Estas últimas semanas el sector libertario cuestionó la importancia del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Sin embargo, les especialistas demostraron, una vez más, su valor al lograr un avance en el estudio del recorrido que la insulina realiza en el cuerpo humano.
Las conclusiones de la investigación, que va desde los estadios iniciales de esta hormona hasta su madurez, permiten comprender el mal funcionamiento que da lugar a la diabetes y otras enfermedades. El estudio se centra en cómo la insulina alcanza la maduración, un factor poco analizado en este proceso.
Al respecto, la becaria del CONICET Pamela Toledo expresó: “Saber más sobre el funcionamiento de los mecanismos biológicos ayuda a entender también qué pasa cuando funcionan mal”. “En el caso de enfermedades, aporta la información necesaria para pensar en distintas estrategias terapéuticas”, agregó la integrante del Grupo de Biología Estructural y Biotecnología de la Universidad Nacional de Quilmes (GBEyB, UNQ), vinculado al Instituto Multidisciplinario de Biología Celular (IMBICE, CONICET-UNLP-CICPBA).
En colaboración con científiques de la Universidad Técnica de Dresde de Alemania, les becaries analizaron qué sucede antes de que la insulina llegue a los gránulos de secreción. Es decir, los cúmulos en los que se concentra dentro del páncreas cuando está lista para salir al torrente sanguíneo frente al ingreso de azúcares que ayudará a convertir en energía.
¿Cuál es la conclusión?
A través del uso de proinsulina, el equipo de profesionales analizó las etapas previas a la secreción de insulina para comprender las reacciones químicas que le dan lugar. Para ello, debieron utilizar grandes cantidades de esta materia prima, lo que generó un problema por su falta de disponibilidad y alto costo.
Por lo tanto, pusieron a punto una técnica de producción que les permitió obtener su propia proinsulina al adaptar algunos protocolos conocidos, para optimizar su calidad y alcanzar las proporciones necesarias para realizar el trabajo.
“Este fue uno de los logros de la investigación: la producción propia de proinsulina humana como materia prima para ensayos biotecnológicos”, expresó la autora de una investigación científica publicada en la revista Protein Science que explora las formas de organización de las moléculas de insulina.
“Además de lograr su expresión, tuvimos que purificarla y formar este patrón de anclaje característico de su plegamiento que, si no se logra correctamente, da como resultado otra proteína que no nos sirve”, detalló Toledo.
Lo que comprobaron es que la proinsulina es capaz de ordenarse en esos aglomerados por sí sola, sin que ninguna otra fuerza o componente de la célula la fuerce a hacerlo. Y además, vieron que los forma en diferentes tamaños dependiendo del pH, que va disminuyendo durante el proceso.