La sorpresiva victoria electoral de Javier Milei en elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) generó diversos análisis en el plano local. Sin embargo, la expresión de la crisis internacional en la región y en Argentina no fue la variable fundamental.
Nota al Pie dialogó con Gabriel Fernández, periodista de Radio Gráfica y director de La Señal Medios, quien se refirió a la proyección estratégica de los dos esquemas geopolíticos confrontados a nivel internacional.
En el marco del ascenso del multipolarismo y el declive del unipolarismo anglosajón hay dos vertientes de esta élite enfrentadas entre sí. Un sector globalista expresado por Biden y otro continentalista con asiento en Texas, el Comando Sur del Pentágono y la OEA. ¿El triunfo de Javier Milei ratifica el redespliegue de este último sector en América Latina?
Hay una continuidad de esa pulseada en medio de la transformación internacional que hablamos al comienzo. Por eso aclaré que es muy importante reconocer que estamos en un proceso riesgoso. Nos encontramos en una zona donde no queda claro si es más rentable para la humanidad crecer o decrecer. Estamos en un período en el cual determinadas acciones destinadas a absorber recursos productivos en beneficio del agujero negro pueda llegar a ser propagandísticamente como progresivo porque no se ha desovillado la lucha humana de manera aplena.
En América Latina este sería un intento norteamericano por resquebrajar la tendencia en la cual tuvo mucho que ver Argentina, por ejemplo, en Bolivia y Brasil. Esta inclinación es la modificación del signo de algunos gobiernos en zonas imprevistas y tradicionalmente hostiles como Chile y Colombia.
Además, está marcada por la persistencia y supervivencia de los gobiernos de Cuba, Venezuela y Nicaragua, que pocos años atrás nadie apostaba por su continuidad. La realineación del Mercosur es un dato muy interesante, así como también el diálogo con México hacia la configuración de una Celac que hoy tiene más incidencia sobre la zona.
Es decir, hay una tendencia y se busca que Argentina, como en otro momento se buscó a Brasil, sea el elemento que la quiebre. Por eso hay un golpe en Perú, donde se desplaza al genuino presidente Pedro Castillo.
La idea es insertar cuñas en el espacio americano, que le permita a Estados Unidos tener un juego adecuado y, además, metiendo la cuña en una zona de recursos naturales tan apreciable como es el sur del continente en general y Argentina en particular.
Vos dijiste que Milei expresa una profundización de los intereses del sistema financiero internacional, pero luego de su triunfo el FMI anunció un nuevo desembolso a Argentina por 7.500 millones de dólares y algunas firmas de capitales especulativos de Wall Street se mostraron escépticas sobre Milei, desgastándolo. ¿El candidato en realidad es Bullrich?
Patricia Bullrich, como el conjunto de Juntos por el Cambio, es una versión financiera previsible y estructurada que le resulta más cómoda al poder financiero internacional en el diálogo y en los acuerdos. Pero no van a dejar de presionar y negociar con todos los candidatos. Con Milei, con Massa y con Bullrich. No van a impedir que se desarrolle su objetivo de lograr el pago de una deuda externa impagable, injusta e innecesaria pero existente. No van a retroceder en su intento de injerenciar, de estar dentro del diseño de las políticas argentinas.
Por supuesto, la perspectiva de un Milei disruptivo siempre confunde a los seres humanos que tienen que encarar las negociaciones. Pero los intereses de fondo saben que necesitan tener un buen trato y una capacidad de exigencia que sea presentada por el dirigente sureño para poder garantizar la ligazón estructural de la Argentina y el pago de esas deudas externas extrañas que ha contraído nuestro país en manos del macrismo. Entonces sí, es probable, que para esos espacios una dirigente como Bullrich, de un partido estructurado como tendencia como es Juntos por el Cambio, expresa lo previsible mientras Milei sería lo contrario.
Pero dentro de ese marco la orientación es muy clara igual. Lo que diferencia a los tres candidatos, dos por un lado y uno por el otro, es el entorno social. Una cosa es tener que dar explicaciones ante bloques empresariales muy potentes y otra tener que darla ante bloques sociales que guardan su experiencia, su potencia y su capacidad de movilización.
Vos hablas de un impacto en el mediano y largo plazo del desarrollo multipolar, pero esta nueva realidad tuvo expresiones financieras concretas en la situación argentina como la activación del SWAP en yuanes con China para pagarle al FMI en lugar de utilizar reservas e incluso el eventual ingreso a los BRICS en la cumbre de la próxima semana. ¿Esto favorece las posibilidades de Unión por la Patria en la definición electoral?
Creo que se va ralentizando la toma de decisiones estructurales frente a la inmediatez de las elecciones. Ahí es donde el discurso de Unión por la Patria aparece atorado por las dificultades internas. Alberto Fernández firmó en marzo de 2022 la adhesión a la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Luego empezó a gestionar, primero por China y después por India, que mandó una delegación al país, la ostensible posición de Brasil, el ingreso al BRICS.
China en los foros internacionales lo define con claridad. Por un lado, considera la posición norteamericana y de sus aliados como antihistórica. No es solamente más justo tal cosa o tal otra. Como van en contra del desarrollo humano-científico-técnico y del proceso económico productivo en las distintas naciones que incorporan zonas sociales para sacarlas de las dificultades e insertarlas en los mercados, ahí tenemos un proceso efectivamente progresivo y ampliado por un sentido técnico profundo.
Sí, el mundo va en la dirección de la cual coparticipa el peronismo, que ha sido uno de los creadores de la idea, porque la Tercera Posición y la Comunidad Organizada combinadas explican buena parte de la multipolaridad.
El peronismo está en el marco no sólo del proceso internacional que va a derivar en un nuevo equilibrio mundial, sino en la gestación de ese mismo proceso, pero hay que saber narrarlo. Vos no tenes por qué pelearte con Estados Unidos, pero por supuesto no tenes que dejar de lado los grandes mercados euroasiáticos. Menos en inversión de infraestructura, clave en este momento. Cuando el pueblo argentino comprende, como se vio en la Segunda Guerra Mundial, toma la decisión adecuada.