El botulismo alimentario es una intoxicación que se produce en el cuerpo humano por consumir una toxina que se encuentra presente en alimentos cotidianos contaminados. A modo de prevención, el Hospital de Clínicas acaba de difundir una serie de recomendaciones para ayudar a la gente a evitar estas comidas que fueron sometidas a procesos de elaboración inadecuados o una conservación incorrecta.
Esta bacteria, cuando se encuentra en un medio de cultivo adecuado para germinar, produce sustancias muy dañinas para el sistema nervioso, que se conocen como neurotoxina botulínica. El botulismo se desarrolla cuando las esporas de la bacteria Clostridium botulinum germinan en medios propicios y producen la toxina en ambientes sin oxígeno.
Por esta razón, se advierte prestar atención al almacenamiento de conservas caseras, enlatados y otros alimentos envasados o almacenados, aunque también puede encontrarse en productos cárnicos embutidos, ahumados o envasados al vacío. Es esencial prestar atención a las condiciones a las cuales estos productos fueron sometidos y si realmente son los indicados para este tipo de comida.
Para evitar estas complicaciones, se recomienda lavar bien los alimentos antes de ser ingeridos. Por otra parte, si son de conserva casera es vital asegurar una correcta esterilización del envase y ajustar las condiciones necesarias de mantenimiento a cada producto. Además, se recomienda leer la fecha de vencimiento y no consumir alimentos sin etiquetas o de origen desconocido o de dudosa elaboración.
¿Cuáles son los alimentos que pueden generar esta infección?
La nutricionista Andrea Purita, a partir de una consulta de Nota al Pie, nos informó sobre los alimentos en donde se pueden encontrar estás bacterias. Particularmente, suelen hallarse en conservas caseras sin etiquetar (chauchas, ajíes, espinacas, palmitos, berenjenas, tomates, espárragos, alcauciles y champiñones). También se desarrollan en embutidos de procedencia desconocida, quesos, pescados, mariscos y carnes de animales que fueron cazados.
Por otra parte, pueden ubicarse en los alimentos de conserva en donde latas estén abolladas, hinchadas o que presenten burbujas o espuma en el contenido. Finalmente, aparecen en vegetales y frutas mal lavadas, ya que estás bacterias se encuentran en la tierra y en el polvo; además de las especias, hierbas y tés, que pueden contener esporas de la bacteria.
Muchas veces estas bacterias no afectan a los adultos, pero en los menores de un año se pueden colonizar, germinar, multiplicarse y generar sustancias altamente tóxicas en el tracto intestinal. Por esto, hay que evitar darles miel a los bebés y muchos de estos alimentos.
¿Qué síntomas puedo presentar?
En general, se desarrolla en un organismo que no es sano, y los síntomas, según indicó Purita, pueden ser: falta de apetito; dificultad para tragar o para respirar en casos más graves; cansancio; constipación; náuseas, vómitos, cólicos abdominales al inicio del cuadro, visión borrosa o doble, caída de los párpados, dificultad para hablar, y parálisis o dificultad para moverse al avanzar el mismo.
Por eso, a la hora de realizar las compras, es importante que los productos sean de fuentes autorizadas, con su rótulo correspondiente donde figuran los números, RNE o RPE (Registro Nacional o Provincial de Establecimiento) y RNPA (Registro Nacional de Producto Alimenticio), que lo habilitan para ser considerado por la legislación como apto para el consumo y que lo diferencia principalmente de las preparaciones artesanales.