El pasado miércoles, el presidente de la República Federativa de Brasil, Luiz Inácio “Lula” da Silva, expresó el interés por parte del gigante sudamericano para que el BRICS se expanda y que el Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), resorte financiero del espacio, incorpore a nuevos países.
Ante este escenario, desde Nota al Pie analizamos el rol protagónico que busca tomar el país sudamericano en los asuntos internacionales, en medio de la crisis económica y política mundial.
BRICS, un bloque que gana protagonismo
BRICS es el acrónimo del bloque económico integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, el cual representa el 22% de la superficie continental del planeta. El grupo, que además comprende el 42% de la población mundial, fue fundado en 2006 a partir de lo que se denominaba “economías emergentes” y desde entonces aportan un 50% al crecimiento del PBI global.
Como expresión de la cooperación del Sur Global, los BRICS se plantean como un espacio económico alternativo a formaciones como el G7, el FMI y el Banco Mundial, diseñadas y conducidas por los países angloamericanos y occidentales.
El bloque viene ganando protagonismo en la disputa geopolítica, expresando al esquema del Multipolarismo Pluriversal en ascenso frente al declive relativo del Unipolarismo Financiero, que se impuso en los ‘90 a partir del Consenso de Washington.
En efecto, hoy el BRICS atraviesa un proceso de debate que tiene como objetivo principal su expansión de cara a la XV Cumbre, a celebrarse en Sudáfrica entre el 22 y el 24 de agosto próximo.
De manera oficial o de modo informal, son más de 20 los países que expresaron su deseo de ser incorporados. Entre ellos potencias regionales como Irán, Egipto, Argentina, Nigeria, México, Arabia Saudita, Pakistán y Turquía.
Es en este marco que el presidente de Brasil defiende la entrada al grupo de naciones como Arabia Saudita, Argentina y Emiratos Árabes Unidos. “Creo que es extremadamente importante para nosotros permitir que otros países que cumplen con las demandas de los BRICS se unan”, planteó Lula este miércoles.
El jefe de Estado brasileño considera a la ampliación como una oportunidad para que el espacio que presidirá en 2025 siga acumulando poder geopolítico. En paralelo, Bolivia y Venezuela acaban de expresar su intención de integrarse al bloque, profundizando el viraje de América Latina hacia el Multipolarismo.
“Los BRICS son la fuerza dinamizadora del mundo multipolar”, señaló el presidente venezolano Nicolás Maduro. Sin embargo, a menos de tres semanas de la XV Cumbre, el proceso de debate al interior del BRICS no está saldado.
El viceministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Ryabkov, indicó que la definición de esa discusión depende de los criterios que se impongan, como podrían ser la cuestión económica y financiera, aunque también el peso de cada polo de poder en el nuevo orden mundial.
“Obviamente que yo no decido solo”, aclaró el propio Lula, quien junto a China e India están a favor de la incorporación de Argentina, por ejemplo.
Lula y el Nuevo Banco de Desarrollo
A su vez, las declaraciones de Lula se encuadran en el intento brasilero de re posicionarse en el tablero internacional. Luego del repliegue que significó la gestión en política exterior de Jair Bolsonaro, el tres veces presidente se posiciona como un gestor en diferentes frentes.
En América Latina es un claro impulsor de la reintegración política a partir del fortalecimiento de alianzas regionales como el Mercosur, la Celac pero también la Unasur.
Asimismo, en relación a la situación bélica en Europa del Este entre Ucrania y Rusia, Lula viene reforzando la necesidad de construir una mesa de diálogo para realizar una salida pacífica.
“Estamos encontrando a un grupo de personas que prefieren hablar de la paz que de guerra, y creo que va a funcionar”, subrayó esperanzado durante una rueda de prensa en Abu Dhabi (Emiratos Árabes Unidos).
De todos modos, el mandatario parece orientar todos sus esfuerzos en su confrontación contra la arquitectura financiera en crisis que se sostiene a partir del funcionamiento del FMI y el Patrón Dólar.
La presidencia de la ex presidenta brasilera Dilma Rousseff al frente del Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS ha envalentonado a Lula en el marco de la disputa internacional.
“Por primera vez, un banco de desarrollo de alcance mundial es creado sin la participación de los países desarrollados en su fase inicial. Libre, por lo tanto, de los grilletes y las condicionalidades impuestas por las instituciones tradicionales a las economías emergentes”, había vaticinado en la asunción de Dilma en abril.
El banco que contó en su inicio con una capitalización de 50.000 millones de dólares es la espada del esquema multipolar para profundizar la articulación con diferentes naciones y confrontar con las lógicas del FMI y el Banco Mundial.
En ese sentido, Lula señaló que el NBD debe “ser más generoso que el FMI y servir al desarrollo” de los países más pobres del planeta en lugar de asfixiarlos como sucede en la actualidad.
En paralelo, el presidente de Brasil es una de las voces principales que cuestiona la hegemonía del dólar como un mecanismo que impone condicionamientos políticos para las naciones en desarrollo. “¿Por qué no podemos comerciar con nuestras propias monedas?”, planteó tras su encuentro en abril con Xi Jinping.
Una nueva arquitectura financiera
También son varios los países que han solicitado su ingreso al Nuevo Banco de Desarrollo. Bangladesh, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Uruguay están en proceso de adhesión.
Por su parte, Roussef le adelantó a funcionarios nacionales que el ingreso de Argentina se anunciará en la próxima cumbre. De este modo, estos países podrían acceder a importantes créditos internacionales, de vital importancia para afrontar procesos de deuda externa con bonistas privados o el propio FMI.
Los países que integran el BRICS vienen desarrollando una política dual a nivel global. Por un lado, reivindican el sistema de Naciones Unidas y el conjunto de instituciones que ya han sido creadas al término de la Segunda Guerra Mundial, como el Fondo y la OMC.
En una estrategia de no implosionar los espacios de los que participan, aúnan esfuerzos para construir reformas que expresen las necesidades de los diferentes actores y la nueva realidad geopolítica.
La dinámica de la crisis internacional demuestra que el Multipolarismo Pluriversal transita un proceso de expansión de sus espacios de referencia, como sucede con la incorporación de Irán a la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS).
Estos se manifiestan también en los nuevos acuerdos como el que suscribió Turquía junto a Rusia, Irán y Siria en Oriente Medio. En el plano económico-financiero inversiones y créditos para financiar obras de infraestructura ligadas a los intereses de base de cada nación.
En este sentido se destacan la Iniciativa de la Ruta y la Franja a partir de la cual se ha desarrollado infraestructura energética, agraria, industrial, comercial y de transporte, sobre todo en Oriente Medio, Asia Central y África.
Por el contrario, el Unipolarismo Financiero viene sufriendo un retroceso en el orden internacional. La crisis de la Unión Europea (UE) se pone de manifiesto con la incapacidad de Francia y los países centrales de sostener su influencia en África; la debilidad estructural de la OTAN de resolver favorablemente el enfrentamiento en Ucrania y su desesperación por mudar la confrontación al Asia-Pacífico.
En ese escenario, los países miembros del BRICS proponen mayor protagonismo de África, Asia y América Latina en espacios como el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
A propósito, Lula planteó que el G7 “no debería existir”, ya que su “forma de discutir política” no corresponde al desarrollo geopolítico actual y que debería ser absorbido por el mecanismo del G20 que Brasil presidirá en 2024.