De acuerdo a un informe realizado por el Observatorio de Economía Urbana del Centro de Economía Política de Argentina (CEPA), entre 2016 y 2023 se dio en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) una reducción del gasto público de más de $1.000 millones acumulados.
Nota al Pie dialogó con Mariano Veiga, Secretario General de la Asociación Gremial Interdisciplinaria del Hospital Moyano (AGIHM) y con Andrea Ramírez, enfermera del Hospital Ramos Mejía y actual presidenta de la Asociación de Licenciados en Enfermería (ALE), quienes comentaron cómo se observan las consecuencias de esta desinversión en los hospitales.
Para realizar este informe, tanto Juan Pablo Costa como Carlos Vaccarezza, analizaron la ejecución anual del presupuesto de la ciudad de Buenos Aires entre 2016 y 2022, el último disponible.
Según indicaron hubo “un fuerte ajuste entre 2016 y 2019, cercano a los 42.500 millones de pesos constantes, lo que implica un recorte del 10% del gasto en salud en tan solo 4 años”. Esto último debido a que el mismo pasó de ser de 433 mil millones de pesos a 391 millones de pesos, a precios de 2023.
Analizamos el gasto público de CABA entre 2016 y 2022. Hoy presentamos el Capítulo Salud:
— Centro CEPA (@ctroCEPA) September 12, 2023
➡️Caída de inversión pública de $6.000 millones a precios de 2023.
➡️Más de $1.000 millones acumulados sin ejecutar en todo el período.
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Además, precisaron que entre 2020 y 2021 hubo un pequeño aumento en el gasto de salud, al cual adjudican a la pandemia. En dicho periodo se incrementó en 85.000 millones de pesos y la participación de los gastos en salud dentro del presupuesto pasó de ser un 14,8% en 2019 a un 18,2% en 2021.
En tanto, durante 2022 la ejecución se redujo en un 11%, lo que equivale a casi 55 mil millones de pesos a precios constantes de 2023.
En diálogo con este medio, Andrea Ramírez, presidenta de la Asociación de Licenciados en Enfermería, resaltó la importancia del informe, ya que considera que “colabora con el conocimiento que tenemos que tener los trabajadores para tener esa conciencia de lucha que nos hace falta”.
Subejecución del presupuesto
En su trabajo de investigación, Costa y Vaccarezza analizaron los niveles de ejecución presupuestaria del Ministerio de Salud de Buenos Aires para deducir la subejecución correspondiente. En él observaron que “a partir del año 2018, se incrementa la subejecución, resaltando el año 2022 con una subejecución superior a los 260 millones de pesos a precios de 2023”.
Los autores le dieron especial atención a lo sucedido en 2020, en plena pandemia, cuando el Ministerio de Salud de la ciudad subejecutó más de 500 millones de pesos (a precios de hoy). En total, calcularon que, al sumar el presupuesto no ejecutado durante todo el periodo analizado, se perdieron un total de $1.126.000.000 de pesos a precios constantes de 2023.
Esto se relaciona con la falta de inversión para los hospitales. Por ejemplo, Mariano Veiga resaltó que, en el Hospital Moyano, las últimas inversiones que se realizaron en torno a la estructura hospitalaria fueron hace más de diez años y en estos últimos sólo se han parchado algunos problemas.
“La última gran obra que hicieron en los últimos cinco años fueron las veredas del exterior del Moyano”, indicó el secretario general del AGIHM.
Esta situación también sucede en los otros hospitales. Ramírez, quien se desempeña como enfermera del Hospital Ramos Mejía, agregó que “falta aparatología o se rompe y tardan en arreglarla”.
En ese aspecto, agregó: “A veces tarda tanto y están los aparatos parados y obsoletos porque se necesita plata para arreglarlo y no lo hacen”.
¿Qué pasa con los hospitales?
Según el informe de CEPA, en 31 de los 33 nosocomios porteños que analizaron se redujo el nivel de gasto y sólo en dos hubo un incremento. Tal es así que, algunos llegaron a tener un ajuste del gasto superior al 30% y los autores estiman que “el resultado es una caída de la inversión social en hospitales superior a los 36.000 millones de pesos a precios de hoy”.
Uno de los casos más extremos en cuanto a ajustes fue el Hospital Marie Curie, el cual sufrió un ajuste del 48% o 4.900 millones de pesos a precios de 2023. Entre los números sobresale que durante el 2017 el recorte fue de un 40%.
Quizás el último caso esté relacionado con que en 2018, el nosocomio fue uno de los cuatro hospitales, junto al Udaondo, Ferrer y el Instituto de Rehabilitación Psicofísica (IREP), a los que el Jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta quiso trasladar al predio del Muñiz, situación que fue impedida por les trabajadores.
La salud mental también fue una de las más afectadas. Tanto el Hospital Moyano como el Borda sufrieron una reducción grande del presupuesto. El primero perdió cerca de 2.000 millones de pesos (un 20%), mientras que el segundo casi 2.500 millones, lo que significó un 25% de recorte.
Conforme a lo que explicó Veiga, en el nosocomio de Barracas esta pérdida de presupuesto se nota mucho cuando observan que tienen “terrenos que se podrían aprovechar para invertir en salud mental, construyendo áreas de consultorios externos o servicios de rehabilitación”, pero que continúan en desuso.
No sólo tienen terrenos que no usan, sino también ascensores que no andan o se rompen cada dos meses. Esta es una de las consecuencias de la desinversión y subejecutación del presupuesto. Es plata que podría ir hacía cuestiones como rampas para mejorar la accesibilidad de personas con movilidad reducida o en aparatología, indicó Veiga.
“El Hospital Moyano debería tener un tomógrafo para un análisis de tomografía computada cerebral o resonancia magnética cerebral para analizar la mente de las personas del cerebro y no hay, no existe eso”, aseguró Veiga. Si necesitan usar uno tienen que hacerlo fuera del hospital con turnos imposibles.
En el caso del Hospital Ramos Mejía, la ejecución se redujo en 6,5% o 1.300 millones de pesos a precios constantes del año 2023. Sobre ello, Ramírez detalló que dicho ajuste acaba sintiéndose en la sobrecarga laboral. Por ejemplo, en sus compañeres, quienes habían entrenado específicamente en la pandemia y que fueron parte del ajuste porque “obviamente para achicar gastos los han despedido”.
Tanto Andrea como Mariano destacan que hubo un aumento en la cantidad de gente que se atiende en sus hospitales. Elles, a su vez, no pueden ser atendidas en su totalidad porque los hospitales no tienen el número necesario de profesionales para poder responder a tal demanda.
“Es enorme la cantidad de pacientes que se vienen a atender al hospital porque realmente hay gente que ya no puede mantener o costear su prepaga o porque hoy las obras sociales hacen recortes”, explicó la presidenta de ALE.
Por su parte, Veiga contó que, por esa demanda, en los consultorios externos del Moyano, servicio para que se atiendan las personas de forma ambulatoria, no dan turnos. Esto se debe a que “la cantidad de profesionales que son no da abasto con la cantidad de personas que atienden”.
Asimismo, les enfermeres vienen denunciando falta de profesionales en su disciplina desde antes de la pandemia. Además, el pasado 31 de agosto finalizaron los contratos de aquelles que habían ingresado durante la epidemia, razón por la que la mayoría de elles quedó fuera del sistema.
La falta de salarios dignos
En cuanto a la masa salarial, dentro del informe, observaron que el gasto en personal permanente se redujo en todos los años analizados, excepto en 2022, cuando se mantuvo. En este caso, la disminución fue de 32.000 millones de pesos, lo que significa una caída del 11%.
El problema salarial es otro de los dilemas sin resolver que se vienen cuestionando en cada una de las marchas por parte de les trabajadores de salud. La no solución de esto está fuertemente relacionado con la subejecución del presupuesto y los otros números que establece el informe.
Por ejemplo, durante la movilización del miércoles 13 de septiembre, el recorte salarial fue uno de los temas por lo que reclamaron les trabajadores. En ese aspecto, Veiga contó que, en el caso del equipo de salud y profesional, el atraso salarial es brutal.
Al mismo tiempo, resaltó que “una licenciada en enfermería de la Universidad de Buenos Aires (UBA), con el título de licenciada en enfermería de la UBA, cobra un cincuenta por ciento menos que un licenciado en psicología, o un licenciado en nutrición de la UBA”.
Esta última es una de las tantas luchas que mantiene la Asociación de Licenciados en Enfermería. Por ello, esperan que la Cámara de Apelaciones falle a su favor y desestime la petición de Fernán Quirós y Horacio Rodríguez Larreta en el fallo de primera instancia que las reconoce como profesionales. Si resulta positivo podría significar que se les duplique el salario a les enfermeres.