Luego de las extensas demoras que se vivieron en las elecciones concurrentes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) el pasado domingo 13 de agosto, el Gobierno de la Ciudad (GCBA) tomó la decisión en el día de ayer de “reconfigurar el sistema de votación” para las elecciones generales que se llevarán a cabo en octubre.
La jornada del último domingo, en la que se definió una reñida interna entre Jorge Macri y Martín Lousteau, estuvo marcada por las más de 2 horas de demora que les electores porteñes tuvieron que sufrir para registrar su voto en las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO).
La causa fue el desdoblamiento de los comicios, ya que se utilizó la tradicional boleta de papel para el sufragio nacional, mientras que la Boleta Única Electrónica (BUE) fue la elegida a nivel distrital. La mala organización de la gestión electoral, sumado a las preocupantes irregularidades de la empresa licitada para operar las máquinas, provocaron las interminables filas que se evidenciaron en todos los centros de votación.
La denuncia de la jueza María Servini
En las primeras horas del domingo 13 de agosto, la jueza María Servini denunció varias irregularidades y el preocupante “grado de improvisación con que se han manejado tanto la empresa contratada para la provisión e instalación de las máquinas de votación, como el propio Instituto de Gestión Electoral (IGE) de la Ciudad de Buenos Aires, evidenciando una impericia nunca antes vista en la organización y ejecución de un proceso electoral”.
La jueza elevó una nota a la Comisión Nacional Electoral (CNE) para hacer pública una situación que ya se evidenciaba en redes sociales durante los primeros minutos luego de la apertura de comicios. Tal fue el descalabro, que el horario de votación tuvo que extenderse oficialmente hasta las 19:30 en CABA, única jurisdicción que sufrió tal problema.
En los días posteriores, la jueza federal electoral sostuvo que volver a implementar la BUE sería “una burla a la ciudadanía” al “volverla a someter a condiciones denigrantes”. También emitió una dura advertencia al juez electoral porteño Roberto Carlos Requejo, al director del IGE porteño, Federico Fahey Duarte, y al presidente de la CNE, Alberto Dalla Via. Según la agencia de noticias Télam, Servini sostuvo en una nota que “la experiencia acumulada por la suscripta en más de 30 años como juez electoral, me obliga a advertir que no pueden realizarse nuevamente y en las mismas condiciones, los comicios del 22 de octubre”.
“Las autoridades de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires deberán reconsiderar su ingeniería electoral, dejando de lado las cuestiones políticas y diseñando un sistema pensando en facilitar a las personas el ejercicio del derecho al sufragio y así conseguirán, seguramente, una opción que funcione”, sostuvo de manera categórica, denunciando la maniobra del GCBA para influir en la interna a través de la metodología de sufragio.
Por último, Servini anexó un extenso listado de escuelas donde se registraron fallas en las máquinas de votación electrónica, percance que sufrió la propia candidata Patricia Bullrich. “Estos inconvenientes -repetidos en numerosas mesas y locales de votación y durante toda la jornada- transformaron esta elección, en los comicios más problemáticos y conflictivos de los últimos 30 años en esta Ciudad”, enfatizó.
La decisión del Gobierno porteño
Luego de las protestas de María Servini, la gestión de Horacio Rodríguez Larreta decidió dar marcha atrás con la utilización de la BUE. Según informó Télam, el GCBA “está trabajando en los cambios”, los cuales “serán anunciados en los próximos días”.
Aunque esté descartado el voto electrónico, los comicios se mantendrían concurrentes, por lo que les porteñes deberán votar con boleta de papel en dos urnas distintas, una para la elección nacional y otra para la local.
Por su parte, la IGE comunicó que “la BUE es un instrumento válido y ha mostrado sobrados beneficios en las elecciones PASO del 13 de agosto, pero luego de la decisión de la Justicia se encuentra abocado junto a las autoridades judiciales al diseño de un nuevo sistema”.
“Las demoras que se registraron el 13 de agosto en algunos casos fueron consecuencia de las dificultades que planteó la concurrencia con dos instrumentos, en otros por las demoras en las aperturas de las mesas, el alto ausentismo de autoridades de mesa y la no aplicación del sistema de voto simultáneo que se había aprobado para la ocasión”, se excusó el órgano de gestión electoral porteño.
Según un informe del IGE, se detectaron “fallas en 251 máquinas de votación de la BUE, de las cuales 166 se repararon en el momento y otras 85 tuvieron que reemplazarse”, casos que “representan menos del 2% de las más de 14.000 máquinas destinadas al operativo de la jornada electoral, por lo que no puede atribuirse a ello las dificultades registradas”.