su vez, una neblina incesante se disipa y vuelve a aparecer como ocultando y volviendo a mostrar los tormentos del vínculo familiar.
Diego Gentile: En primera persona como Jamie Tyrone
Nota Al Pie conversó con el reconocido actor de cine, teatro y televisión, Diego Gentile, quien se pone en la piel de una persona con un cúmulo de resentimiento hacia su padre. Detesta su profesión de actor, su escape es acudir a prostíbulos y su interminable gusto por el alcohol.
La obra del autor Eugene O´Neill es autobiográfica y según comentó: “la escribió con lágrimas y sangre”. ¿Cuál es tu opinión?
Siento que es una buena definición. Es una crueldad absoluta que decidió plasmar, porque creo que la base absoluta de esos vínculos es el amor, por eso es tan doloroso todo. Al haber amor se vuelve doloroso porque uno espera algo del otro, eso genera frustración.
Tu personaje es un tipo fuerte, el hermano que ama y odia con intensidad…
Absolutamente. Cargando además con un gran amor hacia ese hermano y una gran frustración. De hecho, mi personaje termina muerto en la vida real de cirrosis y es el que está más roto, más resentido, sobre todo en esa escena final con el personaje de Lautaro. Los personajes se ve como si tiraran su propia basura todo el tiempo, pero al instante, se dicen te amo por ahí, no tan literal pero con acciones.
Tu padre en la obra impuso que fueses actor como él pero no era tu pasión…
Él estaba viendo que mi personaje había tirado el guante muy joven. Se había empezado a dedicar al alcohol y quiso meterse en su mundo sin siquiera interesarse por ver si me interesaba. En esa época era algo tan del patriarcado y tan de un padre primer actor. Era más la idea de imponer que de escuchar.
¿Cómo te preparaste para meterte en la piel de Jamie?
Cuando las obras están tan bien escritas, que se te llena la boca con eso. Me apoyo en el texto, en la mirada del director y en el equipo. Obviamente, cuento con los demás actores y actrices que terminan de construir el personaje.
Un director como Suardi, da confianza, se fluye distinto. Uno no tiene miedo a equivocarse, por eso están los ensayos para llegar firmes y a jugar al sufrimiento cada noche.
De todos los papeles que has hecho en tu vida actoral, ¿cómo transitas el papel de Jamie?
Lo que tiene este es que primero al hacer teatro cinco veces por semana es como ir al gimnasio. La emoción se te estira hermosamente y poéticamente también. Lo transito primero con muchas ganas.
En un momento de tanta mediocridad cultural en general, es valorable que haya una obra así en calle Corrientes, accesible y con precios populares. Me parece que hace bien que el público levante la vara, eleve su techo. Y que uno, como actor, se llene la boca diciendo estos textos. Tránsito esto con puro disfrute.
Compartís espacio con un gran elenco, ¿se conocían de antes?
A Julia Gárriz, la había visto hace mucho en algunas obras independientes, pero no nos conocíamos personalmente. Con Arturo y Selva, obviamente sabía de su trabajo. Son actores que cuando era chico los veía haciendo sus unitarios y decía: “Qué maravilla, quiero ser actor para decir esos textos”.
Son unos compañeros hermosos. Los conocía de cruzarnos cuando hacía Toc Toc en el Multiteatro y estaban trabajando en distintas obras. Obvio que nos saludábamos, pero nunca habíamos trabajado juntos.
Con Lautaro si, es amigo. Realizamos una gira por México con la obra “Teatro Para Pájaros” de Daniel Veronese. Después hicimos muchas cosas más actoralmente, pero nunca un proceso tan intenso de tantas funciones por semana.
Una de las escenas más fuertes es la que tienes con Lautaro Delgado Tymruk, en ese momento crucial de cuerpo a cuerpo…
Esa escena tan fuerte que tenemos entre los dos hermanos la disfruto mucho. La gente cree que nos matamos, pero no nos lastimamos nada. Confiamos tanto el uno en el otro que es hermoso hacer la escena más emocional del personaje.