Tras la aprobación del Parlamento de Grecia del proyecto de ley que reforma el sistema laboral e implementa una semana laboral de seis días y la jornada de 13 horas, miles de trabajadores tomaron las calles griegas en resistencia a la medida impulsada por el gobierno conservador de Kyriakos Mitsotakis.
Nota al Pie analiza la situación de caos en el país mediterráneo y los efectos de un consenso económico regresivo en Europa que desata crisis tras crisis en los últimos 15 años.
Protestas contra la reforma laboral
El Parlamento griego aprobó el pasado viernes la ley enviada por el Poder Ejecutivo que permite a las empresas de algunos sectores imponer un sexto día laboral por semana. Además, avala que les trabajadores que lo deseen puedan acceder a un segundo empleo a tiempo parcial de hasta cinco horas diarias junto a su trabajo principal de ocho horas al día.
El argumento del Gobierno nacional conducido por Mitsotakis es que esta ley eliminará las horas extraordinarias no declaradas y favorecerá la generación de empleo.
Miles de griegos y griegas se movilizaron en las calles en las ciudades más pobladas del país para protestar contra la nueva legislación en una huelga de 24 horas convocada por el sindicato de funcionaries a la que se sumaron trabajadores del transporte urbano, personal sanitario de los hospitales y docentes.
La ley establece que las empresas que impongan un sexto día laboral deberán pagar un 40% adicional sobre el salario diario. El gobierno explicó que esta dinámica se desarrollará de forma extraordinaria pero los sindicatos temen que se convierta en norma por falta de inspección laboral. “Nos convertimos en esclavos modernos”, expresaba una pancarta en la movilización.
A su vez, la legislación introduce contratos para los nuevos empleados de guardia que deberán acudir a su puesto laboral cuando la empresa lo requiera, siempre y cuando avise con 24 horas de antelación. Además, el derecho a huelga también peligra ya que bloquear las entradas o salidas de trabajadores se castigará con hasta seis meses de prisión y 5.000 euros de multa.
Asimismo, las empresas podrán despedir a un trabajador sin previo aviso o sin una indemnización durante su primer año contratado. “Deja la puerta abierta para trabajar hasta 13 horas al día y hasta que tengamos 74 años”, protestó el presidente del sindicato de les trabajadores del ministerio de Agricultura, Lambrini Chritoyanni.
Revés para el gobierno de Mitsotakis
La resistencia en las calles representa un claro retroceso político para el gobierno nacional. La fuerza política de Mitsotakis, Nueva Democracia, logró la mayoría absoluta en las elecciones de junio en las que triunfó con más del 40% de los votos y sus 158 diputados fueron suficientes para aprobar la controvertida ley. A pesar de su fuerte estructura política, el proceso de movilización dañó la legitimidad de un gobierno dispuesto a romper la legislación laboral de uno de los países más empobrecidos en las últimas décadas.
Kyriakos Mitsotakis encabeza su segundo mandato luego de un primer período entre 2019 y 2023. Relevó al histórico referente de Nueva Democracia, Andonis Sámaras, luego de la derrota legislativa en 2015, y desde aquel entonces fortaleció el posicionamiento de su fuerza quitándole apoyos a Amanecer Dorado, el partido griego neonazi. Durante su primera gestión aumentó el presupuesto militar y disminuyó los recursos sanitarios del país en un contexto de suma complejidad como la pandemia de Covid-19.
Acercamiento atlantista
Integrante de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Grecia elevó las tensiones con Turquía por las disputas territoriales en la región oriental del Mar Mediterráneo. Alineados a la estrategia del esquema unipolar, el país mediterráneo integró la lista de naciones que condenaron a Rusia por la invasión a Ucrania.
Asimismo, aceitó las conversaciones con la comisión directiva de la Unión Europea (UE) luego de un largo período de enfriamiento. Graduado de las prestigiosas universidades norteamericanas de Harvard y Stanford, Mitsotakis es el primer ministro griego en haberse dirigido a una sesión conjunta del Congreso de Estados Unidos.
De acuerdo al conflicto por la reforma, la ministra de Trabajo y Economía Social española, Yolanda Díaz, se pronunció preocupada por la iniciativa del gobierno griego. “Este es el camino de la involución: menos tiempo, vidas peores, economía low-cost”, expresó la funcionaria ibérica.
En tanto, su homólogo en Grecia, Adonis Georgiadis, provocó a Díaz sugiriendo “alguna orientación” para disminuir el desempleo en su país. La funcionaria española planteó que el modelo laboral que necesita Europa es el que garantice empleo de calidad, protección social y diálogo.
Un país golpeado por el Consenso de Washington
La movilización griega en contra de la reforma laboral del gobierno nacional se inscribe en una larga etapa de crisis cíclicas que afronta la nación helénica desde inicios del siglo XXI. La crisis de deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI) desde 2008 golpeó de manera crítica la economía de Grecia, sumado al impacto financiero que significó la caída de Lehman Brothers el mismo año. Desde entonces se han sucedido gobiernos socialdemócratas y neoliberales que no han realizado las transformaciones estructurales para revertir esta situación económica.
Junto a Portugal, Italia, Irlanda y España, Grecia forma parte de los denominados “pigs”, los países desarrollados de la Europa Occidental con los ingresos más bajos. De hecho, el índice salarial de los cinco países ha sido de los menores en el Viejo Continente.
Mientras Irlanda y Portugal aumentaron sus ingresos 28,8% y 17,6% respectivamente, España sufrió un descenso del 0,7%, Italia del 2,2% y Grecia un notable retroceso del 18,2%. Por el contrario, los países bálticos superaron el 100% de aumento en dos décadas y le siguen naciones de Europa del Este como República Checa, Eslovaquia, Eslovenia y Polonia, lo cual expone la incapacidad de los estados de la “Eurozona” de afrontar sus dificultades económicas.