Desde el pasado 25 de agosto volvió a la cartelera porteña, La Gran Renuncia, luego de dos exitosas temporadas en los barrios de La Boca y Mataderos. Una producción original del Complejo Teatral de Buenos Aires, bajo la autoría y dirección de Lisandro Fiks.
La misma es una versión libre sobre «La Fiaca» de Ricardo Talesnik. El elenco está compuesto por Laura Cymer, Abian Vainstein, Romina Fernandes, Lisandro Fiks y Gastón Cocchiarale, con la participación virtual de Luis Brandoni. Las funciones son todos los viernes a las 22:00, en el Teatro Picadero, Pasaje Discépolo 1857, Ciudad de Buenos Aires.
Esta tragicomedia sumerge al público en el agitado mundo laboral contemporáneo, donde la tecnología y la comunicación constante los mantienen atrapados en un espiral de continua disponibilidad. Esta versión moderna presenta una visión fresca y actualizada de los desafíos que enfrentan les trabajadores en la era digital. La trama se centra en un empleado de una empresa publicitaria, quien decide dar un paso al costado y rebelarse contra un sistema laboral que lo consume por completo. Su decisión de no ir al trabajo un día, apagar su teléfono celular y reclamar sus merecidas vacaciones por las horas extras trabajadas. Todo ello desencadena una serie de eventos que sacuden los cimientos de su vida y cuestionan la importancia de la conexión humana genuina en un mundo hiperconectado.
Esta nueva adaptación respeta la esencia de la obra original, pero con una astuta reinvención que la sintoniza con la sociedad actual. La obra arroja luz sobre la abrumadora avalancha de información a la que se está expuesto diariamente y la pérdida gradual de la comunicación real en medio del caos cotidiano. Este enfoque, tan relevante en nuestros días, convierte a la obra en un espejo en el que todos podemos vernos reflejados.
Un gran nivel actoral para cada personaje
Un acierto total en esta nueva adaptación es el elenco. Laura Cymer, en particular, brilla con su interpretación, regalando al público momentos memorables y provocando risas en una escena que merece una ovación de pie. Su capacidad para conectar con el público y transmitir las emociones del personaje es digna de elogio.
Sin embargo, no podemos pasar por alto el talento del resto del elenco, que ofrece actuaciones sólidas y coherentes a lo largo de la obra. Abián Vainstein, Romina Fernandes, Gastón Cocchiarale y Lisandro Fiks complementan de manera efectiva la dinámica del elenco, creando una experiencia teatral completa y satisfactoria.
La pieza también brilla en el aspecto técnico y artístico. La música original está compuesta por Daniel «Pipi» Piazzolla y el propio Fiks, y es un componente fundamental de la experiencia teatral. Ambos han logrado crear una partitura que se fusiona perfectamente con el tono de la obra, desde momentos de tensión y angustia hasta momentos de humor y liberación. El diseño de proyecciones a cargo de Juan Selva es una obra de arte en sí misma, y son un elemento crucial para transmitir la sensación de abrumadora invasión de información en la vida del protagonista. Asimismo, refleja la lucha interna del personaje principal y crea un ambiente visualmente impresionante que complementa la narrativa de la obra de manera efectiva.
Agnese Lozupone, responsable de la iluminación, merece un reconocimiento especial por sumar momentos emotivos y de suspenso en la obra con su herramienta artística. El diseño de escenografía y vestuario a cargo de Micaela Sleigh es un aspecto visualmente impresionante, ya que transforma el escenario en diversos lugares y situaciones de manera eficiente. El vestuario, por su parte, refleja con precisión la personalidad y la evolución de los personajes a lo largo de la trama.
La Gran Renuncia: en conclusión
La Gran Renuncia no solo entretiene, sino que también nos invita a reflexionar sobre la relación con el trabajo, la tecnología y la verdadera comunicación en un mundo cada vez más acelerado. Es una obra teatral que se destaca no solo por su narrativa y actuación sobresalientes, sino también por el brillante trabajo de su equipo técnico y artístico. La música, el diseño de proyecciones, la iluminación y el diseño de escenografía y vestuario son componentes esenciales que enriquecen la experiencia teatral y contribuyen a hacer de esta obra para comenzar muy bien el fin de semana.