Argentina actualmente cuenta con 15 proyectos avanzados de Litio. Entre ellos se encuentra Sal de Vida, que tiene como objetivo la explotación de Litio en Catamarca. Ubicado en el denominado Triángulo del Litio (Chile, Bolivia y Argentina), alberga aproximadamente el 60% de las reservas del metal en salmueras.
Recientemente, la Corporación Financiera Internacional (IFC), miembro del Banco Mundial (BM), comunicó que otorgarán un préstamo a la empresa australiana Allkem de hasta USD 180 millones para la construcción de la planta y desarrollo del proyecto.
Catamarca, en la mira de las empresas extranjeras
La inversión por parte de la IFC tendrá contemplado USD 100 millones y hasta USD 30 millones en fondos movilizados. Asimismo, se espera un préstamo paralelo adicional de USD 50 millones, organizado por la corporación, para completar el paquete de financiamiento total.
Se estima que la planta de salmuera de litio, que se encuentra a 4.100 metros sobre el nivel del mar en el Salar Hombre Muerto, producirá aproximadamente 15.000 toneladas anuales.
Ahora bien, para el 2030 nuestro país busca posicionarse como el segundo productor global, cubriendo el 20% de la oferta total. En materia de recursos, Argentina tiene el 2% de la producción global de oro, el 3,3% de la plata y el 6,2% del litio.Sin embargo, la Agencia Internacional de la Energía estima que, en el año 2030, el abastecimiento del litio debe multiplicarse por siete para alcanzar un escenario de cero emisiones netas en 2050.
En el comunicado de prensa de la IFC, el director general, Makhtar Diop, explicó que este proyecto “fortalecerá la posición de Argentina como uno de los principales productores de litio del mundo, y ayudará a establecer altos estándares de sostenibilidad para la industria minera de litio».
Nuestro país representa el 35% de los recursos mundiales de litio y el mismo lugar en reservas. A los ojos de les inversores y las empresas extranjeras es el lugar perfecto para explotar dichos recursos. No obstante, no se tiene en cuenta el impacto ambiental del mismo.
“Esta es la primera vez que el financiamiento de un proyecto de minería greenfield se estructura como un préstamo verde y vinculado a la sostenibilidad”, manifestó el director general de la Corporación Financiera Internacional.
El litio y el negocio de la explotación
El proyecto Sal de Vida, ubicado en Antofagasta de la Sierra, es el sitio elegido para obtener Carbonato de litio y Cloruro de Potasio. Si bien allí la vida útil es de 40 años, para aprovechar los recursos deberán utilizar el método de bombeo-evaporación.
Este método consiste en extraer constantemente el agua de la salmuera, evaporarla en piletones y luego transportarla a una planta química. Una vez llegado al lugar, se aplican solventes y agua para realizar el proceso de filtrado.
En nuestro país este método se utiliza en la Región de Atacama 1 y 2, en Jujuy y, en el Salar del Hombre Muerto. En este último yacimiento catamarqueño se lleva a cabo el Proyecto Fénix.
Pese a la discusión que surge sobre la explotación de recursos naturales a nivel global, la extracción por medio de la evaporación tiene otro problema detrás. La polémica reside en que este método utiliza grandes cantidades de agua provenientes, por un lado de acuíferos, y por otro, de las plantas de agua que son para consumo.
Para una referencia aproximada, la extracción y la evaporación de litio usaría alrededor de 2 millones de litros de agua de salmuera, por lo que, si se pretende extraer 600.000 toneladas de litio, se requerirá 1.2 billones de agua potable.
La región de Sudamérica es un sitio clave para el negocio de la explotación minera, y una zona de grandes ventajas y pocas consecuencias para los grandes inversores. Argentina posee mucho potencial para el desarrollo de estas actividades, pero, sin dudas, el impacto ambiental y las alteraciones socio-ambientales no entran en las prioridades de las corporaciones.
Entre más dinero ganen las multinacionales y más proyectos económicos tenga el país, el Gobierno flexibilizará sus leyes y priorizará las inversiones antes que sus tierras y sus recursos. Una vez más, la falta de seguimiento por parte del Estado deja al descubierto que solo importa llenarse los bolsillos sin considerar la devastación territorial.