Fernando Haddad, ministro de Economía de Brasil, alertó en el 18º Foro Económico de la Fundación Getulio Vargas, realizado en San Pablo, sobre una posible presidencia del candidato argentino Javier Milei. “El Mercosur está en riesgo, sobre todo por el próximo evento que podría ocurrir en nuestro principal socio comercial”, expresó uno de los dirigentes de mayor confianza del mandatario Luiz Inácio “Lula” Da Silva.
Nota al Pie analiza el posicionamiento de Haddad en un contexto de crisis internacional, el redespliegue norteamericano en la región y los niveles de coordinación entre el libertario y el ex presidente Jair Bolsonaro.
Mercosur en peligro
“No conocemos el alcance de la narrativa del candidato que lidera las encuestas en Argentina”, advirtió Haddad frente a empresarios brasileños congregados en una nueva edición del Foro Económico Fundación Getulio Vargas.
El ministro de Lula manifestó así su preocupación por la proyección del Mercosur, bloque económico integrado por Brasil, Argentina, Paraguay y Uruguay. Fue la Declaración de Foz de Iguazú entre el ex presidente argentino, Raúl Alfonsín, y su homólogo brasileño, José Sarney, el antecedente que sentó las bases de la fundación definitiva del Mercado Común del Sur en 1991.
De esta manera, con el objetivo de fortalecer la integración subregional a partir de la complementariedad productiva, el espacio estableció un arancel externo común y una zona de libre comercio al interior.
Sobre el foro económico en San Pablo
En esta ocasión, el 18º Foro Económico de la Fundación Getulio Vargas reunió a referentes empresariales, principalmente de la región de San Pablo, motor industrial de Brasil.
Lo paradójico fue que la alerta de Haddad se dio en un foro presidido por la Fundación cuyo nombre le rinde honor Getulio Vargas, ex presidente brasileño en la época de posguerra, y quien impulsó junto a Argentina y Chile el inacabado proyecto “ABC”, primer antecedente de articulación geoeconómica en América del Sur.
A su vez, otro dato importante es que hoy en día el eje industrial San Pablo-Río de Janeiro-Buenos Aires le otorga al Mercosur un valor geopolítico relevante, siendo el mayor productor de alimentos del mundo y de reservas energéticas.
En efecto, la emergencia político-electoral de Milei representa una amenaza para los intereses brasileños que impulsan el bloque. El candidato libertario no sólo se ha expresado en contra del bloque, adelantando que “lo eliminaría”, sino también señaló que, en caso de ser presidente, no haría “pactos con comunistas”, en alusión a Da Silva, entre otros.
En ese marco, Milei considera que el Mercosur es una traba para el desarrollo económico argentino. A propósito de la relación bilateral con Brasil, aclaró que “serán socios comerciales del sector privado”. Julio Bitelli, embajador brasileño en Argentina, refirió que “algunos de los temas planteados por ese candidato no ayudarían en nada a la integración regional y bilateral”.
Acuerdo Mercosur-Unión Europea, un factor de conflicto
De acuerdo al retroceso que podría llegar a generar un eventual triunfo de la oposición en Argentina, Haddad planteó en el foro la necesidad de concluir el acuerdo comercial con la Unión Europea (UE) como “antídoto contra medidas que pueden desorganizar la región”.
En ese sentido, el ministro de Economía de Brasil subrayó el compromiso del presidente Lula Da Silva en firmar el acuerdo este año, aunque reconoció que “todavía hay resistencia de la apertura del mercado por parte de Europa, que tiene sus propias dificultades”.
Tras dos décadas de continuas conversaciones, el 28 de junio de 2019 la UE y el Mercosur alcanzaron un acuerdo político general para sellar un pacto de libre comercio. Sin embargo, su resolución quedó pendiente por algunos aspectos técnicos y nuevas exigencias ambientales presentadas por los europeos este año.
En ese marco, la reducción de la deforestación de la Amazonía es uno de los puntos que la UE pone como condición al Mercosur, dejando en evidencia su interés por discutir una de las regiones estratégicas del sur del continente.
El planteo de Haddad también choca con la advertencia lanzada este mismo lunes por el flamante presidente paraguayo, Santiago Peña. En Asunción, el mandatario guaraní ratificó que no está interesado en impulsar las negociaciones con la UE a partir del 6 de diciembre, cuando su país asuma la presidencia pro témpore del bloque.
Desde su residencia presidencial, Peña reforzó que, en caso de que se frustren las negociaciones, él no las continuará. “Yo voy a dedicarle el próximo semestre a cerrar acuerdos con otras regiones del mundo”, adelantó el presidente de Paraguay, quien sugirió la posibilidad de explorar convenios con los Emiratos Árabes Unidos y Singapur, países desarrollados de Oriente Medio y el sudeste de Asia.
Dos proyectos estratégicos en disputa
El posicionamiento del gobierno brasileño frente a la burguesía paulista vinculado a la coyuntura política argentina también pone de relieve la crisis internacional que ha cambiado la correlación de fuerzas a escala regional y continental.
La división del esquema unipolar financiero y hegemónico a partir de la imposición del Consenso de Washington en los ‘90, el globalismo anglosajón con asiento en las cities financieras y el continentalismo norteamericano han condicionado el escenario internacional.
Tal es así que su ruptura generó las condiciones para la acelerada emergencia del esquema multipolar, sintetizado en los BRICS y otros espacios regionales que discuten la arquitectura financiera global y la gobernanza mundial.
En efecto, la fractura estructural al interior del Unipolarismo Financiero reformuló el mapa de alianzas desde el sur del Río Bravo y el Caribe hasta el Atlántico Sur y la Antártida. Además, al inicio de la segunda década del siglo XX, las derrotas de los principales gobiernos latinoamericanos que impulsaron espacios de integración como la Unasur, el Mercosur y la Celac, generaron condiciones favorables para el redespliegue norteamericano en América del Sur.
Sin embargo, su confrontación a nivel internacional con la fracción globalista llegó a tal punto que diversas fuerzas políticas con proyectos de integración recuperaron el gobierno a partir de alianzas tácticas con sectores globalistas. Las experiencias del Frente de Todos en Argentina, de Gustavo Petro en Colombia y del propio Lula Da Silva y su vicepresidente Geraldo Alckmin en Brasil demuestran estos nuevos marcos de alianzas desconocidos hasta hace una década atrás.
Un nuevo eje unipolar
En consonancia con el redespliegue norteamericano de los intereses continentalistas de Texas y el Comando Sur, figuras políticas como Javier Milei en Argentina, Antonio Kast en Chile, Jair Bolsonaro en Brasil y Eduardo Camacho en Bolivia han cobrado una fuerza especial.
Tal es así que, al igual que sus “aliados” regionales, el candidato libertario propone un realineamiento “con las democracias del mundo”, tomando de referencia a Estados Unidos, Israel o la Unión Europea.
Al compás del discurso fogoneado en la región sudeste del país conducido por Joe Biden, Milei rechaza cualquier clase de vínculo “con comunistas” como Venezuela, Cuba, Nicaragua e incluso China. Apalancado por la fracción continentalista, estos nuevos dirigentes liberales se orientan a romper cualquier instancia de integración regional que eleve el valor estratégico de América Latina en el concierto de naciones a nivel internacional.