Más allá del sangriento clima de violencia política e inseguridad social en la que se desarrolló la campaña electoral en Ecuador, el pueblo del país andino salió a votar masivamente y se prepara para volver a sufragar el próximo 15 de octubre, fecha en la que se realizará el balotaje. El pasado 20 de agosto, con los asesinatos de dirigentes políticos como telón de fondo, la participación electoral fue la más alta de una primera vuelta en las últimas dos décadas: ni más ni menos que el 82,26% de los electores habilitados acudieron a las urnas.
El resultado, al contrario de lo que marcaban las encuestas, fue sorpresivo. Si bien se esperaba que la candidata del Movimiento Revolución Ciudadana, Luisa González, fuera la persona más votada, nadie imaginó que el empresario Daniel Noboa se colocaría en segundo lugar con un 24% de los votos.
El correísmo, identidad política que lleva a González como cara de la renovación, sigue manteniéndose como la primera fuerza del país. En las últimas tres elecciones presidenciales, aunque no pudieron evitar el balotaje, las candidaturas del espacio liderado por Rafael Correa obtuvieron el puesto número uno en primera vuelta. Esto deja en claro que, a pesar de la persecución a este espacio en los últimos años, la centralidad del correísmo en la política ecuatoriana es inobjetable.
Por otro lado, en el espacio político neoliberal conservador, el empresario Daniel Noboa dio la sorpresa. El joven de 35 años, a pesar de que en la previa no aparecía ni cerca entre los favoritos, logró entrar al balotaje. Muchos analistas políticos coincidieron en que en el debate de candidatos Noboa logró un golpe de efecto que, sumado a una campaña donde se alejó del eje correísmo – anti correísmo, fue una de las claves para captar al electorado indeciso.
En este marco, el próximo 15 de octubre, en Ecuador volverán a estar en juego dos propuestas de país completamente distintas entre sí. Mientras el correísmo aspira a volver a impulsar un modelo de desarrollo con inclusión social, el empresario Daniel Noboa, a pesar de presentarse como un outsider, es la representación de la continuidad de un sistema económico ligado a los intereses empresariales y oligárquicos.
Economía e inseguridad, los temas que preocupan en Ecuador
En la campaña para la primera vuelta, sin lugar a dudas, los preocupantes niveles de violencia e inseguridad fueron los que marcaron la agenda del debate político. Hasta hace menos de una década, Ecuador era uno de los países de Sudamérica con la tasa de homicidios más baja, solo por detrás de Chile. Sin embargo, en la actualidad, la tasa de homicidios en el país andino se elevó a 30 por cada 100 mil habitantes, cifra que lo pone cerca de los niveles que manejan países de Centroamérica.
El fortalecimiento del crimen organizado, impulsado por grandes bandas criminales que controlan amplias zonas del territorio ecuatoriano, tuvo como contrapartida el debilitamiento institucional frente a esta problemática. Esto quedó dramáticamente demostrado con el asesinato de Fernando Villavicencio, uno de los candidatos presidenciales, a manos de narcotraficantes que operan en el país.
Por otro lado, otro de los grandes desafíos que tienen tanto González como Noboa es ofrecer un horizonte de esperanza en el plano socio-económico. Según las cifras presentadas por el Instituto Nacional de Estadística y Censos del Ecuador (INEC), en julio de este año la pobreza alcanzó a un 27% de la población, mientras que la indigencia se situó en un 10,8%.
La dependencia del país andino con el petróleo, que ha visto caer sus precios internacionales durante todo lo que va del año, complican el escenario económico. La poca diversificación del aparato productivo ecuatoriano, junto a una limitada capacidad de recaudación tributaria, hace que un impago de la deuda sea un escenario posible.