Esta semana, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, se desarrollará la primera Conferencia Latinoamericana de Radio en Cárceles. La actividad tendrá lugar el 4 y 5 de octubre, y contará con diversos paneles y oradores.
“Hacer radio es una oportunidad de interactuar y de ser escuchados”, afirmó una de las personas que participa del proyecto.
En este marco, el evento busca generar vínculos regionales entre los proyectos pedagógicos y de comunicación que se vienen llevando a cabo con personas privadas de su libertad, o que se vieron afectadas por el sistema de justicia penal. El objetivo principal es impulsar el trabajo en red en América Latina y fortalecer la comunidad global de radio en contextos de encierro.
La jornada convoca a docentes, profesionales y activistas que participan de la producción de programas de radio, podcast, edición de sonido y el dictado de talleres de comunicación radiofónica en contextos de encierro, así como a todas las personas que se interesen del tema. La inscripción ya está cerrada, pero las instalaciones de FM La Tribu y del Centro Universitario Devoto recibirán a más de 150 participantes. Además, se realizará una reunión virtual el día 3 de octubre para quienes no puedan acercarse.
¿Cómo nació el proyecto Radio en Cárceles?
La conferencia es una iniciativa nacida en conjunto entre FM La Tribu y Prison Radio International, una organización global que reúne proyectos de radio en cárceles con distintas características: algunos son impulsados por universidades, otros por radios públicas y otros por profesionales independientes.
Nota al Pie dialogó con Juan Pablo Parchuc, docente e investigador de la Universidad de Buenos Aires (UBA), en el área de teoría literaria.
“Ya tuvimos la oportunidad de hacer actividades relacionadas en el Centro Cultural Paco Urondo, y participamos de una conferencia internacional que se hizo en Oslo, Noruega”, dijo Parchuc.
Además, Parchuc dirige el programa de extensión en cárceles, y durante 15 años estuvo a cargo de las actividades académicas y de extensión de la Facultad de Filosofía y Letras en el marco del programa UBA XXII. Dicho programa tiene por finalidad garantizar el acceso a la formación universitaria a personas que se encuentran privadas de su libertad ambulatoria. Funciona en el Centro Universitario Devoto que alberga el penal y también en dos cárceles de Ezeiza. Allí, otros centros universitarios operan como sede y forman parte del programa.
“Como parte del programa de extensión en cárceles tenemos una línea de trabajo vinculada a la formación, a la producción de contenido. Damos talleres de edición, de música, de distintas cuestiones vinculadas a derecho, escritura y oficios culturales”, sostuvo Juan Pablo.
La propuesta de extensión universitaria en cárceles trabaja junto a La Tribu desde el 2017 y, desde entonces, proponen talleres de producción radiofónica, entre otras cosas. “A partir de esos talleres se generaron distintas iniciativas como, por ejemplo, un programa de radio que salió durante un año y una serie de podcasts que estamos produciendo ahora”, reveló el entrevistado.
Cambiar el modo de ver
Según el informe llevado a cabo por la Comisión por la Memoria, al mes de agosto de este año, son 54.307 personas las que se encuentran privadas de la libertad en el Sistema Penitenciario Bonerense (SPB). Este número representa un aumento del 6% con respecto al mismo mes del año pasado.
Del número total, un 50% de la población carcelaria se encuentra bajo modalidad de prisión preventiva o sin condena firme. El 94.5% de las personas detenidas son varones, mientras que las mujeres representan el 5.3% y la población trans el 0.2% restante.
Pero las personas no son números. Lo que sucede dentro de las cárceles es desconocido para la mayoría de la población o llega de modos erróneos. El acceso a la cárcel se da a través del noticiero o de ficciones que intentan hacer un retrato esquemático del contexto de encierro y que acaba por ser estereotipado y hasta discriminatorio.
“Nosotros pensamos que es importante escuchar su voz, leerles, ver qué opiniones tienen sobre el encarcelamiento, sobre el castigo, sobre la sociedad de la que forman parte como una manera de democratizar el acceso a la cultura y a la educación”, expresó Parchuc.
Asimismo, señaló que la misión está puesta en “cambiar la conversación pública que suele estar orientada en un sentido punitivista y que lo único que hace es profundizar las violencias que nos atraviesan”.
El rol clave de la educación
Juan Pablo sostuvo que parte del trabajo que realizan no está “solo en la cuestión de dar talleres”, sino que el objetivo es generar formas de acompañamiento para reclusos que tomaron la decisión de estudiar y para aquellas personas que recuperaron su libertad.
“Organizamos eventos, producimos publicaciones para sacar la voz de las personas encarceladas, porque es una perspectiva que no se suele escuchar”, aclaró.
Se suele decir que la cárcel funciona como escuela del delito, debido al contacto entre personas con experiencias en distintas actividades ilegales. Sin embargo, no se habla tan a viva voz de un relevante dato: las personas detenidas están insertas en un sistema signado por la corrupción y el delito, donde las condiciones de vida son lamentables, la comida es escasa y la higiene inexistente. Mejorar su situación dentro del encierro depende de ellos mismos y de sus familias.
Estudiar una carrera universitaria en la cárcel representa una posibilidad real de libertad mental y una oportunidad de no reincidir. Estadísticamente, la gran mayoría de las personas que estudian no vuelven a pisar un penal luego de recuperar la libertad. La cantidad de recluses que participa en la actividad universitaria crece año a año en las distintas dependencias donde la institución está presente.
“Escuchar en primera persona la experiencia de aquellos que pasaron por esas situaciones es una manera de abrir otro horizonte de posibilidad, de construir esas posibilidades colectivamente y tratar de generar una sociedad más justa e igualitaria”, manifestó Juan Pablo.En las jornadas del 4 y 5 de octubre participarán más de 50 proyectos de distintas partes del país y el resto de América Latina y el mundo. Durante el primer día habrá paneles con transmisión en vivo por el canal de YouTube de La Tribu, y el segundo se realizará una visita al Complejo Penitenciario Federal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.