En el marco de su ciclo de entrevistas, Nota al Pie presenta una nueva edición de Entre Mates, el espacio que reúne a destacadas personalidades políticas y referentes sociales. El propósito de este ciclo es abordar temas sociales de gran relevancia, arrojando luz sobre asuntos que a menudo pasan desapercibidos.
En el cuarto episodio de Entre Mates, Pablo Mercau se sumerge en una conversación profunda con Gastón Levy, miembro de Inquilinos Agrupados. Juntos, explorarán las perspectivas y el impacto de la Ley de Alquileres en el mercado inmobiliario actual.
La problemática habitacional desembarca en Entre Mates
Durante su entrevista con Pablo Mercau, Gastón Levy hizo un repaso de la frágil situación que viven les inquilines en todo el territorio nacional.
Con su conocimiento del panorama inmobiliario, Levy arroja luz sobre una realidad incómoda pero crucial: en la actualidad, el poder del mercado inmobiliario eclipsa al del Estado. Un elemento clave en esta dicotomía es la presencia de una ley vigente, que se espera sea cumplida. Sin embargo, el mercado parece obrar en dirección opuesta a lo estipulado.
El análisis de Levy revela que el mercado inmobiliario opera en un espacio aparte del control estatal, rechazando en gran medida cualquier forma de regulación. Esta renuencia a cumplir con las regulaciones existentes refuerza la percepción de que el mercado inmobiliario opera en un estado de autonomía relativa, desafiando las normativas establecidas en beneficio propio. Como resultado, les inquilines enfrentan obstáculos sustanciales al buscar amparo legal y equidad en sus transacciones y acuerdos con propietaries e inmobiliarias.
La Ley de Alquileres, modificada en 2020, busca establecer un marco legal equitativo tanto para les inquilines como para les propietaries, por medio de la promoción de la estabilidad y la seguridad en las relaciones contractuales.
Dicha norma introdujo varios cambios significativos en comparación con la legislación previa. Uno de los más destacados es la extensión de la duración mínima de los contratos de alquiler. Anteriormente, los contratos solían ser de dos años, mientras que en la actualidad son de tres. Esto brinda mayor seguridad a les inquilines al permitirles establecerse a largo plazo en una propiedad.
Otro aspecto importante es la actualización anual de los valores de los alquileres, cuyo ajuste debe realizarse por medio de un índice vinculado a la inflación y los salarios. Esto evita aumentos abruptos y desproporcionados en los costos de alquiler y brinda previsibilidad tanto para les inquilines como para les propietaries.
Además, establece pautas claras para los aumentos de alquiler durante la duración del contrato. Los propietarios pueden aumentar el alquiler una vez al año, y el aumento no puede superar el índice de actualización establecido por el Gobierno. Esto busca prevenir abusos y asegurar que los incrementos sean razonables y acordes a la situación económica del país.
En cuanto a las garantías, la ley limita la cantidad que puede solicitarse a les inquilines en concepto de depósito de seguridad. Además, se establece la posibilidad de ofrecer garantías en distintas modalidades, como seguro de caución o garantía personal, lo que brinda flexibilidad a las partes involucradas en el contrato.
Desprotección inmobiliaria y crisis habitacional
Sin embargo, desde su implementación, la Ley de Alquileres ha estado en el centro de la polémica. Diseñada con la intención de brindar mayor protección a les inquilines, enfrenta una resistencia por parte del sector inmobiliario que genera tensiones que repercute en la disponibilidad de viviendas y en los derechos de quienes buscan un techo donde resguardarse.
Aunque presenta beneficios evidentes para les inquilines, la ley expuso una serie de problemáticas que comprometen su eficacia y aplicación. Uno de los principales desafíos radica en el aumento anual de los alquileres. Aunque esta medida pretende evitar incrementos excesivos y garantizar la accesibilidad a la vivienda, en la práctica, muches propietaries han optado por retirar sus propiedades del mercado. Este fenómeno ha contribuido a una creciente crisis habitacional, dejando a numerosas familias en situación de vulnerabilidad y sin opciones viables de alojamiento.
En este contexto, se vislumbra una marcada asimetría entre los derechos de los inquilinos y las prácticas de las inmobiliarias. Estas últimas, en ocasiones, aprovechan la necesidad habitacional y su falta de conocimiento sobre la ley vigente. Resultado de ello, se han observado casos de sobreprecios injustificados, inclusiones de «items locativos» no reglamentados y la imposición de contratos abusivos que limitan la capacidad de acción de los inquilinos.
Una de las preocupaciones más destacadas es la ausencia de un ente regulador eficiente que garantice la correcta aplicación de la Ley de Alquileres. La falta de supervisión adecuada ha permitido que ciertas inmobiliarias se aprovechen de los vacíos legales y la confusión, relegando los derechos de los inquilinos a un segundo plano. La necesidad de un organismo que vele por el cumplimiento de la ley y medie en casos de abusos se torna apremiante para restablecer el equilibrio en esta relación contractual.
Las presiones del mercado inmobiliario llevaron a las reformas planteadas de la Ley de Alquileres
En el complejo escenario, se ha evidenciado una tensión constante entre los intereses del mercado inmobiliario y la protección de los derechos de les inquilines. Esta tensión llegó a tal punto que se ha impulsado un intento de derogación de la ley en el Congreso, bajo la premisa de liberar el mercado de la “excesiva” legislación. No obstante, esta propuesta plantea cuestionamientos profundos acerca de los impactos que podría tener en la ya precaria situación habitacional.
El mercado inmobiliario, en su búsqueda por maximizar beneficios y reducir regulaciones, ha ejercido una presión constante sobre la Ley de Alquileres. La argumentación esgrimida por ciertos sectores es que la regulación vigente limita la “libertad” de les propietaries y desincentiva la inversión en el sector. Esta postura ha ganado eco y ha llevado a que la ley sea trasladada al Congreso para ser reconsiderada en su totalidad, algo que la oposición no logró y terminó planteando una reforma altamente perjudicial para todas las personas que alquilan.
Tal modificación, de ser aprobada en el Senado, podría desencadenar una serie de consecuencias negativas, especialmente para aquellas que ya enfrentan dificultades para acceder a una vivienda digna. La posibilidad de un mercado desregulado podría abrir la puerta a abusos por parte de inmobiliarias y propietaries, exponiendo a les inquilines a situaciones de vulnerabilidad aún mayores.
Es fundamental destacar que la problemática no radica en la existencia de la Ley de Alquileres en sí, sino en su implementación y supervisión. La ley tiene el potencial de brindar seguridad y estabilidad tanto a inquilinos como a propietarios, siempre y cuando se establezcan mecanismos adecuados para su cumplimiento y se fomente la transparencia en el mercado inmobiliario.
Sobre Entre Mates
Este proyecto tiene como objetivo establecer una plataforma para el diálogo y la reflexión, brindando un espacio a temas que, a pesar de su profunda importancia social, a menudo se ven relegados en medio de la crisis nacional actual.
Pablo Mercau lidera el programa, respaldado por un equipo de producción que trabaja para dar vida a una experiencia audiovisual única. La dirección del ciclo recae en Ricardo Gómez, mientras que la producción ejecutiva es responsabilidad de Javier Núñez y la producción general está a cargo de Carolina Forestano. Sabrina Arriola y Franz Appel Giordano Walter se dedican al montaje, asegurando la coherencia visual y narrativa.
Las cámaras son operadas por Gastón Sada y Facundo Esmereles, quienes capturan la esencia visual de cada episodio. Además, Nacho Souto se encarga de la producción musical, mientras que Gisela Ojeda, Victoria Caracoche y Pablo Orrego dan forma al guion, hilando cuidadosamente la narrativa de cada encuentro.
Sofía Grioli se sumerge en diferentes localidades para llevar las voces de los ciudadanos, mientras que Gastón Sada capta la perspectiva del termómetro social con su cámara. Completando este equipo, Sergio Zanck aporta a la producción y Melisa Aluen deja su huella en el diseño de arte, enriqueciendo la identidad visual del programa.
Entre Mates brinda voz a quienes buscan generar un cambio positivo en nuestra nación. A través de sus conversaciones con líderes políticos y otros referentes sociales, el programa se convierte en una fuente de información, inspiración y motivación. Al mismo tiempo, insta a la audiencia a participar activamente en la construcción de una sociedad más justa y equitativa.